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Presentación de Estética del tajo de Florencia Smiths
(Libros del Pez Espiral, 2017)


Por Cristóbal Gaete


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¿Cómo o por qué es editado este libro? Este libro es financiado por la Municipalidad de San Antonio, por este lugar. Existe, entonces, un profundo sentido de justicia en inaugurarlo acá, donde conocí a Florencia en discusiones sobre los pueblos abandonados y esta identidad a la que nunca ha renunciado. Pero más allá de lo técnico monetario, también esconde los devenires de la obra de Florencia Smiths, porque desde lo íntimo se abre a la ciudad y a la provincia. Pero a veces me pregunto, hasta cuándo sucederá que para que una poeta de verdad tenga que circular deba existir este tipo de financiamiento, la trampa que significa la edición independiente. Yo hice un adelanto gratuito del tercer libro inserto en Estética del tajo en Ediciones Perro de Puerto, en la edición más horrible que se podría imaginar, otros jamás lanzaron el libro. En fin, sacado esto de adentro, vamos a la obra.

Estética del tajo viene a compendiar la obra editada de Florencia Smiths, que por su mala circulación termina en pérdida. A dónde van los libros, casi como un limbo tan severo de lo no editado, peligrosa paradoja. Se abre con El Margen del cuerpo (2008), de concentrada escritura. Cada párrafo en cada página agranda el blanco disparando significados, mientras el texto funciona como una roca. En mi presentación, haré referencia a muchos otros textos escritos sobre Florencia, no voy a descubrir hoy acerca de lo que se ha escrito en una década. Puede ser entonces este aporte el más valioso de mi presencia acá. Vuelvo atrás, escribo: una roca, por lo inexpugnable, en tanto revela pocas cosas para armar una narratoría pública, asumiendo la ambigüedad propia de una obra de arte. Muchos de los textos que leí explicaban el concepto de margen y cuerpo, retrasando lo que se espera, abrir el libro, analizar su contenido. Lo primero que expone El Margen del cuerpo  es el peligro de la palabra, expone una reflexión sobre la construcción de sentido del oficio. ¿Qué se esconde en cada escritor? Un montón de basura que es utilería básica o la ficción de hacernos creer ello, como en la muerte de un animal que es trauma a la niña y es una obligada reflexión sobre la capacidad comunicativa. Extraviado en el giro que ofrece cada lectura, en este avance y retroceso de comprensión al que me somete, puedo solo apresar las luces en un campo minado, la referencia al derrumbe de las descripciones que significa la escisión a la eficacia -muy propia del capitalismo- de determinada escritura y en la ortopedia que es el lenguaje, se asume que no se puede escribir lo pensado, la referencia al pelo que nos vincula a Stella Díaz Varín o a V de Vendetta. V de Vendetta, en la anarquía que propone se esconde también una vida monacal, que es el hallazgo de la escritura, una forma escritural que limita las emociones casi en su totalidad. “Una perfección ilusa”[1] para el crítico José Ignacio Silva, que recrea este libro a partir de la niña: “La niña topa con el deseo de nombrar, topa con la otredad, con el tiempo y sus eventos perdidos, sufre por no haberlos significado con lenguaje”. Natalia Figueroa en tanto, una destacada poeta, lee el registro  “búsqueda de un lenguaje propio que siempre está más allá y desde cuyo seguimiento se intenta decir”[2]. Otra contemporánea, Gladys González, define la memoria de la niña como cicatriz[3]. Eugenia Brito, maestra, hace una genealogía literaria para explicarnos la construcción de obra, un campo referencial deliberadamente omitido en nuestra escritura y lectura endogámica y peninsular: Molloy, Sarduy, Eltit, pero amplía su fe en Smiths: “un territorio desde donde observar la operación de una escritura sombría y autocuestionante. Una escritura que intenta fundar los nombres de un mundo inquietante y paralizado”[4]. Malú Urriola, con quien decide dialogar desde el epígrafe, visibiliza la tensión: “Entre el decir y no decir se establece la tensión de la escritura. Entre el pensamiento y la boca un abismo de centímetros, un universo insondable. Pues, ellas, las palabras, habitan al borde de nombrarse”[5].

El segundo libro, La ciudad No (2009), ofrece otras cosas. Sale de la experiencia individual de un habitante en un mundo con códigos trastocados para abrirse a este territorio, vincularse a su dolor profundo de la dictadura, a partir de constituirse como médium del dolor de las demás. Dialoga entonces con las obras de Hernán Valdés y Roberto Bescós pero en otro signo, que esta vez comunica la intención de manera nítida pero no renuncia la complejidad estructural. Si ya existen libros de memoria y cada tanto se recuerda, ninguna escritura sobra porque la literatura porta vidas y muertes de otro modo, y si bien ciertas lógica del siglo XX la quiere pensar en sí misma es mucho más, y permite ser también memoria. Nunca me recuperé de la lectura de este libro, escojo un fragmento:

andando y marcando la ciudad / como la línea de una mano / de un mundo sin mapa / de un dibujo del plan hecho con tiza y sin pulso / que borró el paso que dimos / que pisamos por ahí sin mirar / y lo dijimos / tal vez aquí se descubrió / pero cuál será / dijimos / el lugar desde donde no se fundó / esta ciudad mi ciudad no se fundó / y la han calcado ya cientos de veces / y la han derribado otras / y la han construido y vuelto a mirar / y la han quemado y vendido y repartido por doquier / y la han nombrado / y la han delatado / y la han abierto porque estaba cerrada / porque era una ciudad compacta / como el cuerpo tenso y denso / de nuestros muertos

