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MAIPO, HOY Y AYER

(Un prólogo para Chena, tomo II Yuri Pérez (antologador)).

Por Cristián Gómez O.
The University of Iowa


Yuri Pérez ha vuelto a reunir a una serie de autores en torno a un denominador común geográfico, cual es su mayor o menor cercanía con el universo de la provincia del Maipo. Chena, tomo II (2008), alberga entre sus páginas a una variopinta selección que va desde Manuel Magallanes Moure (1878-1924), hasta Claudia Kennedy (1985), y quien también hace las veces de prologuista, abarcando así casi cien años de producción poética.

Lo primero que nos llama la atención de este volumen y su gemelo anterior (Chena. Yuri Pérez. La Cáfila: Valparaíso, 2006) es que el encargado de la selección, Yuri Pérez, en cada uno de estos volúmenes ha decidido trazar una línea de continuidades temporales, con el claro propósito de establecer una unidad entre los poetas de selección que su mirada inaugura y confirma a la vez. Quiero decir: en lugar de haber incluido en la primera publicación a los autores de principios del siglo XX hasta mediados de éste, y en una segunda reunión haber agrupado, a los autores que cronológicamente los siguen hasta nuestros días, Yuri Pérez ha decidido conscientemente mezclar en cada uno de estos volúmenes a autores contemporáneos a la publicación de Selva Lírica (1912), la antología de Julio Molina Núñez y Juan Agustín Araya, con otros que bordean hoy en día los veinticinco años. Se esconde detrás de este gesto editorial lo recién dicho, el afán de subrayar la concomitancia entre las poéticas de autores como Manuel Magallanes Moure y Marcelo Sepúlveda Ríos, como es también lo que viene a plantearnos Claudia Kennedy en el prefacio a esta selección, que no por casualidad se titula “Yertos”:

Lo que hace posible esta antología es el ambiente que se forma en la presente sub-región y que se ve transportada de distintas maneras a los textos por los autores presentados en Chena. Lo anterior fue parte de lo expuesto a viva voz en una presentación para el primer tomo de Chena: antología de poetas contemporáneos del Maipo. Desde ahí manifesté que existían elementos comunes entre los escritores que conformaban dicha antología, y este símil no era una propuesta vana del antologador, existía y existe una fuerza aún mayor para la conexión Inter. y extra-generacional de los escritores, un algo que escapa a lineamientos etarios, temáticos o de género; más bien plasmaron un lugar único. Dichos elementos cargaban a los autores del primer tomo de Chena (atentos a disparar sincréticos ambientes). (6)

Intentaré primero desentrañar a qué se refiere esta espacialidad común a la que el prólogo alude (y que intenta por todos los medios poner de relieve, deberíamos agregar), como una forma de determinación patrimonial y nostálgica (Cárcamo, 2007) dentro del panorama de un creciente distanciamiento entre los discursos y sus referentes en el contexto de la globalización neoliberal y su particular frecuencia en Chile. Dados estos dos primeros pasos, quisiera entonces dedicarle especial atención al componente ideológico que la representación del Maipo, del cerro Chena, San Bernardo y sus alrededores implica en todos o casi todos los autores que componen esta nueva edición de Chena.

El hecho de que Claudia Kennedy insista en la ruralidad como fuente de similitudes y series discernibles comúnmente entre estos poetas, nos obliga a preguntarnos por las marcas distintivas que encerraría ese apego al campo (metonimia de lo natural), en contraste con otros sintagmas (lo urbano, el más evidente), de los que busca diferenciarse. Hablamos aquí de lo que Henri Lefevbre entiende como espacios de representación, i.e., un espacio ideológicamente producido, que

Si tiene un aire neutral y de indiferencia por sus contenidos, lo que lo hace parecer tan sólo “formal”, epítome de abstracción racional, es precisamente porque se lo ha ocupado y usado. (31)

Lo rural como concepto tiene larga data en la literatura chilena y excede con creces los marcos de este ensayo hacer una genealogía de él al interior de tan vasto campo de estudio, pero aún así podemos relacionarlo con otros conceptos recientes como el larismo teillieriano (al que también se refiere Kennedy en su prólogo), en el que la construcción y la invención de un lugar, de un espacio que se constituye en refugio agónico contra la modernidad, no es capaz, aun así, de borrar su huellas de nacimiento. La proposición seductora del larismo teillieriano en torno a un universo reconciliado, enraizado en el pretérito y perpetuamente inalcanzable, puede entenderse como una compensación nostálgica (la transfiguración lírica de un universo violento e incluso sanguinario como el sur de Chile) ante la pérdida que significa la modernización incontestable y excluyente de esa zona y en conjunto del país, en una escala de Estado-Nación y, a veces, con visos de universalidad1.

