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Una crítica, sobre la crítica

Por Cristian Cruz

 

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Qué es criticar un libro o una poética. Exactamente, no lo se muy bien, realmente no lo sé. Se me ocurre, que se trataría de la captación de las ideas profundas  que nacen del libro o poética.  De escarbar, de ubicar al lector panorámicamente hablando, para que éste deguste de mejor manera  lo leído. ¿A qué se viene esto? Trataré de ser breve. Por años he leído, o  más bien dicho, he tenido que soportar los comentarios de González Barnert. No se si con la intención de encontrar un milagro sobre lo que escribe o de encontrar un milagro en mí, para encontrar brillo en sus escritos.  En cuanto a lo primero, creo que ya no tiene vuelta, son años y años de escuchar la misma cantinela, es como una fotocopia cuando comenta libro tras libro. Seriamente no se podría tomar en serio cosas como: la extraordinaria maestría y potencia de su labor poética, su estirpe de poeta mayor, su delirante libro de los libros, con que cierra un instante los ojos y abre un lugar insoslayable en todo panorama actual de la poesía chilena.”  O “autor conciente de su oficio, imaginativo, cuidadoso como un manipulador genético con la materia del lenguaje, con su canon literario –siempre evolutivo y descentrado en cuanto lecturas y referencias, donde somete, en definitiva, su palabra, a altas temperaturas, a un proceso exhaustivo de refinado, en pos de una criatura nueva.” Si fuera así entonces el autor de este libro, Guajardo Thomas, estaría en el Olimpo. Conozco en Ernesto Guajardo  y se que es un poeta  trabajador, con estilo, con idea. Pero la pregunta es,  ¿Podrá Ernesto Guajardo Thomas, cargar con la palabrería exagerada, con la chapa del gran poeta de Chile.? Creo que ni Guajardo se cree el cuento.

Lo malo de todos esto, es que González  Barnert  repite este discurso una y otra vez, en cada nota , en cada libro, en cada reseña. Es así que su opinión es inválida y creo que muchas veces invalida al poeta comentado. No hace un bien, hace un flaco favor, un equívoco favor.

Y para que vamos a decir la manía o la tontera de aplicar terminología que nada le aportan a la idea que quiere esbozar, veamos: “Guajardiana, colación, sin posibilidad de tapar el sol con un dedo,  libros que sobrepasan toda reseña, tercian, onderos, Guajardo es demodé, campamento base.” Y así suma y sigue, es infinita la verborrea lanzada por  González Barnert.

Ahora bien, por qué mi crítica,  es porque conozco al autor del libro y conozco a González Barnert. El primero no tiene la culpa, los libros están ahí para que los leamos y hagamos  lo que se nos venga en gana sobre ellos. Al segundo, el crítico, por años en mi calidad de lector, le he dado la oportunidad para que haga y deshaga en torno a la poesía que me interesa, es decir en los libros comunes que creo, leemos. Pero también es cierto que existe una verdad personal, una guía que ordena literariamente  mi punto de vista. Entonces puedo decir; basta, basta ya González Barnert, por favor, detén esta masacre de mal gusto para comentar libros. Tal vez no eres comentarista de libros, aunque quisiste serlo. Como poeta creo, lo haces bien. Y  si, es cierto, dirán algunos que mi comentario es resentido, pero al yo escribir comentarios de libros, he tratado desde lo más hondo de mi corazón, no dañar al autor del libro que comento.  Quizás no sean asertivos mis comentarios, pero pucha que he tratado que cuidar al autor del libro, su integridad literaria, y no tiene porque un poeta comentado sufrir  los  errantes delirios de quien presume ser un iluminado comentarista. Además quien soy yo para destruir un camino poético. Hazme caso González Barner, en serio, tus comentarios  literarios no son buenos, son pésimos.



 

 


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