Proyecto Patrimonio - 2019 | index | Claudio Giaconi | Enrique Lafourcade | Autores |

 










I. Claudius
Claudio Giaconi y "La difícil Juventud"

Por Enrique Lafourcade
Publicado en revista QuéPasa. N°411. 1 al 7 de Marzo de 1979


.. .. .. .. ..

En efecto, no hubo mala intención al recordarlo. ¿Cómo podría haberla? Vivimos juntos "la difícil juventud" y disputamos todo lo que fue necesario disputar. Después, Giaconi -de él hablo, Giaconi con "G"- se marchó, comenzó a irse, al Norte, a vender juguetes; a Italia, a Bélgica. Yo también me fui y las cartas nos alcanzaban en Los Angeles, en París, en New York, en México. Evoco, muy vagamente, una de Claudio desde Bruselas, en que me refería su vida de agente vendedor de quesos por los Países Bajos. Y luego, trabajando en una fábrica de comidas envasadas, vigilando una correa que transportaba lentejas. De noche, sacando piedrecillas, ramas, insectos. "Pegas" ocasionales, donde no tuvo éxito, afortunadamente para la literatura. Incluso, en otra carta, Claudio, desesperado, me dice estar seriamente examinando la oferta de irse como soldado mercenario al Congo, a hacerse matar por una causa que (en su lenguaje) "me importa un ardite". Eran los tiempos en que se le comenzaba a desarmar el imperio a los belgas y ofrecían buena paga para ir a defenderlo. Casi se va. Casi se convierte en nuestro Rimbaud. Mientras José Donoso y yo mismo teníamos buenos y rutinarios trabajos en universidades norteamericanas, Giaconi se movilizaba por el ancho mundo como un barco ebrio. No escribía demasiado (excepto cartas). Había puesto -una vez más- todas sus esperanzas en el amor. La literatura pareció calmarlo en un momento y colmarlo después, sin haber sido capaz de darle ese "continum" vital que necesitaba con urgencia. Hombre de pasiones límites, sin gran humor (excepto el negro), Claudio padeció (¿padece?) ese sentimiento trágico de la vida que es vasco o eslavo o ambas cosas. Yo lo imagino hoy, como siempre, sombrío y algo solemne, mitómano e infantil, bueno y cruel, como un niño, un niño de esa generación de "Peter-Panes" que fue la nuestra, la del Cincuenta.

Me escribe recientemente: "Me parece que fuiste víctima de tus 'fichas' no reactualizadas... y tu credulidad a fuentes de segunda mano. Además, muestras una tendencia a formar juicios de valor sobre datos anecdóticos, no siempre correctos. Mandé la debida aclaración al directos de Qué Pasa, con un tirón de orejas para ti, en tono algo risueño, quolque pas tous à fait de plaissanterie... Por lo demás,  tu crónica me parece nostálgica, oú sont les neiges d'antan y muy oportuna por sus ideas de fondo que comparto".

Todo es posible. ¿Nuestras imágenes? ¿Nuestras sombras que crecen? Tomás Lago escribió hace mucho, mucho tiempo, un bello cuento infantil: "Viaje al país de la Noche" (creo), donde un niño, para sobrevivir, debe ir, tijera en mano, cortando su sombra que se le alargaba peligrosamente.

Pensar en Giaconi, inventar a Giaconi, es pensar e inventarme yo mismo, así de idénticos hemos sido. Volví a verlo en los primeros días de enero en New York. Apareció, finalmente, un Giaconi ruso. Sí, era un soviético en plena calle 42 con la Quinta Avenida, vestido de cuero negro, sombrero de astrakán legítimo, y una barba oscura que casi tapaba entero su demacrado rostro. En medio, rimando con la luz de sus anteojos, una clara y enorme risa. Llovía. Anunciaban nieve. Almorzamos en un restorán yugoslavo y el "expresso" fue bebido en el Village. Cinco o más horas en que no paramos de hablar. "¿Es cierto que el mito Giaconi sigue creciendo en Chile?", me preguntó como al azar. "Sigue creciendo". le aseguré, cortésmente. Me habló que tenía muchas notas, cuentos a medio hacer, que le interesaba la "nouvelle" porque, "después de todo, fue una nouvelle, El Capote, la que cambió la literatura moderna" -agregó, sin convencerme del todo. Gogol seguía vivo.