Pero lo rural también nos lleva de inmediato a asociarlo, para bien o para mal, con acierto o profundamente desacertados, con sintagmas que se suponen sinónimos de él, aun cuando, creemos, no lo son necesariamente, o por lo menos ya no lo son necesariamente. Es así que, de acuerdo a lo que plantea Rosenberg (2003), la poesía en su relación con el mundo globalizado suele ubicarse en el lugar del último reducto de la experiencia auténtica, de lo primitivo y todo aquello que permanece intacto y virginal, todo aquello que guarda como un tesoro la frescura de lo originario:

Que el género poético haya sido caracterizado como primitivo, auténtico espontáneo y de los primeros tiempos -al menos desde la teoría estética del romanticismo- lo ha señalado muy bien Paul de Man en “Lyric and Modernity”, analizando al mismo tiempo la mistificación que esto implica. Mucho más si se tiene en cuenta que la lírica se ha entendido como el lenguaje de la subjetividad profunda, en una separación entre lo público y lo privado que forma parte de las construcciones modernas que con la globalización son drásticamente desarmadas. (39)

Nada más cómodo, entonces, que ubicar (o relegar) a la poesía en el espacio de la nostalgia, como una especie de resistencia ante el avance implacable del libre mercado. Esa es, por lo menos, la intentona crítica de muchos estudiosos hoy en día, como Francine Masiello (2001) y Susan Stewart (2002), entre otros/as, a la cual también se suscribe Kennedy y hacia donde no pocos de los poetas recogidos en esta muestra (y otros que no están en ella) apuntan igualmente. En tanto un universo separado del tiempo acelerado de la vida cotidiana, el poema refiere a otro tiempo, lento y casi idéntico a sí mismo, donde la caída en la historia no se produciría: la infancia en tanto edad de oro, en Teillier, la continuidad de las tradiciones en el prólogo de Kennedy, “Elegía en recuerdo de mi infancia”, para el caso de Romeo Murga.

Pero esta “defensa” de la poesía responde, en realidad, a otra lógica. En términos nuevamente de Rosenberg, Se trata además de la nostalgia del espectáculo masivo por lo artesanalmente producido, por la figura del genio individual, por el lugar autónomo y sin embargo trascendente de lo estético del cual la poesía sería el último inexpugnable bastión. (42)

Ubicar el espacio de la poesía “fuera” del mismo tiempo que pretende criticar, como si ese tiempo histórico no fuera precisamente su propia condición de posibilidad, es una paradoja útil para explicar la necesidad primer mundista de otredad y exotismo que satisface este tipo de posturas, aun cuando no resuelve la imposibilidad de no ser otra cosa que la representación nostálgica que el propio discurso moderno contempla como parte de sí mismo.

Un punto de vista que complementa y corrobora lo anterior es el de Luis Cárcamo-Huechante, quien pone el acento en el entramado económico que forma parte de la lógica escritural de los textos producidos a partir de y con posterioridad a la dictadura militar.

Para él, la sociedad neoliberal se definiría como una formación discursiva, en la que una trama de signos y logotipos se entrecruzan para crear una narración que le otorgue -y le otorga- sentido a la imposición del sistema capitalista desde el Chile pinochetista hasta el día de hoy; una narrativa que entreteje historias, imágenes y signos que son las que “traducen” (Cárcamo-Huechante dice median) la construcción también imaginaria del neoliberalismo.

Lo que nos interesa aquí para efectos del prólogo a este libro sobre la provincia del Maipo, es el hecho de que la instalación capitalista se valió de una serie de operaciones retóricas para consolidarse no sólo en términos estructurales, sino tan importante como lo primero, también en términos culturales. Y una de esas operaciones consistió en dar cuenta de la crisis del Estado-nación y su territorialidad. Una muestra como Chena, tomoII se basa en la suposición de una economía autárquica o cercana al autarquismo, cerrada sobre sí misma y claramente delimitada, por un espacio que no sólo es geográfico, sino también simbólico. No es sólo por una cuestión de coincidencias biográficas que Magallanes Moure, otrora alcalde de la comuna, forme parte de esta antología, en la medida en que por un asunto patrimonial forma parte del imaginario de ese espacio, antes que por una tematización en su poesía, que no existe. De alguna manera, habría todo un acervo cultural que se pretende “defender” de esos ataques foráneos que velada o abiertamente estarían minando las bases de un espacio (un modo de vivir, una identidad) propio. Hacia dónde si no apunta el poema de Adolfo García, “Murmullo once (Pasan los días)”:

