Z
A
N
C
O
S
De
Neptuno
Escritura de dos ciudades
o
Mensaje en la Botella a Merced del Cazador
Por Carmen Gloria Parés
¿Se puede sangrar la nuca y volver sin lágrimas
Pararse en medio de la ciudad como una estatua inútil?
Una reflexión como un nido
Ser libre quizá sea
ni culpar ni culparse.
1
Se fue el Gobernador
El Virrey de la distancia
El pajarito perdido
Muéstrame tu escote Coyhaique
ahora que tiemblas
e intervengo en las calles como una luz entre las nubes
y paso por el liceo estropeado
leyendo la atrofiada poesía del sur
donde la luna es un quesillo como la de Bariloche
aquella tarde.
Indagando el misterio del péndulo ebrio
sin avisarme de nada
deserté.
Desde otro pasaje habito en la altura solitaria
con vela, ventana y volumen de las cosas
envuelta la estrella naranja mirándome
como si fuera mi madre al fin liberada de mi destello.
Amarrado el pie a un ostracismo de cuna
me entrego al suero de la poesía ajena
de sus ojos y su espacio
en una torre en que el ensueño acecha
frecuentándome esta hora embarazada.
Recula
no hay línea entre vida y obra
como la ficción desaparece en gema
no aceptas la carne
y el deseo es una mofa del curso de al lado
o una película.
En concordancia con la sombra ordenas
y tu mente es depósito de estrellas
y alarma.
Y en la mitad del viaje del columpio
se muestra la gracia del espíritu agujereado
bebido bebido bebido
viviente.
Naftas en el infinito
los pies ensangrentados en la joya de un baile
y el delirio: confundirte África con este pedazo de austro frío
un círculo de madera y muerte
dónde balar más, sentirse animal
y no ingreso o cosa
y mugir y gemir
comerse con la vista y
morder
la ampulosa marca de otra cultura en la espalda
revistiendo el extranjero
cuna ostra fue
y me planté en la sabana a echar mi raíz tiznada y crónica.
Hazmerreíres irisados, goles, tiros, catedrática
Puf la noche cae
entre el cementerio y la luna.
La calle de los borrados va perdiendo en paralelo
y el gong íntimo de un árbol se estrella en el cielo.
Nada que temer ni que bucear en la anaconda de Baquedano
la calle ensucia el barro
el barro a la casa
la casa al dormir.
Y el gobernador en su habitación doble, calmado gusano.
Nuestro dolor anda cruzado por un mito
nuestra frustrada familia cuece
como las castañas que comíamos
No sé si lo sentís Juan y Juan y Juan?
Es un dolor como gillette en las cuerdas
y produce lágrimas a borbotón
un motor de lágrimas en
formidable garganta.
Escapémonos
como la pareja de Orwel a ver el valle
nada más te pido, ni el otro amor ni el otro cuerpo
Sólo el escape.
Mi corazón tiene un túnel que lo cruza aunque de fondo no se llega
a nada. Con algo de movimiento quizá a un sueño.
Escribir me ha traído amarguras de coyote.
Hago espacio para el dolor. No me interesa nada más
Y en lentas zancadas voy orando la escritura
la botella se dibuja seca y el temblor vaya sin cesar por
el resto de la ciudad, el escote y el liceo a punto de caer en las aguas del tiempo
la familia titilando en la madre y Juan y Juan y Juan en este mensaje en
el fondo del túnel que es un sueño
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a
b
o
t
e
l
l
a
2
A MERCED
Letra imperceptible como una memoria en desuso
como la de Ana González que se murió hace poco
o como la del payaso que debe irse a cocinar al siguiente público
sentado ya en el circo o en su oficina de pobre
o como mi mente que parece ir oscureciéndose frente a otras mujeres
que respiran desde los cabellos renovados en los libros de sus academias
y pololas y machos.
En el hervidero cuando me he apostado para reírme,
de pronto alguien moral se lamenta y da expresiones anacrónicas y consabidas
y se aburre mi fauce sureña de no ver estrellas y no tener un colmillo
con que jugar o una planta propia para regarle el tallo
salgo de cacería con una monja escapada de la Merced
calle contrita y servicial de interminables errantes
salgo de cacería y ella remata en sus vestidos unas garras de sierva medieval
se concentra como el gato para tomar agua
y se desdibuja la cruz de sus placeres y entra a colmar la sangre
y hace un poco de justicia fuera de la oratoria
y hace un poco de justicia
pues las mujeres modernas son indolentes y pegajosas
y las viejas y ausentes solteras
y las viejas y dolientes mujeres de antaño
y las añejas y las abandonadas y todas las feas mujeres
y las gordas y las reventadas por doquier
y por cualquier estímulo
saldrán en próxima fecha a comérselas vivas.
