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Locura y poesía de Carlos de Rokha

Por Rodolfo De Los Reyes Recabarren
La Prensa, Curicó 6 de julio de 2006



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Perteneciente al controvertido y prolífico "Clan De Rokha", una familia dedicada al arte en todos sus estilos, encabezada por uno de los poetas mayores de Chile, Pablo De Rokha y por su esposa Winett De Rokha, poeta casi desconocida, pero de primer nivel, junto a siete hijos todos dedicados a la poesía y a la pintura, donde sobresalen los pintores José y Lukó De Rokha, junto al escritor Pablo De Rokha hijo, y desde luego Carlos De Rokha, poeta que no pudo tener mejor ascendencia literaria.

Carlos De Rokha, fue muy conocido en los círculos del grupo surrealista "La Mandrágora" donde participó y escribió una abundante obra poética de alto nivel y calidad. Sin embargo para Carlos fue difícil abrirse paso en las letras, sin ser reconocido por el apellido de su padre, que desde luego despertaba más odiosidades que amabilidades, en consecuencia le era difícil validar su propia obra, cuyo estilo estrictamente personal posee una propuesta sólida y única en ese momento.

Su niñéz

De niño el poeta fue un ser extraño y diferente a los demás, alucinado en la búsqueda de lo distinto, de lo atípico, de lo ajeno a lo común y cotidiano, su hermana la pintora Lukó De Rokha recuerda que cuando aún no llegaba a los diez años, desapareció del hogar misteriosamente, alarmando a sus padres, en especial a Pablo De Rokha que llegó a pensar en un atentado en su contra, lo que lo obligó a movilizar a la policía y a todos los poetas y escritores amigos de De Rokha, sin hallarlo en ninguna parte. Días después apareció harapiento, entumido y con un hambruna feroz y así se estableció la verdad de los hechos. El pequeño Carlos extasiado con las caricaturas de Tarzán y sus aventuras en la jungla, quiso emularlo y para ello decidió internarse en los pastizales del cerro San Cristóbal, para vivenciar las aventuras de su héroe de historietas.

El poeta

Posteriormente ya en la adultez cuando era un ilustre miembro de los círculos literarios de la capital, Carlos De Rokha consagra su vida fervorosamente a la escritura y a la vivencia en todas sus dimensiones; su hermana Lukó, señala que Carlos asumía la vida como un gran poema de numerosas consecuencias y aristas metafóricas, desde los actos más cotidianos, más pedestres, pequeños y domésticos, constituían, según Carlos, materia trascendente y sustancial para el soplo poético que convertía todo en un inmenso, intenso y absoluto poema. Comer era poético, beber era poético, dormir, vagabundear y observarse en el espejo también era poético. Carlos De Rokha asumía la vida como una forma de poesía y en este sentido chocaba contra los sólidos muros de contención del gris orden burgués, la racionalidad del sentido común de los hombres, en una sociedad donde la poesía ya es la subversión de la lógica y del orden.

A diferencia de los poetas mandragorianos como Enrique Gómez Correa, Teófilo Cid y otros cercanos, que realizaron tratados apologéticos de la locura como otra forma de descubrimiento del laberinto de la mente y creación humana, Carlos De Rokha, la experimentó no como un padecimiento nefasto sino que encauzando el torrencial de lo sublime, presente en otros estados de realidad y contemplación para generar una patente obra poética, plasmada en 24 libros, de los cuales sólo se pudieron publicar nueve. Esto en los 42 años de vida que tuvo nuestro poeta que nació en santiago en 1920, realizando el "ritual de oro" de todo poeta maldito que se respete, auto aniquilándose en 1962, llamado como "El Rimbaud chileno". Al respecto, el poeta y artista multifacético, Enrique Lihn señala:

"La correlación existente entre el desequilibrio psíquico de Carlos y su poder de configuración poética es clara y precisa aunque se de, es claro en el orden de una oscuridad sustancial, de la capacidad, del misterio de lo humano. Los declamatorios llamamientos a la crueldad, al crimen -retórica de los años mandragorianos- aparecen en la poesía de Carlos, transfundidos en sensualidad compulsiva  que se sublimara a ratos, en el lujo mismo de las construcciones e imágenes verbales, en los movimientos múltiples, evasivos algunos, apenas audibles, pero vivos y reales de un psiquismo torturado, o en el arrebato de la angustia".

