En el ruido de la ciudad
quejidos
lamentos
promesas que nunca serán ciertas
el virus
. . . . . eleva su olfato entre pobres.
Tu Señor
. . . . . . . aceptas inciensos de la tarde
invocan
depositando escuálidas monedas a tus pies
miedo tiritón
estremecido
. . . . . . . nadie quiere tu tiempo de Gólgota
si no hay certeza de resurrección.
El breviario verbal
palabra recogida en calles, coa bíblico
que teme al sudor
encabritado de tus pechos busca refugio
nada salva de la muerte
Gloria al Padre, al Hijo y al espíritu
todos derrotados
genuflexos
millones de cadáveres
. . . . . . .. .. gritando por la resurrección de la carne
redimida
llanto gregoriano
de castos por miedo.
Mis lámparas encendidas
. . . . . . . disfrazado de virgen prudente
desgrano letanías
que hablan de mi amor
. . . . . . . en el frio de noche que puede ser ultima.
No esperen hasta mi final
. . . . . . . para que suene el blue de la muerte
quiero sentir la cortina de humo
. . . . . . . y el beso nicotero
mientras bailo el ritmo manoseado en tu sexo.
La palabra inentendible
. . . . . . . que calienta mi oreja
sembrando de escupitajos infectos
pase que la muerte espera
. . . . . . . para el término de la fiesta.
No fue el VIH
. . . . . . . o enfermedades pobres
que la vejez sembró
. . . . . . . Es el virus
enfurecido por transitar hasta la ancianidad
desoyendo su llamado.
Sin duda tendremos que seguir sus pasos
mordaza en mi boca
silenciada la palabra
enguantado para que solo huelas el frio de mis manos
sin sentir
el adiós gélido de una tarde cualquiera.
Blues…..Blues
. . . . . . . cabellos enredados entre mis dedos
y billetes de mis bolsillos a los tuyos
en desnudes
solo calentura sin amor
prefacio calendario
que organiza la muerte.
New York no canta ni susurra
luces de neón proclaman muerte
. . . . . ..... . golpea puertas
sin que Liza Minelli
. . . . . . . entone canción de madrugada
Los cadáveres
. . . efigies de navidad que no llegara
suman cuerpos
en orgia de muerte que no susurra calentura
y el miedo
oración en labios marchitos
viejos, pobres, enfermos,
. . . . . .. . . . . .. destartalados desechos
en noche neo yorkina.
La trompeta
. . . . . . . del jazz marginal no despedaza
el virus
. . . . . ni se hace postal junto a la fogata de calle
en el distrito
. . . . . . . que abre sus piernas a la muerte
llorosa por ella y por nosotros mismos.
No alcanzan mis fuerzas
. . . . . . . . .. para sentir el cielo de la ciudad
escuchar bocinazos
que los burdeles costados oscuros, abandonados
refriegue de cuerpos
algún quejido, reminiscencia de juventud
Ahora antes que yo
New York
. . . . . . . Muere
en la maldición del silencio, que no va
. . . . . . . en su historia.