25 años después

En la extensa carta que acabo de recibir, me sugiere diversas cosas, entre otras:

"Tampoco estaría de más recordar que se cumple este año un cuarto de siglo de la publicación de dos obras que parecen haber quedado: 'Poemas y Antipoemas' y 'La Difícil Juventud'. En 1955, Parra y yo recibimos juntos los sendos Municipales. Pienso que daría una buena ocasión también para rendir un tributo, aunque pasajero, a Sibila, si usas como ilustración un bello retrato que me hizo".

Se sorprendería de saber la verdad. Murió hace poco Victoria Ocampo. Escribí una nota. "¿De dónde sacaste a esa señora?", me preguntó alguien. Hubo gran dificultad para hallar fotografías en los archivos de diarios y revistas. Sólo nos entusiasma el momento. Hoy, más que nunca, somos "instantaneístas". ¿Lo que pasó hace veinticinco años? ¿A quién le interesa? No es que quiera desanimar a Giaconi. Es un excelente escritor y su obra "debería" ser conocida por las nuevas generaciones. Me temo que no sea así, ni con él ni con muchos de nosotros.

"Tal vez te sorprendió mi 'politización'. Pero, de todos nosotros, parezco haber sido yo el que puso mayor trasfondo socio-eco-político en sus escritos, y así hasta lo prueban mis preferencias literarias..." Y se extiende en contármelas. Es el nuevo Giaconi que reemplazó a Musil por Celine, y a Bosch por Ucello. Pero, honestamente, no lo encontré excesivamente distinto. Se hundía a veces, en misteriosas generalidades, en "ciertas personas que le seguían por la ciudad..."

¿La CIA? ¿La Dina?

— Posiblemente. Una de ellas. O ambas. Hace algún tiempo estaba aquí con Fernando Alegría, que regresaba de Washington, luego de intervenir en un acto "político" y vimos al agente. Fernando lo advirtió, y lo volvimos a ver, al mismo agente, en el otro extremo de la ciudad, en el Village..., ¿cómo explicas eso?

Observo a mi alrededor. Nada sospechoso.

— ¿Crees que podrían estar vigilándonos? ¿Digo, ahora mismo, a los dos?

— ¡No se sabe! -susurra, levantando los brazos.

Me mira sonriente. Me siento ya un pecador, un perseguido por alguna de estas poderosas organizaciones. Giaconi no oculta su satisfacción. Ha producido su "efecto". No, no ha cambiado nada. Por suerte.

Y las dos o tres líneas de referencia que hubo para él en mi artículo anterior, y que estimó irreverentes, y las que pueda volver a valorar del mismo modo en esta nota, no son otra cosa que una suerte de acupuntura intelectual, de "tabanismo" para esta "alma muerta", desanimada por un exilio espiritual de más de quince años. Para que vuelva a sus quehaceres mayores, a la responsabilidad que tiene con la palabra escrita, con "su palabra", naturalmente. Por de pronto, esta larga carta que ha perpetrado. Si no fuera yo el primero en reconocerle sus talentos, ¿por qué molestarme en exigirlo? -Levántate y escribe!

* * *

 


La Universidad de New York en Stony Brooks (un "campus" que tiene en Long Island) edita una revista literaria, "Tlaloc", Allí, en el número correspondiente a la Primavera de 1973, el periodista Francisco Arturo Alvarado entrevista a Claudio Giaconi. Reproducimos de esta entrevista algunos momentos:


¿Su ocupación ahora...?
— Se puede contestar con dos palabras: busco trabajo. (1)

Su obra se ha caracterizado por cierto inconformismo...
— Tal vez porque así soy yo. En la época en que escribí "La Difícil Juventud", ese inconformismo parecía algo exótico, un lujo necesario de un joven que al parecer tenía todo a su favor y que, sin embargo, no se atrevía a estar muy contento, a estar cantando en los cuatro rincones del mundo que todo estaba perfecto. Pero ese inconformismo era una acusación oblicua a una sociedad, a una forma de vida, a una escala de valores...

¿Se puede decir, entonces, que su inconformismo se ha agudizado con su estada en los Estados Unidos?
— Sí. Casi podría decirse que ha adquirido ya una dimensión un poco cósmica.

