El famoso Premio Alfaguara de novela, creado por Camilo José Cela, y el cual se otorga cada 28 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Pío Baroja, fue conquistado este año último por un hispanoamericano: el chileno Carlos Droguett.
El autor de la obra premiada, «Todas esas muertes», no era hasta ahora suficientemente conocido por el gran público en España. Hace apenas unos meses, Miguel Arteche ofreció una conferencia sobre la obra de Droguett en el último ciclo organizado por el Instituto de Cultura Hispánica. Pero con este «lanzamiento» que implica un premio de la categoría del Alfaguara, es de confiar en que el nombre de Carlos Droguett se haga familiar a los lectores españoles interesados en conocer la mejor novelística hispanoamericana.
Droguett no es un novel. Su libro «Sesenta muertos en la escalera», que lo presentó como novelista —era conocido por su labor periodística desde hacía algún tiempo— al público de Chile, es de 1953. Ya se vio ahí que nacía un escritor con ideas propias sobre el estilo y sobre la técnica de narrar. Se vio, además, que era amigo de las parábolas trágicas, a lo Kafka, y que sus grandes temas eran la violencia y la muerte. En Droguett hay violencia hasta en el lenguaje; no en el empleo de vocablos violentos o groseros, sino en la sintaxis, en la manera de escribir, conversacional, muy libre; con apariencia de antiliteratura, pero muy literario en el fondo, como ocurre con la prosa de Baroja. El punto y aparte no ha sido hecho para consumo de Carlos Droguett.
Doce años después de «Sesenta muertos en la escalera», apareció «Patas de perro». Aquí entramos en el reino de la alucinación kafkiana presentada como un hecho normal. Con la misma naturalidad con que Kafka presenta a Gregorio Samsa convertido en insecto, Droguett presenta a Bobi nacido con patas de perro en lugar de las extremidades que habitualmente traen las personas al nacer. Y como ocurre en Kafka, hay en este libro de Droguett una metafísica de lo terrible, expuesta con aire de parábola inofensiva.
Entre «Sesenta muertos en la escalera» y «Patas de perro», aparecieron «Cien gotas de sangre y doscientas de sudor», y «Eloy», considerado por muchos como el mejor libro de Droguett. Sea o no el mejor suyo, que esto es cuestión de opiniones, hay que reconocer que fue con «Eloy» con lo que definitivamente conquistó Droguett un puesto entre los principales de la novela chilena actual, Ya tenía gran prestigio como cuentista, que había dado en el periódico «La Hora» lo mejor de sus cuentos, Francis de Miomandre tradujo estos al francés para «Les nouvelles literaires» y «Cahiers du sud».
En 1965, con «Patas de perro», Droguett reafirmó su gran personalidad, sus peculiares dones literarios. Ese libro está en la línea de las grandes alucinaciones de esta época. En 1967 publicó dos obras: «Supay el cristiano» y «El compadre». Tenía inédita la novela «Todas esas muertes». La envió al premio Alfaguara, y salió vencedor. Como ocurriera unas semanas antes en el Premio Planeta, compitieron hasta última hora un novelista español y un novelista hispanoamericano. En el Planeta fueron Marcos Aguinis, argentino, y Luis Castresana, novelista español de primerísimo orden. En Alfaguara 70, compitieron hasta el final Angel Palomino con su obra «Torremolinos Gran Hotel» (por el título y por el tema se recuerda «Gran Hotel» de Vicki Baum), y Carlos Droguett con su «Todas esas muertes». Con esta nueva victoria de un hispanoamericano se reafirma la leyenda o realidad del «boom» novelístico de aquel área, que tantas polémicas ha despertado y despertará todavía. Habrá o no un «boom», pero el hecho indubitable es que la actualidad novelística está siendo acaparada de manera pertinaz por los autores de allende el océano. Paralelamente con la noticia del premio de Droguett, las librerias españolas mostraban como gran novedad un libro de otro chileno importantísimo: José Donoso. «El obsceno pájaro de la noche» refuerza mucho los argumentos en favor del «boom» novelístico hispanoamericano.
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com El novelista chileno Carlos Droguett, premiado en España
Publicado en MUNDO HISPÁNICO, N°275, 1971