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Columna de Opinión
“La Humanidad Urge”
Por Carlos Ernesto Sánchez
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Leo en algunos medios de prensa, una feroz ofensiva en contra del Ministro de Salud Jaime Mañalich y de Sebastián Piñera por el manejo de esta feroz crisis de salud. Con dolor veo como algunos aun persisten en agruparse en la Plaza de la Dignidad, protestando sin asumir que estamos ante una grave situación que nos afecta.
Es indignante presenciar como otros viajan desde Santiago al litoral, en una actitud festiva, sin importar aquellos que vivimos en el lugar en forma permanente y que no queremos contagiarnos; ¡ En qué país vivimos!
Dos referentes totalmente opuestos tienen razón; Por un lado los comunistas y la izquierda dura, denuncian desde siempre como este modelo nos lleva por un camino individualista, donde el otro importa poco o nada. Por otro lado el Papa Francisco a quien pocos escuchan, lo dice constantemente; el mundo sufre, hay miseria, pero más grave hay indiferencia, poca solidaridad.
Esta pandemia deja a la vista, un mundo individualista, que ha asumido políticas neo liberales donde somos solo cifra, no expresión de humanización.
No me gusta el Ministro de Salud, ni menos Piñera, pero no es la hora de fomentar la hoguera e ir en su contra. Es el momento de dejar de tener mirada ideologizada que impida a abrirse a un dialogo y abrir puertas en busca de soluciones.
Mi actitud es otra; Creer, esperar, confiar, tal vez porque soy persona por edad y salud de alto riesgo. Me duele ver como algunos hacen de la vida una fiesta, cuando el dolor embarga. Vivir con temor es terrible y más si se vive con pocos recursos, y el dia a dia obliga a salir a comprar lo mínimo para vivir. Duele ver salir gente de supermercado con carros repletos de mercadería, bidones de agua, verduras y bolsas de pan, que seguramente no consumirán y se pondrá duro.
Estoy confinado en mi casa, solo, con pocos recursos, con miedo y sintiendo la bofetada de aquellos que o amparados en su juventud o en el poder que da el dinero, pasan por la carretera hacia la playa, como si nada sucediera.
¿Qué sociedad estamos construyendo? Una donde el hombre está ausente de la historia; Una sociedad sin música ni poesía, con miedo al silencio, donde todo es desechable, donde para algunos sería más fácil, comprar amigos en los supermercados, en cuotas mensuales.
Desde los ojos de la fe, uno se pregunta qué quiere Dios, con esta pandemia; Simple, volverse a mirar a los ojos, reconocerse en el otro, ser solidario, amar la vida con gratuidad, gozar de aquello que enaltece el espíritu.
Es el momento de detenerse; las tarjetas de crédito dejarlas de lado, el yo llevado hasta el extremo, un individualismo salvaje, no es respuesta a la realidad presente.
Ha muerto una Chilena victima de la pandemia, duele, es una hermana de nuestra tierra. No hay que esperar que vivamos en un permanente funeral de la vergüenza, hoy es la hora de asumir nuestra responsabilidad con nosotros y con el vecino o el que no conozco.
Esta pandemia deja instalada la pregunta; que país, que sociedad queremos para nuestros hijos, familiares y amigos. He luchado por muchos años, denunciando que el mercado no es todo, que Dios existe, que la fraternidad es posible. Hoy es el momento que los humanistas que hemos salido a las calles en contra de la inhumanidad, levantemos las banderas de un mundo diferente, de otro Chile.
Sin duda me avergüenzo de aquellos conciudadanos que en esta hora ponen ideologías, o el fin justifica los medios, y no asumen junto a la autoridad el apostolado por la vida.
Hoy es la hora de no salir a la calle
De ser solidarios
Amables
De educar a los jóvenes con el ejemplo
De ser constructores de un mundo mejor.
Tal vez, nosotros los viejos fallamos y no fuimos capaces de aquellos cambios que nos humanizaran, por lo mismo grito ¡No sigamos en la senda del individualismo! Aprendamos a escuchar y a vivir dando testimonio hoy más que nunca necesario.