Apoyado en Pablo
Entre el Pentágono, que eructa, entre pirañas,
entre ortúzares, buitres y merinos,
entre el gangster del Tacna y el insigne cretino,
vienes volando.
Bajo las tumbas confidenciales de Lonquén,
bajo los obreros congelados en la Pesca,
bajo los últimos extertores en la Dina,
vienes volando.
Más abajo, entre niños sumergidos,
izquierdistas ciegos y doncellas rotas,
más abajo, entre congrios y cadáveres,
vienes volando.
Más allá de la sangre y de los huesos,
más allá del pan, más allá del vino,
más allá de tu vómitos postreros,
vienes volando.
Sobre escuelas, saqueos y farmacias,
sobre gabrieles, paletas y rufianes
y Carlos Prats puntualmente hecho pedazos,
vienes volando.
Junto a la patria donde Allende crece,
con frías manos turbias en silencio,
con lentas manos de recuerdos rojos,
vienes volando.
Entre obreros desaparecidos,
al lado de torturas y de coimas,
al lado de las cunas ahogadas,
vienes volando.
Entre frascos de aspirina muerta,
entre anillos de coronas sollozando,
goteando en tus bolsillos y haciendo venias,
vienes volando.
Sobre jaimes guzmanes y maracos,
sobre tumbas, puñales y gilmores,
vestido de asesino y en pelotas,
vienes volando.
Sobre un cementerio solo tuyo,
donde tus pobres regimientos se extravían,
mientras la lluvia de tu mierda cae,
vienes volando.
Mientras la sangre de tus dedos cae,
mientras la pus de tu familia cae,
mientras tus víctimas y tus genuflexiones caen,
vienes volando.
Sobre el insomnio en que te derrites,
corriendo Moneda abajo, incendio abajo,
mientras tu corazón absorbe dólares,
vienes volando.
No estas ahí rodeado de gorilas,
ni los pobres huelguistas de Clotario,
y los emputecidos huesos de Bonilla,
vienes volando.
Oh, pelele mío, Oh, general mío,
Oh, traidorzuelo vestido de cadáveres,
sí, es verdad, tanta sangre en tus cabellos,
vienes volando.
Sí, es verdad tanta sombra persiguiéndote,
sí es verdad tantos estudiantes muertos,
tanta región oscura con lamentos,
vienes volando.
El pogrom negro de tu paraíso
abre el Mercurio de cabrón y esputo
para barrer la sangre donde te hundes,
vienes volando.
Hay soplones y parrillas y un frío de amor muerto,
y quejidos y garras y torturas quemadas
y un olor de milicos pudriendo y una bandera sucia,
vienes volando.
Allí está tu edecán la muerte, bajo de noche y te oigo
venir marchando bajo el mar sin nadie,
bajo el mar de sangre oscurecida,
vienes volando.
Oigo tus desfiles y tus abrazos nauseabundos
y la sombre de Allende te salpica
como champagne rubia ensangrentada,
vienes volando.
Vienes volando solo, solitario,
solo entre muertos, para siempre solo,
vienes volando sin tumbas y sin huelgas,
sin azúcar, sin pan, sin patria, sin zapatos,
con seis mil ojos fatales ya comidos,
extendido en el aire de tu muerte,
vienes volando.
Caracas - Merida, octubre de 1979
Paris, mayo de 1980