Manifiesto

Pero en el campo de la poesía, Carlos De Rokha se manifiesta como un poeta de honda voz y vasto alcance, tal vez eso sí dice Lihn en la sensualidad convulsiva de lo prohibido, así en su arte poética, manifiesto estético y a veces político-poético, Carlos De Rokha pregona a todos los vientos.

"Las llamas conservadas/ dulcemente/ ellas hacen impenetrable/ ese desierto que transcurre como un ángel/ en olas de reposo por igual delirio/ ví sus pies de fuego/ de encantamientos sangrientos/ con este himno que no sabe su voz sobre las playas de mi sueño".

La opinión de Teillier y la obra de Carlos De Rokha

El poeta lárico Jorge Teillier señala a Carlos De Rokha como un maestro de poetas, en especial para aquellos que incursionan en los mundos subreales. En ese ámbito De Rokha publica una vasta obra como ya dijimos, quedando la mayoría de sus creaciones sin publicar. La desaparecida Editorial "Multitud" que tanto ayudó a la cultura nacional, en un ambicioso proyecto, bajo el título de la colección El Orden Visible, intentó publicar la obra completa de Carlos De Rokha, logrando editar el primer volumen de una trilogía, donde se condensan los siguientes títulos: "Dones de Promisión", "Fundación de los sueños", "Avance de la red Luminosa", "El Juego de los Peligros", "El Gran Júbilo", "Los Arcos Trémulos" y "La Revelación del furor".

A esto hay que agregar, que el joven bardo ganó en forma consecutiva los Juegos Literarios Municipales "Gabriela Mistral" que organizara la I. Municipalidad de Santiago en los años 1961 y 1962, siendo editadas las obras ganadoras en dos libros "Memorial y Llaves" de 1961 y "Pavana del Gallo y el Arlequín" de 1962.

La ingrata muerte

Lamentablemente el libro no pudo verlo publicado ya que antes de aparecer en una excesiva dilación de la imprenta, Carlos deprimido y angustiado por muchos temas tomó la macabra determinación de acabar con su vida después de una larga y dolorosa enfermedad psíquica, que lo llevó a la total locura.

Su padre, pablo De Rokha, profundamente afectado por la muerte de su querido hijo, escribió una hermosa y dolida carta póstuma a manera de elegía titulada "Carta perdida a Carlos De Rokha", que es también un profundo ensayo poético, su última frase es patético reflejo de su dolor y vacío espiritual que produce la muerte de un ser querido:

"Adiós, Carlos De Rokha, hasta la hora en que no nos volvamos a encontrar jamás, en todos los siglos, de los siglos, aunque sean vecinos de vestigios, los átomos desesperados que nos hicieron hombres"

Epílogo

Finalmente a modo de conclusión, debo decir que Carlos De Rokha ha sido una de las grandes voces poéticas de su generación y del surrealismo chileno, tal vez porque su búsqueda poética no era afición sino que forma de vida y cuya vocación lo hizo cruzar el umbral, desde la racionalidad a la oscuridad, en busca de las musas subterráneas de la poesía, a la manera de Mallarmé, Rimbaud, o el mismo Conde de Lautremond. Su desconocimiento y escasa figuración no apaga el fulgor de sus poemas para siempre vivientes. Leamos este poema de su libro "Avance de la Red  Luminosa"

Círculos de cielo

Una mano detenida en el vacío
La bella amada por un espectro
El río corre en el fruto
Las jóvenes jirafas
O bien una alfombra tendida de árbol para el paseo de los acróbatas
Sobre el follaje negro de este día espléndido placer de todos
Por mí reinaría para siempre
Pues ya yo he soñado un azar
Que todo niega todo obliga a su desquite



 



 

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