Halla, furiosa, encendida, una liberación a su escritura, un ritmo. Recuerdo quedar impactado ante su lectura pública, porque hay poemas que merecen la intensidad pública de esta, el biorritmo de Florencia que me hace verla no sola al leer, como si fuera un canto colectivo y detrás viniera tanto dolor. Genial es que por fin circule en una edición no facturada por ella, porque solo en este libro no hallamos tantas referencias, sino sólo la de Julieta Marchant, que con una cita de Helene Cixous nos abre una clave de lectoría de obra, más allá de La Ciudad No:

“[s]i la mujer siempre ha funcionado «en» el discurso del hombre, (…) ha llegado el momento de que disloque «en», de que lo haga estallar, le dé la vuelta y se apodere de él”. Esto es conocer sus mecanismos internos para darlos vuelta desde adentro, operando como un modo distinto, un nuevo acceso a los hilos delgados y siempre débiles de la palabra (…) En el caso de Smiths aquello es muy evidente”[6]. Agregaría a lo evidente que el lenguaje también es colonial, la idea de quiebre de este, toma sentido también en toda la obra, también, en otra dirección.

La velocidad de la caída (2015), el tercer libro, abre otro camino estético, de nuevo está la nitidez de la intención pero esta vez los versos tiene la posibilidad de extenderse por las líneas, detalle fundamental para una poeta que no dispone nada al azar, lo que parece vincularse también con su propia labor fabricando libros. Invierto el uso de las muletas, la escritura de otros; los dejo decir primero, porque lo hicieron primero pese a que yo leí antes. El poeta Raúl Hernández precisa: “En la obra de quién sabe e intuye que cada una de las palabras utilizadas son parte de una verdad incuestionable”[7]. Gladys González da en el clavo para incitar a una lectura urgente, de género: “La actuante es ética y estéticamente sublime, desde lo que se desprende del texto, sobrepasando conductualmente al violento hombre que interpela, a través del predominio de lo etéreo, la obediencia y la subordinación”[8]. Rodrigo Arroyo, editor del libro, apunta: “Mientras de fondo ronda en esta escritura la idea del suicidio, que así como en otros poetas, más allá de responder al cliché, se asocia a la disconformidad con una vida, o un sistema de vida que destruye en forma progresiva e implacable las sensibilidades más profundas, en otras palabras, se destruyen posibles acercamientos al lenguaje. “Aprendo a morir / a decir no escribiré”,  señala Florencia, del único modo en que podríamos pensarlo, es decir, escribiendo”[9]. Esto es otra idea que podría marcar la escritura de Smiths, el vínculo de una escritura como elemento de vida pese a la muerte que la rodea.  Creo, además, que marca una forma de habitabilidad viciada en la sociedad, que habla esta vez por la gente que vive consumida, en que el hogar es otra cárcel. Al conmover, cuestiona y obliga a nuestra propia revisión, dándole también un sentido moral a esta escritura que no quiere jugar pero sí subvertirse hasta de lo mismo que canta a cambio de la belleza.  Cito:

“Ella no aprende no sabe alejar la fiebre que aún le producen sus objetos pero si le ordenan que se someta o se sume ella preferiría sumirse podría atarse sola incluso o mitigarse mientras sepan destruirla con altura y estética suficiente”.

Estética del tajo es un devenir total de la obra, un estado de las cosas y cómo evolucionan. Si El Margen del cuerpo es críptico, La ciudad No es más nítida,  y La velocidad de la caída explota en partes, comunica con rabia punk. El discurso ofrece mayores luces de entendimiento y a la vez de gozo lector, puede ser este libro camino para volver a la forma. De eso también se trata el decir, de definir un camino para hacerlo y este crecimiento que podemos ver en las páginas, en las que extraño poemas sueltos que encontré en esta revisión de referencias, las muletas de este texto, fundamentales para el movimiento de la obra, porque en un país desgraciado con los escritores solo nos tenemos a nosotros mismos y siempre es conmovedora una escritura desinteresada, y a la vez que entrega un lugar donde caer y husmear antes de definir o adquirir, más desde la invisibilización patriarcal y provincial. No hay nadie solo, cuando pude reseñar el catálogo de Economías de guerra en El Ciudadano, hace años, dije que la escritura de Smiths era una forma hermanable con otras poéticas de mujeres en Chile. A veces pienso que Florencia Smiths, este alias, existe en tanto existen los maestros y los compañeros y compañeras, y me parece suficiente.

 

 

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NOTAS

[1] http://www.lacallepassy061.cl/2009/10/el-margen-del-cuerpo-de-florencia.html

[2] Ibíd.

[3] http://elmargendelcuerpo.blogspot.cl/2009/08/sobre-el-margen-del-cuerpo-por-gladys.html

[4] http://elmargendelcuerpo.blogspot.cl/2009/02/el-margen-del-cuerpo-por-eugenia-brito.html?m=0

[5] http://elmargendelcuerpo.blogspot.cl/2009/02/presentaciones-del-libro.html

[6] http://www.lacallepassy061.cl/2010/02/florencia-smiths-el-sujeto-en.html

[7] http://raulhernandezblog.blogspot.cl/2015/06/presentacion-de-la-velocidad-de-la.html

[8] http://florenciasmiths.blogspot.cl/2013/08/presentacion-la-velocidad-de-la-caida.html

[9] http://florenciasmiths.blogspot.cl/2015/03/presentacion-de-rodrigo-arroyo-sobre-la.html


 

 

 

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