La crítica ha acusado a Cortázar y a Vargas Llosa de escribir sobre los problemas de Argentina y Perú mientras viven en Europa. En el prólogo de "La Difícil Juventud" se menciona la chilenidad. ¿Cree que un escritor hispanoamericano contemporáneo puede escribir certeramente sobre los problemas de su país desde el extranjero?
— Por supuesto. Incluso puede percibirlos en forma más aguda. Lo que puede cambiar es el curso de la retórica: tal vez olviden el sabor del dicho popular al no estar inmersos en el contexto lingüístico de su país. Pero la esencia del problema argentino o peruano o chileno se va a hacer más clara con la distancia. Si Cortazar hubiera escrito toda su obra en la Argentina, el resultado hubiera sido muy diferente -y Cortazar ni siquiera ha perdido la noción del lenguaje típico porteño-. En José Donoso sí ha habido pérdida en cuanto a capturar la palabra justa; pero la distancia le ha hecho percibir mejor los problemas chilenos. "El Obsceno Pájaro de la Noche" es una novela mil por ciento chilena; que tal vez lo hubiera sido menos si la hubiera escrito en Chile, porque hubiera estado más preocupado por lo menos esencial: recoger la chilenidad lingüística; como es, recoge la chilenidad esencial.

¿Cómo se vería, entonces, el caso de García Márquez, quién puede atraer el interés de los intelectuales y de una ama de casa?
— En él se da una combinación feliz y poco frecuente. Otro caso similar es el de Dostoievski, que lo mismo interesa a una modistilla que a un catedrático de Oxford. Es una rarísima combinación de rasgos dispares, cada uno llevado a su nivel más logrado y todos juntos produciendo un resultado armónico. Pero tampoco García Márquez se plantea al lector cuando escribe. Ni yo, en "La Difícil Juventud". Justamente por eso el libro desconcertó tanto. Cuando apareció hubo desconcierto, asombro, algunas voces indignadas; digamos que había nacido antes de tiempo. En cambio, ahora está en su tiempo.

¿Cree usted que sus cuentos abren épocas?
— Estoy tentado a creerlo. Hay escritores que hacen una gran impresión con el público de su momento. Manuel Rojas, por ejemplo, sintetiza felizmente técnicas del pasado: es un escritor que termina épocas. "La Difícil Juventud" recién está cayendo en contexto, y debo decir que es un libro que ha tenido muy escasa circulación...

¿A qué se debió el olvido que sufrió "La Difícil Juventud?
— Estaba agotada desde hace muchos años, porque sus primeras dos ediciones habían sido muy limitadas. Nadie la quería publicar, decían que no era como debía ser. Al fin salió en una edición privada, mínima, y luego se reeditó, ya comercialmente, pero todavía en pequeña cantidad. Se la miraba como algo inexplicable; producía sentimientos de asombro o de rechazo o de interrogante, porque era un libro adelantado, fuera de contexto. Y es que cuando lo escribí no estaba pensando en los lectores; pensaba en mostrar lo que verdaderamente ocurre. La auténtica realidad.

¿Qué piensa del lenguaje que usan las primeras generaciones de escritores contemporáneos hispanoamericanos?
— Yo tomo el lenguaje ya de vuelta de todos esos experimentos: de Joyce, de los surrealistas, de Huidobro y Neruda y la gran poesía chilena. Eso era el lenguaje sacralizado. El protagonista de mis relatos no es el lenguaje; eso es lo que me diferencia de un Cabrera Infante , para quien la novela son esos miles y miles de palabra. Yo he desmitificado, desacralizado el lenguaje; para mí, es sólo un vehículo. Nicanor Parra ha hecho lo mismo en la poesía.

Las preocupaciones de "La Difícil Juventud", ¿siguen siendo sus preocupaciones?
— Evidentemente. Mi preocupación literaria se mantiene intacta, siguen funcionando este inconformismo y todos los factores que describo en el prólogo de la obra.

¿Podemos esperar entonces una "Difícil Madurez" y una "Difícil Vejez"?
— Me propongo expresar fenomenológicamente lo que es esto de madurar. Si llegamos a viejo siendo capaz de ver la vejez sin adornos, tal como es, la expresaría asimismo, sin embellecería. Tengo la intención de hacer una literatura en la que me vea a mí mismo como en un autorretrato impecable.


(1) Encontró. Desde hace varios años se desempeña como eficaz colaborador de la Agencia Noticiosa United Express, en New York.



 

 

Proyecto Patrimonio Año 2019
A Página Principal
| A Archivo Claudio Giaconi | A Archivo Enrique Lafourcade | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
I. Claudius
Claudio Giaconi y "La difícil Juventud"
Por Enrique Lafourcade
Publicado en revista QuéPasa. N°411. 1 al 7 de Marzo de 1979