La muerte no tendrá el poder.
Miles de Cadáveres desnudos
Se harán luna, polen, mirlo, nudo
junto al hombre y a la mujer.
Dando ráfagas, luz y atardecer
en el más sagrado derroche
arderán sin dudas ni reproches
pariendo siderales semillas
pétalos, oxígeno y arcilla
Sin entrar en esa dulce noche.
La muerte no tendrá el poder
No entres en esa dulce noche.
La muerte no tendrá el poder
Aunque morgues, tumbas y torturas
Derramen pestes, miedos y locura
Y castiguen al pequeño ser
Que nos habita y puede encender
Esa voz que nos alza y germina
No marchitarán la cristalina
Gema que palpita en el fondo
De nuestro cuerpo tierno y hondo
Ni entrará en esa noche fina
La muerte no tendrá el poder
No entrarás en esa noche fina
La muerte no tendrá el poder
Aunque los sabios vean oscura
la mañana, la fuente, la altura
El rocío verá estremecer
La yerba viva al amanecer
En nuestra espléndida ciudad
Y no habrá años, siglos ni edad
En que tú, mi amigo, mi hermano
Te diluyas entre nuestras manos
Para hundirte en la oscuridad
La muerte no tendrá el poder
No te hundirás en la oscuridad.