Mientras tanto,
transcurren los sucesos como si nada
en medio del consumo y los lujos cotidianos
de quienes gerencian la vida de los Estados
y de plenipotenciarios que aman los mapas políticos
de naciones, marcas y condados.
Conforme pasan los días y sus afanes...
uno cae en la cuenta
que ningún país es su país,
que ningún apellido es su patronímico real,
que ninguna lengua es nuestro idioma,
somos sólo un guarismo de varios dígitos
una serie numeral extensa guión seis
afilados en un código de barras,
identificables por la huella digital
del índice derecho
en un complejo sistema telemático multimedial. (79)

La sociedad de libre mercado en su versión monetarista, como fue la que se impuso en Chile, supuso un quiebre radical con ese predominio estatal y autosuficiente, con ese predominio de las fronteras y la industrialización y la sustitución de importaciones como modelo de desarrollo económico. Aunque aquí no podemos extendernos sobre el tema, la nueva economía (y sus profundos e imborrables alcances culturales, como Cárcamo-Huechante se empeña en remarcar), marcó una profunda diferencia, en la medida en que ese supuesto “libre” mercado (adjetivo que es una de sus principales trampas retóricas, ya que borra los orígenes dictatoriales de ese libre mercado) le ha abierto las puertas al capital extranjero para acomodarse a los flujos transnacionales de una economía globalizada, donde la “apertura” es considerada como una condición sine qua non de una economía moderna. Y es este tipo de apertura la que pone en jaque las identidades inmóviles, la ficción originaria de, por ejemplo, un Maipo que se supone un bastión ante la modernidad. El imaginario patrimonial, centrado en sí mismo, signo y referente de lo natural y lo auténtico (la tristeza fiel de Romeo Murga, lo rural como concepto en Kennedy, la Epistolárica de Marcelo Sepúlveda), se vuelve contradictorio en la medida en que esa modernización que pretende conjurar es su propio contexto, su justificación previa: esa nostalgia por un objeto de deseo anuncia por sí misma la pérdida de ese objeto, implica, por tanto, que esa nostalgia es un sueño propio de la misma modernidad que se condena.

Las palabras de Jean Franco son lapidarias al respecto:

No podemos escapar del mundo de las mercancías hacia la naturaleza ya que ésta también se halla empaquetada y vendida. (269-70)

Algo similar argumenta Cárcamo-Huechante cuando señala que “los paisajes ‘naturales’ son ahora suplementarios del consumo como resultado del vasto proceso de absorción de la naturaleza en el capitalismo global” (23).

Chena, tomo II en tanto conjunto es sintomático del estado actual de ciertas contradicciones que subsisten en nuestra cultura, escindida entre el apego, por una parte, a un imaginario patrimonial y auto-referente, donde por décadas se fue constituyendo una identidad nacional en la que el pacto social se las arregló para esconder (no diremos resolver) sus propias falencias, y por el otro lado, enfrentada a una desterritorialización acelerada a partir de la exigencias de un mercado transnacional que, hoy por hoy, no sólo es el encargado de “distribuir” los recursos, sino también las imágenes y las identidades que se acompañan de ellas.

 

* * *

1 Como ocurre, por ejemplo, en el poema “Cuando todos se vayan del mundo”, de El árbol de la memoria (1961). Cito a continuación el poema:

................................... A Eduardo Molina.

Cuando todos se vayan a otros planetas
yo quedaré en la ciudad abandonada
bebiendo un último vaso de cerveza,
y luego volveré al pueblo donde siempre regreso
como el borracho a la taberna
y el niño a cabalgar
en el balancín roto.
Y en el pueblo no tendré nada que hacer,
sino echarme luciérnagas a los bolsillos
o caminar a orillas de rieles oxidados
o sentarme en el roído mostrador de un almacén
para hablar con antiguos compañeros de escuela.

Como una araña que recorre
los mismos hilos de su red
caminaré sin prisa por las calles
invadidas de malezas
mirando los palomares
que se vienen abajo,
hasta llegar a mi casa
donde me encerraré a escuchar
discos de un cantante de 1930
sin cuidarme jamás de mirar
los caminos infinitos
trazados por los cohetes en el espacio.

 

* * *

BIBLIOGRAFÍA

- Pérez, Yuri (antologador). Chena, tomo II. Valparaíso: Editorial Puerto Alegre, 2008.

- Cárcamo-Huechante, Luis. . Tramas del mercado: imaginación económica, cultura pública y literatura en el Chile de fines del siglo veinte. Santiago: Cuarto Propio, 2007.

- Rosenberg, Fernando. “La sinrazón poética en tiempos de globalización”, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. 58 (2003): 39-55

- Stewart, Susan. Poetry and the Fate of the Senses. Chicago and London: University of Chicago Press, 2002.

- Masiello, Francine. The Art of Transition. Latin American Culture and Neolliberal Crisis. Durham and London: Duke UP, 2001.

- Franco, Jean. The Decline and Fall of the Lettered City. Latin America in the Cold War. Cambridge, Massachusetts, London: Harvard University Press, 2002

 

 


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