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RESPUESTA
A LAVQUÉN
Cristián
Gómez O.
En una breve
reseña aparecida hace unas dos semanas atrás, sobre el libro Chena,
antología de poetas contemporáneos del Maipo (2006),
que no del Maule, como indica Alejandro Lavquén, quien parece llevar las
nostalgias sureñas a su máxima expresión a través
de este lapsus linguae, el autor en cuestión nos señala lo
encomiable que le parece la publicación de esta recopilación, porque
"detrás hay un esfuerzo y decisión de mantener viva la poesía
en nuestro medio. Y eso siempre será muy loable".
Como la nobleza
obliga, nos vemos en la necesidad de coincidir con Lavquén al atribuirle
a la publicación de este libro tan excelsos y titánicos esfuerzos,
como es el de mantener en pie la llama de la poesía. Es más: coincido
con el reseñista en su queja por la exclusión de Manuel Magallanes
Moure, poeta identificado como pocos con San Bernardo. El único detalle
que la zona geográfica del título no alude a esta comuna, sino más
a la provincia (del Maipo, pero tal vez sólo se trate de otro lapsus de
Lavquén). Siento disentir, sin embargo, cuando coloca reparos a los adjetivos
con que me refiero, en el prólogo de dicha antología, al poeta Yuri
Pérez y la, todavía según Lavquén, escasa atención
que le presto a Úrsula Starke.
Vamos por parte: lo de celebérrimo
se refiere, en exclusiva, al trabajo de larga data realizado por Pérez
en su calidad de animador cultural sanbernardino, labor que ha sido públicamente
reconocida. Pero si entramos a hablar de la poesía de Pérez, no
sólo es este prologuista quien ha señalado su papel al interior
de la poesía chilena, sino distintos premios y becas las que acreditan
su rol, como también su inclusión en distintas antologías
que lo sindican como parte de un discurso en plena ebullición.
Dice
Lavquén que esto contrasta con las desafortunadas (¿por qué?,
¿en dónde está el error y su falta de fortuna? ¿cuál,
exactamente, es el yerro?) acotaciones que hago en el prólogo en torno
a los textos de Úrsula Starke. Debiera partir recordándole a Lavquén
que el abajo suscrito, junto con Héctor Figueroa, tuvimos la suerte de
presentar, hace un par de años atrás, el primer libro de Starke,
titulado no sin lúcidez como Obertura. Agrega además que
ella es "objetivamente, lo más destacado de la antología junto
a Boris Calderón". Quedará pendiente, entonces, para los análisis
de la crítica literaria, porque Lavquén lisa y llanamente no lo
explica, una definición de lo que entiende por "objetivamente",
cómo se justifica tal objetividad y cuáles son los criterios para
aplicarla. Es interesante que, justo cuando hoy en día gran parte de la
crítica literaria viene de vuelta de los afanes cientificistas que algunas
décadas atrás la obnubilaran, hoy Lavquén en un arranque
de inspiración nos ponga de vuelta en el terreno de una aún por
precisar nueva objetividad.
Pero hay más, porque nuestro inspirado
reseñista no resiste el elogio desbocado que sería, según
sus propias palabras, mi propio pecado. Dice sobre la autora que hubiera merecido
más atención de mi parte: "es notorio que Starke cuenta con
un talento, fuerza e imaginario poético que la harán alcanzar grandes
metas literarias". De este florilegio sólo espigaremos algunos de
sus momentos más notorios, especialmente donde nos arroja como inadvertidos
piedrazos conceptos de grueso calibre como "talento" o "fuerza",
los que nuevamente quedan sin mayor detalle. No pretenderíamos que Lavquén
definiera de antemano todos y cada uno de los conceptos de los que se vale, pero
hubiera sido de nuestro gusto que el autor de la reseña, ya que se metió
en esas lides, se diera el trabajo de cumplir con lo que se supone que debiera
hacer, como es hacer las precisiones necesarias en un mundo donde el blanco y
negro precisan urgentemente de todo la gama posible de los grises.
Luego
Lavquén anuncia un futuro pre-eminente para Starke , de grandes metas literarias,
lo cual también deseamos y, asimismo, queremos presuponer. Pero huelga
decir, también, y no a propósito de Starke en particular, sino de
todos estos agoreros de un futuro esplendor para la poesía joven(1)
, que el camino del infierno está plagado de buenas intenciones. Y el mar
se demuestra pero nadando. Starke, en el prólogo que me correspondió
firmar para esta antología de poetas del Maipo, no tuvo ni más ni
menos atención que el resto de los seleccionados: tuvo la atención
que merece un autor que, siendo joven, todavía está esbozando una
poética, mostrando trazos de una capacidad expresiva incuestionable y que,
de nuevo como dijera antaño Gonzalo Rojas, cometerá el error, si
se cumple en su mano la escritura. Bienvenidos entonces esos esbozos, bienvenidos
sean el temblor y ella misma.