Con qué ganas espero eso mientras veo más cerca a Beckett
murciélago de la escritura.
3
DEL CAZADOR
La nostalgia se parece esta mañana a un muerto que crece
como si le entrara aire al pecho y tomara una figura de respiración o latencia.
La nostalgia emocional no dependiente
en plena guerra.
Todo es exactamente romántico, los sueños son piedras del camino
y la nostalgia es un cuerpo que respira más avanza la estación
los bellos números iguales e insensitivos
que marcan el castellano preciso y breve de los meses
y la cuota de la mano que no se cansa ni está enferma.
La nostalgia del futuro es la que respira cada día más de ti,
se alimenta de ese relato de tu vida que no te sientas a escribir
y te sorprende de pronto, una mañana como ésta,
te sorprende palideciendo, te saca la lengua, no sé
irrumpe, te molesta, en el fondo es miedo.
Siempre.
Salir al aire entonces y hacer manualidades.
Caerse a una noria o fumarse un cigarro
de absoluta humanidad
más allá de los aviones y el miedo
al color pálido brillante del silencio.
Hay algo que no cuadra pero así es siempre al parecer
suma entrópica, un delirio, avanzar irresponsable
un juego, un llano nevado, un edificio en la calle
que es un libro escrito y los transeúntes sus puntas de lápices,
de plumas,
ah
pajarracos del cansancio
y qué importa a esta altura en que ya lo destruyen todo
con sus ademanes de grandeza.
La genuflexión genuina de pedantería
¿para quién escribimos?
la pregunta que nos desnuda como ideotas,
que nos desnuda más allá de las garras .:
escribimos para nosotros mismas.
Es tan bello escribir porque lees que lo escribimos para nosotros mismas.
La vida es un concurso
complejo y absurdo.
No necesita gobiernos que representen a representados.
Cuántos problemas y estupideces nos han tenido
a nosotros los de la planicie
animales de las espesuras de la tierra capaces de generar una invasión o un imperio de vuelta de gobernantes
con cuanta entretelona de unas pocas familias en el orbe,
grupos y grupúsculos,
nos han tenido animados o temientes gobernados
contándonos en culebrones históricos
lo que se supone importante de la vida…
he huido a buscar en mi interior a mi animal
aquello que se mueve sin permiso y rápido y pronto y escruta.
Biología más allá de que comes o tomas o bebes o chupas…
rabia y pena del oso porque no soy yo,
del tero que grazna contra un cielo gris porque no soy yo
los silvestres y libres animales, concientes con otros ojos y otro oído
mejor adaptados al globo de la tierra…
no sintiendo pena, por qué
la pena es tan humana
como el pegamento con que la hicieron
parecidísima al aburrimiento.
II
Esa nostalgia que se hunde en la alegría del paisaje,
esa sola golosa paletada de luces
atributo de los años de trabajo natural
milenios de gracia sobre las rocas.
Cómo se explica el ser humano aquí, la sola presencia,
cómo se explican su perseverancia rancia y obtusa,
sus horas de oficina.
En este transcurso mi querido amigo Samuel
( a todo esto le llaman depresión)
te acerco la mía a los ojos que te siguen
una faja subterránea de depresión aparece al raspar esta vitrina
y una contumaz máscara variante la oculta todos los días
fiel a los sueños y al dolor
concebimiento natural de la vida.
cómo dejar de leer
con la palabra del instinto se inscribe el nicho
y el cielo se recita con el cuerpo
todo lo que excede a ello llamaremos de nuevo poesía
un tiempo bárbaro se ha de parecer tanto a un crisol de filosofía
el ajuste ante el cosmos,
el decir
balbuceo de raza vertical…
y aquel libre mamífero mitad mamífero mitad omnívoro u opíparo
que ajeno al lujo se dedica al arte.
Como Bach en el recuerdo
como si todos los buenos muchachos del arte cenasen juntos
y Bach fuera un héroe absoluto
marcado por estrellas en las piernas,
estrellas de otro sol que le enseñaron un lenguaje de números inaudibles
en el espacio común de mamíferos humanos.
Hoy la palabra Bach me suena a todo en un momento,
redonda y ancha como un tambor.