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Acerca de Butterfly, de Gómez Olivares
(Butterfly, de Cristián Gómez Olivares. Colectivo Semilla, Bahía Blanca, 2017)

Por Francisco Rovira


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Esta es una lectura personal, una de las muchas que se pueden hacer. Cuando me dijeron de la presentación, la primer intención fue salir a buscar más textos de Cristian – ya que lo único que tenía era el recuerdo de su lectura en la biblioteca Rivadavia el año pasado- pero después pensé que podía no ser tan mala idea ir directamente al libro en cuestión, saltar la serie para tomar a Butterfly como un acontecimiento que se presenta frente a uno y abordarlo desde la ingenuidad de quien no conoce nada de un autor; con la frescura que permiten los primeros encuentros sin mediaciones previas.

Presento aquí algunas anotaciones que fueron surgiendo en la lectura del libro, y que como dije, no son en absoluto taxativas ni mucho menos pretenden fijar algún tipo de interpretación, son más bien comentarios parciales, quizá ficcionales, desplegados a partir del contacto directo con los textos.

Tomé particularmente algunos poemas, en parte porque me pareció que condensaban en un grado mayor ciertos procedimientos que aparecen a lo largo del texto y por supuesto, por una cuestión de economía.

Por otro lado, a su vez, el libro está poblado de nombres propios – (Silvio Mattoni; Pablo de Rokha; Ezra Pound; Luis Gusmán; Gonzalo Millán; etc.) - , cada uno de los cuales puede funcionar como una puerta para salir del libro y luego volver a él con más herramientas. Bueno, aquí también, recorté solo uno, el que para mí es el “gran nombre”, por los mismos motivos señalados anteriormente y porque me era imprescindiblemente funcional a mi propia lectura de los poemas.

Mintiéndonos en el libro, lo primero que aparece, ya desde el índice, a través de los títulos, es la alusión al cine. El primer poema se titula “Bienvenidos estamos filmando” y el último –o ante último, depende como se interprete la traducción de Pound que cierra Butterfly- “Se acabó el rollo”. Nos viene entonces la impresión de estar ante una cinta, -no una película, sino un rollo de filmación, se nos ha dicho “estamos filmando” y no, por ej. “comienza la película”- (Al llegar al último poema, uno supone que ese rollo terminado es una hermosa película de 8mm, soporte ideal para documentales y uso doméstico, como las promocionaban las publicidades de la época). La coda, eso que ha sobrevivido pese a la finitud del rollo, aparece como un bonus track, como esos papelitos de aviso que aparecen al iniciarse un cartucho de instantáneas o al terminar un paquete de papel para armar cigarrillos, y que no es ni otra foto extra ni un papelillo de yapa, sino más bien un regalo con la función de comunicarnos algo. En este caso, se trata ni más ni menos, que de la traducción de “The Rest” uno de los poemas de “Poems of Lustra”, que Pound escribió desde 1913 a 1915.

La analogía fílmica, producto de la primera impresión estructural, empieza a retroceder hacia un segundo plano, ni bien se comienza a leer el libro. Ya en el primer poema se hace evidente que estamos menos ante una sucesión de cuadros que ante un arduo trabajo con la lengua. Es ella –y no el celuloide-, el material -y la resistencia- con la que se las va a ver Cristian para dar forma a Butterfly.

Habría que ver entonces, cómo se articula la lengua en la sintaxis de Butterfly, - si queremos jugar con la analogía cinematográfica, habría que ver cómo se lleva a cabo el montaje, la famosa sintaxis del film, como decían los formalistas.

Retomemos el primer poema: “Bienvenidos: estamos filmando”; La primera estrofa dice:

Carlos murió el 13 de abril de mil novecientos ochenta y seis.
El Partido Comunista lo había declarado el año decisivo.
Nosotros nos casamos el 4 de Febrero del dos mil siete.
Abrojos fue publicado en Marzo de mil ochocientos ochenta y siete.
Pero los autos siguen pasando por la puerta de mi casa.

Los cuatro primeros versos constituyen acontecimientos sucedidos en el pasado y que de una manera u otra parecen involucrar o tener alguna proximidad con el narrador. Frente a ellos, en tensión, el último verso da cuenta del aquí y ahora, lo impersonal y distante, el continuo e indiferente fluir de las cosas del otro lado de la ventana.

Carlos

Partido Comunista

Nosotros

Abrojos

Los autos que siguen pasando...

