Carlos Fuentes está instalado cómodamente en una amplia oficina del Smithsonian, escribiendo y corrigiendo una larga novela histórica. Autor de varios libros de cuentos, novelas y ensayos Carlos Fuentes es uno de los primeros valores literarios de Latinoamérica. Con Claudio Giaconi cuentista chileno de la generación del 50, inmediatamente comienzan a rememorar libros, encuentros en ciudades extranjeras, viajes, amigos y mujeres.
Giaconi le pregunta por José Donoso.
"Está de alcalde de Calaceite, un pueblito cerca de Barcelona. Todo el pueblo le trae sus problemas. Entre esa misión salomónica escribe una nueva novela".
Fuentes es el primer novelista invitado por la Smithsonian Institution, que promueve las artes y la ciencia. Generalmente sólo invitan oceanógrafos, antropólogos, geólogos y, de vez en cuando, un pintor. Aquí existen las condiciones ideales para investigar y escribir una nueva novela. A unos pocos pasos está la Biblioteca del Congreso con una de las colecciones más grandes del mundo.
¿Todavía escribes?, le pregunta a Giaconi. Era inevitable. Giaconi esperaba la pregunta. "No, ya superé esa etapa. Ahora soy un trabajador de la prensa", le contesta Giaconi con evidente satisfacción.
Fuentes expresa pena. Se tiene la impresión que no hace las preguntas que
quiere. Quizás presiente las respuestas.
Muchos años sin residencia fija, a Fuentes sólo le interesa escribir, conversar con los amigos y cuidar de su "diosa azteca". Posee una memoria extraordinaria y recuerda las anécdotas más remotas.
¿Recuerdas cuando pasamos una temporada en Los Alpes con Jorge Edwards y Enrique Lihn, y Lihn llegó con ropa tropical? Venía con sandalias y una de esas camisas con hoyitos.
Se presiente que Fuentes cuida y se preocupa de sus amigos. Que es accesible y comparte todo. Lentamente se comienza a entender la mística del "boom" latinoamericano. Es una gran hermandad repartida a través del mundo. Se visitan cada vez que sus itinerarios coinciden Son leales y comprometidos. Con ellos se puede hablar de ser latinoamericano.
Inevitablemente se habla de la muerte de un amigo-escritor. Giaconi le relata la muerte de Jaime Lazo, escritor chileno, amigo da ambos, con lacónica precisión.
"Fíjate que el sueño de Jaime Lazo, después de tantas peripecias en la diplomacia —tuvo líos hasta con Papa Doc porque tenía la casa llena de asilados— era volver a Chile, comprarse un apartamento y escribir. Juntó su plata y finalmente lo compró. El día que se mudó, se acostó, se durmió y se murió. Todavía no creo que está muerto. Sólo enterraron un cajón negro con un cuerpo".
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Claudio Giaconi en un diálogo con Carlos Fuentes
Por Marcelo Montecino
Publicado en VANIDADES CONTINENTAL, 30 de septiembre de 1974