El poema, cualquiera sea su metraje, o ausencia del mismo, siempre emerge con tiempos, ritmos, sonoridad, que a veces aún oculta, genera un tono que impregna la percepción del mismo. En el texto escrito, habitualmente, además de los versos, marcan los tiempos, si se quiere la respiración, algunos signos propios de la escritura. En este libro, no hay mayúsculas, excepto los títulos, puntos ni comas, u otros signos gráficos, y significativamente sólo se utilizan guiones, que más que marcar una pausa, indican un concepto subordinado al hilo de la descripción o sucesión de impresiones.
Lo que parece antiguo, por su composición o elementos, cuando se utiliza en un presente deja de ser pasado. Se puede entender como un recurso para acercarse de una manera exacta a ese presente que parece superarlo.
La primera sección del libro está determinada por la palabra Neorromántico, en una alusión más que al movimiento artístico, a una caracterización de un tipo de afecto: reposo i me oscurezco/ en códigos que regresan/ desde un antiguo exilio. La utilización de la i, en todo el texto, reafirma la alusión a un tiempo pasado, donde, hasta principios del siglo XX se utilizó en castellano. Este signo no hace sino reafirmar el expreso intento de ubicar la utilización de una lengua en apariencia en otro espacio.
El poema alude al amor o afecto perdido, añorado y definitivo en la constitución del sujeto: temblor que me atrapa/ en el eco de una frase cruda encorvada/ de muerte ciega muerte i nada más. Este, incluso se define a sí mismo: en un pequeño rincón/ me refugio de la inexplicable/ afición a la melancolía.
Avanzadas las diferentes partes del libro, la conciencia de estar en un estado de enamoramiento se explicita, estableciendo una distancia entre el sentir y la percepción del mismo: la comparsa del recuerdo/ en el pulso de la sangre/ en la otra latitud/de un sueño poderoso/ que no se rinde a mi piel/ desde un adiós sin título. Esta es una de las características relevantes, pues el texto, inmerso en su estado, al unísono tiene conciencia del lenguaje, temporalidad y condición de quien escribe: la fe es mi escondite válido/ mudo pero traidor/ una fuerza que desaparece/ cada vez que se transita/ en el centro de la tempestad.
La clara conciencia de trabajar como escritor, de elaborar lo que se quiere transmitir desde lo leído, construyen un presente que hace evidente su componente literario: lo mío cae abrupto en pie/ me asaltan en lecturas/ de anarquistas poetas/ condenado viaje tropo/ sintaxis interna del contorno/ rara manifestación. Reafirmado luego, críticamente, con: no estoy en ninguna parte/ reitero lugares comunes/ i plagio en conjuros.
La característica antes señalada permite al mismo tiempo soslayar el ensimismamiento, e insertar lo materialmente cotidiano en tiempo actual y espacio concreto: visiblemente sudado/ pierdo de vista los edificios/construcciones en mármol/están yacen aquí.
La interpretación un rol un solo gesto/ en la creación i no más en lo posterior/ a ella menos aún sea posible la reencarnación/ o el renacer no siendo uno el mismo/, muestran la autoconciencia, haciendo más intenso el afecto descrito: la poesía la sostengo en el recuerdo/ reciente de regreso a casa/ en la planicie herida del primitivo vernáculo/ en una composición entregada resuelta/ quizá alejada que me distorsiona me resigna/ en el acto con nada de fe para tanto agnóstico/ con tantos cadáveres a cuesta con tanto luto/ en el grabado del oficio del quién soy yo/ pensando en hacer escarnios sobre alguna/ obra publicada que no cubre la prédica/ el destello en mi despedida/a través de un poema.
El sentimiento que se construye desde y en el poema, también define al sujeto que lo emite: veo pasar ánimas de mi/ ociosas e incongruentes/ a un lugar a un rumbo/ al que no quiero que lleguen. Y remarca tal condición: cada día y desde lo eterno/ de los días regreso al mundo/ i pienso en lo que he soñado/ tal vez sea un ejercicio/ para descifrar mi despedida.
El libro culmina notablemente con: aprendí de la carne al verbo/ de la obra al concepto/ del concepto a la palabra. Ello porque en el uso de una lengua y tiempos aparentemente otros, asume su condición de construcción de un estado afectivo, brutal y dolorosamente presente, que es posible hacer presente considerando su generalidad y el medio, en este caso único, el poema, de ser vivido.
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La comparsa del recuerdo
Sobre libro ZURDO (80 páginas), Marcelo Sepúlveda Ríos (Chile),
Editorial Letra Clara, Colección Anguita, diciembre de 2023
Por Carlos Cociña (Chile)