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Breve muestra de la poesía de Vicente Cervera Salinas

Presentación de Luis Correa-Díaz


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Nacido en la ciudad manchega de Albacete (España), Vicente Cervera Salinas estudió en la Universidad de Murcia y se doctoró con una tesis sobre la poesía de Jorge Luis Borges. Desde 1990 es profesor de literatura hispanoamericana en su Facultad de Letras, consiguiendo la Cátedra en dicha especialidad en el año 2004, con un estudio sobre la presencia del mito de la Beatrice dantesca en las letras hispanoamericanas.

Su trayectoria poética se inicia en 1993 con De aurigas inmortales, poemario donde plantea la revisión del concepto de epístola amorosa con personajes históricos del mundo literario y que fuera prologado por Antonio Colinas, recibiendo el accésit del Premio Internacional América de Poesía ese mismo año. Su segundo poemario aparece en 2001, fue publicado por Vitruvio, y recibió el título de La partitura. Un poemario extenso, dividido en siete secciones, y en el que predomina la recreación lírica de una trayectoria espiritual atraída a modo de partitura musical. En 2003 la editorial Verbum estampa El alma oblicua. El poemario fue traducido al italiano y editado en 2008 por Levante Editori, L´anima obliqua, con prefacio del hispanista italiano Gabriele Morelli. La traducción francesa, L´âme oblique, apareció en 2010, bajo el sello francés Les Editions du Paquebot, y en 2012 se edita en Brasil Alma oblíqua, traducido al portugués y editado por Terracota. En 2010 publica Escalada y otros poemas, en Verbum, con un poema-prólogo de José Emilio Pacheco. El libro cuenta ya con una primera reimpresión, en marzo de 2011. En 2013 aparece la primera edición crítica de su poesía, en un volumen antológico en edición bilingüe italiano-española, traducida y editada por los profesores Marina Bianchi y Mario Benvenuto. El título de la edición es Figli del divenire. Antología poética 1993-2013, ed. Iride, grupo Rubbettino.

La obra poética de Cervera figura en diversas antologías de poesía hispánica contemporánea, como es Epitafio del fuego, obra editada en 2006, donde comparte espacio con poetas argentinos, mexicanos, chilenos y españoles. En 2008 apareció en una antología de poetas mexicanos, argentinos y españoles nacidos en la década de los años sesenta, Animales distintos. También figura en una antología de 25 poetas españoles traducidos al francés, Inuits dans la jungle, nº 1. En 2011 varios poemas traducidos al italiano se editaron en la revista internacional Poeti e Poesia, dirigida por Elio Pecora.

Entre sus múltiples recitales y participación en festivales poéticos, cabría resaltar el IX Encuentro de Poesía Iberoamericana, en octubre de 2006, en Salamanca, que tuvo a José Emilio Pacheco como invitado especial; el XVI Maratón de Poesía La pluma y la palabra, organizado por George Mason University, en Washington DC, en abril de 2008, con lecturas en la Biblioteca del Congreso, como representante español junto a José Carlos Mestre; las II Jornadas de Formación del profesorado de Español, en junio de 2009 en la Nueva Universidad Búlgara de Sofía, donde se presentaron algunos de sus poemas en español y búlgaro, la 4º edición de Primptemps de Poètes, celebrada en Luxemburgo en abril de 2011, y los recitales integrados en el festival internacional La mar de músicas, celebrados en Cartagena con Colombia (2010) y Perú (2013) como países invitados, donde compartió lectura con autores como Piedad Bonnett o Rodolfo Hinostroza.
 

Argumentos del bardo

Fiel al compromiso de “romantizar el mundo”, sé que la poesía es no sólo un lenguaje, sino un estado de conciencia y de espíritu. La poesía rememora verbalmente momentos e instantes de gran intensidad, que pretende recrear para que así el tiempo aúne sucesión y éxtasis, quietud y fluencia. La poesía es hermana y amante de las demás artes: se deja fecundar y es fecundada por la imagen sellada, por el ritmo musical, por la voluntad cinceladora, por la construcción arquitectónica y por el conocimiento que aspira a la sabiduría. Concreta lo abstracto, visualiza lo invisible y patentiza la circunstancia hasta convertirla en sustancia eterna, transportando el misterio a través de sus versos y medidas, de sus rimas y metáforas, de sus juegos e ironías. La poesía es un modo de estar en el mundo: atento y abierto al suceso, al rapto amoroso, al detalle singular. Y también es un modo de ser y una aspiración al devenir: a lo permanente que fundan los poetas, al desconocido rumor que captan sus sentidos, a la razón que no olvida la locura, a la inconsciencia que no desdeña su verdad, a las edades fugaces de la vida en abrazada armonía. Su destino es un continuo renacer en rostros aún sin nombre y sin fechas. Son incontables sus días. VCS.