Este procedimiento se repite en lo que sigue del poema, con algunas variantes. En la segunda estrofa, se incluyen algunos verbos en presente y se altera la cadencia cortante de la primera, produciendo un encabalgamiento. Se mantiene intacta la relación de proximidad entre el narrador y los sucesos mencionados. En el último verso se varía el sujeto, pasamos de autos a ciclistas, manteniendo todo el resto igual.

La Revolución sandinista triunfó el diecinueve de Julio de mil novecientos
setenta y nueve. El primer libro de Silvio Mattoni se llama El bizantino.
Pablo de Rokha tuvo muchísimos hijos y vendía sus libros en el campo.
La U todavía sigue sin levantar cabeza.
Pero los ciclistas siguen pasando por la puerta de mi casa.

En la tercera estrofa, se produce una variación más grande, sin embargo la estructura opuesta entre lo cercano que permanece y lo lejano (¿el afuera?) que circula no solo se mantiene, si no que se lleva al límite de tensión. Mediante un procedimiento de acumulación se apilan de un lado sustantivos sueltos:

Alumnas mesas radiografías cuentas desgaste escozor.
Ovnis listas especializados animadoras primos escafandras
gatos portadas presidentes bellezas antipáticas vasos
plásticos cartolas amigos exiliados algoritmos.

del otro, ante semejante artificio, ya no serán autos ni ciclistas, sino…

Pero los camiones de las compañías constructoras
siguen transportando materiales
para excavar pozos de gas natural
que han hecho bajar el precio de los combustibles
y destruido el ecosistema de los ríos y las napas subterráneas
que ahora están contaminadas con los desechos de la industria
y nuestra indiferencia.

Aquí la tensión no se produce solamente al nivel del sentido. Se da también en el plano del significante al enfrentar una lista de nombres sueltos, a la oración –cargada de subordinadas- más larga del poema.

La estrofa final sucede como si la inercia del afuera arrastrara al poema a nombrar una vez más eso que pasa sin remedio, así concluye la última estrofa:

También siguen pasado por la puerta de mi casa
los profesores de la universidad donde yo trabajo,
los abogados que tienen que deportar a los inmigrantes
y los abogados que sueñan con tener que defenderlos.

Etc., etc., etc.

Si bien el poema pareciera otorgarle la victoria a eso que sucede en exterior, a todo eso que pasa pese a… a todo eso que vive dentro del “etc., etc., etc.” (La cadencia del mundo que no se detiene, a veces es un limpia parabrisas, otras se presenta como la prueba indesmentible que ofrecen las hormigas) la tensión lejos de resolverse, se mantiene a lo largo del libro. Una voz optimista frente a otra que parece derrotada, el exilio del presente y la nostalgia del pasado, la sensualidad de los pareos y el frio de Chernóbil, lo familiar (la perra poodle) y cotidiano frente a lo lejano y remoto de un barrio obrero de Polonia. Toda la carga del “nosotros”, y hay que decir que Butterfly es un libro escrito en primera persona plural. Un nosotros que como un avatar se desplaza por el tiempo, a veces es habitado por la pareja, la familia o los amigos de la infancia es opuesto al “ellos” como representación de lo distante.

Uno de los momentos más paradójicos y a la vez más lindos, momento que condensa los conflictos que atraviesan el libro entero sucede cuando en Dear Miss Rakow un inmigrante que le habla a la profesora de un centro de meditación vuelve evidente la imposibilidad de una adaptación o del triunfo sobre el exilio. Es el poema donde aparece la familia de manera expresa y al mismo tiempo es el único poema escrito en inglés. Sobre el fondo físico de un edificio luminoso dónde la gente va a relajarse vibra toda la tensión de aquel que no puede concentrarse en un ejercicio de meditación, porque su interior lejos de ser un vacío, no puede dejar de resonar su historia.

Dear Miss Rakow, it’s ok if I go with my daughter to meditate?
Could I abuse of your trustiness and bring with me my entire family

La familia, el lugar más cercano a la patria, el espacio dónde sobrevive la lengua materna, es expresada en lengua extranjera.

Vayamos al final. El último poema, que como adelantamos se llama “Se acabó el rollo.”:

Este es un poema de amor que está dedicado a.
Esta es una elegía en recuerdo de. Este es un poema
comprometido porque la poesía tiene que estar junto a los.
Esta es poesía erótica por si aún no te habías dado cuenta.

Y termina, de manera simétrica con el primer poema con un etcétera; etcétera, etcétera, pero que ya no es portador del devenir irremediable y distante del mundo que se obstina sobre sí mismo. Ahora los que se repiten son los destinatarios del poema:

Al niño tonto de la cuadra del que todos nos reíamos.
A la prima en segundo grado de la cual era imprescindible
enamorarse. A los ciclistas que pasan por la puerta
de mi casa. A mi mujer. Sí, tengo una mujer.

Ahora y en la hora de nuestra muerte:

Oh darkness, darkness, darkness.

Etcétera, etcétera, etcétera.

Sucede como si la incorporación de los ciclistas a la lista de destinatarios a los que se les dedica el poema, diera cuenta de la resolución del conflicto, al menos en parte, a favor del narrador, como si finalmente ocurriera un vuelco optimista: el triunfo sobre el exilio.

Por si quedaba alguna duda, aparece el poema de Obsequio, el detalle generoso con que se cierra Butterfly, el poema ya mencionado de Pound que viene a saldar cuentas como una especie de Canto Esperanzador. Completa por un lado los vacíos que habían quedado del poema anterior, es decir los “dedicado a.” “en recuerdo de.” “junto a los.” // A su vez refuerza la idea del poema como “poesía erótica”. The Rest, uno de los Poems of Lustra, viene precedido (en la recopilación de Personae) de los que quizás sean los poemas más sensuales de Pound: Abril y Gentildonna.

Esta traducción que Cristian incluye como una suerte de Coda, obliga de inmediato a repensar todo el poema, a inscribirlo de lleno en la tradición Poundiana, en aquellos preceptos recogidos por Cardenal y Urtecho en sus traducciones de VARIOS NO o los consejos dados en el ABC de la lectura.

1) Tratamiento directo de la cosa
2) Respecto del ritmo: componer con la secuencia de la frase musical. No con la secuencia de un metrónomo. Esto se ve claro por en ejemplo “Que inevitable empieza

un pastel maldito, una verdadera delicia
para los amantes de las calorías
y las grasas saturadas, una

receta con la que nuestras madres se aseguran
de que vamos a chuparnos nuestros
dedos delante de nuestros

invitados: enamórense, por favor,
enamórense en nuestro nombre, hagan
realidad eso de que la belleza

Los versos se estructuran en tercetos con una métrica prolija, sin embargo la prosa que circula por ellos se rebalsa, produciéndose continuados encabalgamientos que favorecen la cadencia de frase musical.
3) No uses ninguna palabra superficial, ningún adjetivo que no revele algo. Mezcla lo abstracto con lo concreto
4) El objeto natural es siempre el símbolo adecuado.
5) La literatura es el lenguaje cargado de sentido y que los escritores tiene una función social: mantener la eficiencia del lenguaje. Pensemos en el poema q le da título al libro: Butterfly. Sabemos que la mariposa es una figura cara a la poesía lírica, uno de esos tópicos que por gastados no mantienen, claramente, la “eficiencia del lenguaje”. ¿Cómo aparece en el poema? Aparece como metáfora de un cerdo abierto a la parrilla. He ahí un ejemplo de destrucción lírica que lo ubica en toda la genealogía de la anti-poesía y el llamado giro coloquial.
6) En la literatura entra todo: Nombres propios, fechas, prosa, verso, figuras retóricas, el mundo cotidiano y familiar, la historia, la teoría política, el erotismo, la autobiografía y por supuesto, la traducción.

Por todo esto, tal vez, esa traducción añadida más que obligarnos a repensar todo el libro sugiera que no viene a hacer otra cosa más que a reforzar lo que se venía diciendo desde un primer momento.

Para finalizar, quisiera plantear una de las preguntas que surgen de inmediato, la pregunta acerca de Pound. ¿Por qué Pound, otra vez, Pound en español americano? Gambarotta arriesga una respuesta a esa pregunta que se le plantaba en la introducción de un libro de poemas de G. Oppen:

“Alguna vez habría que desarrollar esta Seudo teoría: el modernismo fundado por Pound y Eliot, a largo plazo, tuvo mejor suerte en Latino américa que en el mundo anglosajón. Es una teoría que, como tantas otras que se lanzan, tal vez termine siendo insostenible. Pero sin las enseñanzas vanguardistas de Pound son impensables las obras de Leónidas Lamborghini, José Cuevas, y Gonzalo Millán (y todo el refinado concretismo de Brasil). Si se hace difícil probar que el modernismo queda en la nada en el mundo anglosajón, es más simple demostrar que Pound hizo escuela en nuestro continente.

Tal vez la influencia haya sido tan grande porque la guerra contra el capitalismo, guerra que Pound perdió en Roma para 1945, duró todo el siglo veinte en Latinoamérica.”

Bueno, en eso estamos.


Bahía Blanca, 29 de abril de 2017


 

 

 

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