 

 

A LOU (1889)

¿El espíritu? ¡Qué me importa el espíritu! ¡Qué me importa el saber! Sólo a
los impulsos doy valor, -y juraría que éste es un rasgo que poseemos en común.

F. NIETZSCHE

La hojarasca es soberbia y engañosa
porque en ella
prende el fuego con violencia
y con súbita bravura
y con fruición. Mas pronto cede.

Sólo a aquél resiste el tronco.
Y en su sólida materia
se habitúa persistente.
Y las lenguas lo acarician contra el tiempo
y su cuerpo les revela
llama a llama
la promesa y la amenaza de su amor.

(De aurigas inmortales, 1993. Ed. V Centenario. Murcia)

 

 

LA PARTITURA

Diestras son las manos y veloces, cuando
el organista emprende itinerarios del sonido.
Toda la tensión del cuerpo hace presa en los acordes,
sobre modulaciones, y entre las armonías.
Incluso la presión inquieta de sus pies
hace pensar, al arrobado espectador, que nada
será ajeno; ni una fibra, ni una arteria,
ni siquiera aquella célula que pronta está a expirar
escaparán a su atención febril, que alimenta
y que cautiva en plenitud todo su ser. Lo verás
como el perpetuo esclavo en la aventura que vendrá.
La aventura que trazó otra mano aún más diestra:
partitura hecha de símbolos eternos
y de una entonación universal. Y así, el artista
se aprisiona con el fin de liberar la nota muerta,
el silencioso pentagrama que hace entrega
de sus dones al oficiante consumado.

No imagino una manera más rotunda de hallar
una metáfora a mi búsqueda perpetua.
Son las manos que presiento sobre el cuerpo
adormecido. Es la ofrenda, el ofertorio,
el silenciado contrapunto que mi espíritu atesora
y que espera enriqueciendo el pentagrama de mi vida.
Sin saber si ha de llegar aquel artista
que interprete, absorta su mirada en mis acordes,
los fraseos musicales que forjé y dejé descritos
bajo claves, armaduras y furtivas variaciones.
A la intensa partitura que inventé con entusiasmo
y con pasión, y que hoy reposa en el atril
de la destreza.

(La partitura, 2001. Ed. Vitruvio. Madrid)

 

 

ARRIÉSGATE

Arriésgate si reconoces raras
las respuestas que recorren los ríos
y las ramas. Si ruedan desvaríos
en las rocas y se enredan las caras
del rostro arrepentido; si reparas
y revisas los relojes tardíos,
y te encuentras riquezas y amoríos
que ya no rinden sus razones claras,
recuerda: es que el riesgo te reclama.
Al retoño renacido, arrójate;
al rencor renuncia, que nunca hermana;
al reflejo repentino, entrégate;
no resguardes el rigor de la trama
que resta soterrada: Arriésgate.

(La partitura, 2001. Ed. Vitruvio. Madrid)

 

 

TUS LABIOS DE PIEDRA

Condescendí al misterio.
El abrazo del tilo y tus
labios de piedra. El mármol
vetusto fue así encarnado
por un término nuevo,
y en los míos se retuvo un
sabor delicioso, nunca antes
conocido: el roce erótico
del tiempo. La madera como
piel grabada. Y el busto
colosal, recinto lábil de todos
los secretos, que abrió mi voluntad.
Condescendí a tu forma.
Se mudaron para un nosotros
jamás imaginado los rigores
esculpidos y los besos
tallados. Al filo de mis
dedos, sopesé las líneas cálidas
que un artista modeló. Dibujé
tu piel marmórea bajo
yemas encendidas. El espacio
se hizo tacto. La corteza recobró
su ser: fue un tallo tierno y
movedizo. La aparente frialdad
de la materia transfiguró
su vientre opaco y fue traslúcida
en mis manos. Condescendió
la dicha a visitarme. La
robusta caricia del tilo y
de piedra viva, tus labios.

(El alma oblicua, 2003. Ed. Verbum, Madrid)

 

 

ANTE LA EXCELENCIA

“Ante la excelencia, sólo cabe el amor”,
declaró Friedrich Schiller.

Empero, la soledad, el desaliento,
la marginación y el ostracismo.

Y enfrente, el repudio, la injuria,
el descrédito o  el escepticismo;
el ultraje, en ocasiones,
y, en general, la dolosa indiferencia
con los rostros evasivos de la envidia.

Ante a la excelencia, sólo cabe
la rara especie de quien admira
y nada espera.

(inédito)








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