Con una sugerente portada y en una bien cuidada impresión, Carolina Grekin Garfunkel presenta su tercera publicación, esta vez a través de Las Tentaciones de Penélope Ediciones.
Conticinio, que según la Real Academia de la Lengua Española alude a la hora de la noche en que todo está en silencio, irrumpe con estruendo poético para realizar un llamado urgente a despertar, a tomar conciencia y actuar en la crisis, a trabajar activamente en la búsqueda de la verdad. Búsqueda que se propone en un movimiento hacia adentro, de autoconocimiento y trabajo personal, pero también hacia afuera, en el encuentro reflexivo y amoroso con quienes compartimos el estar en el mundo para organizarse y crear otras formas de construir sociedad.
Este libro se levanta, no solo como un aciago diagnóstico de lo que nos toca vivir, sino también como una propuesta luminosa que sugiere caminos y estrategias de salida para el momento crucial en que nos encontramos como comunidad global.
Con la fusión, el sincretismo y la mezcla propia de la postmodernidad combina, pero a la vez subvierte, un género tradicional, la poesía elaborada en décima espinel, (nacida hace más de cinco siglos en España), para desarrollar temáticas propias de la “nueva era”.
Podríamos decir, que toma lo antiguo para literaturizar lo nuevo.
En 114 páginas, se movilizan las características inherentes del Canto a lo Humano y lo Divino para filosofar, proponer y reflexionar sobre el imperativo de construir esta nueva forma de estar en el mundo en tiempos de debacle social y cultural.
Así, se echa mano a la poesía popular, específicamente las décimas, para amalgamar creativamente este género de la poesía tradicional de nuestro país y de América Latina, con una mirada reflexiva y personal sobre principios esenciales de la Antroposofía y el tratamiento de temáticas actuales y emergentes.
La alquimia utilizada hace posible fusionar un pasado remoto en la forma (configuración del texto), con un presente angustioso y un futuro esperanzador en su contenido. Así forma y contenido se ensamblan en una apuesta escritural novedosa y original.
En su estructura, este libro y en el anterior también, utiliza este género lírico que llega a nuestras tierras en los albores de la colonia en boca de soldados, poetas, curas, funcionarios y aventureros españoles.
Con la espada, la cruz y el arado llegaron también las décimas y los temas de la poesía tradicional de la península, y es en el mestizaje cultural, a la par del exterminio, que ese trasplante se adapta y regenera con características locales que Grekin sabe explotar.
Pero las décimas tradicionalmente se insertan en una estructura mayor que Carolina se permite fragmentar y condensar según sus propósitos discursivos para armonizar, a partir de una rima estricta, un mensaje de denuncia y hacia el final, de profunda esperanza. Es como si en esta fusión postmoderna la autora quisiera musicalizar la denuncia, la diatriba, la interpelación que su escritura insistentemente nos propone.
Su arquitectura textual, eso sí, obediente a la rima tradicional de la décima, esto es: rima el primer verso con el cuarto y el quinto, el segundo con el tercero, el sexto con el séptimo y el décimo, y el octavo con el noveno, hace posible una melodía que hipnotiza y facilita la instalación de su mensaje.
Sabrás que la democracia
es tan solo alegoría
del triunfo de mayoría;
que es la real timocracia,
o más bien la plutocracia
quien decide sin vergüenza
cuanto a la masa convenza
con argumentos pueriles
para mentes febriles
conducir con desvergüenza.
Con versos octosílabos, es decir, de estrictas ocho sílabas, a modo de un payador tradicional, la autora se permite reflexionar sobre el individualismo, la corrupción, el egoísmo, el engaño, la soledad y el patológico apego al lucro de una cultura neoliberal que sin duda nos aproxima al abismo.
Su índice se divide en una Presentación, que también en décimas informa sobre sus intenciones, una primera parte que precisamente toma ese nombre: Décimas del abismo, para avanzar hacia una última sección titulada Décimas de la esperanza.
En las Décimas del abismo la denuncia campea entre verso y verso. Como en un microscopio se observa y cuestiona ámbitos y zonas críticas. La falsa democracia, la ausencia de transparencia y una educación que ha perdido el rumbo, son algunos de los motivos de despliegue escritural:
Gran tema la educación
no se le da su importancia
por preferir la abundancia
del consumo y producción
que deja a la población
rebajada a mero insumo,
su vida, vuelta a lo sumo
una existencia dormida
porque, con el alma herida,
se hurta su humano zumo.
Pero Grekin no se queda en el llanto, en la queja, como miles de textos que empapelan nuestra realidad de tercer milenio. La denuncia de la primera parte evoluciona en la última sección hacia una propuesta luminosa:
Cuando en la mátrix vivimos,
lo que casi siempre ocurre
mientras la vida transcurre
y en ese estar exigimos,
no vemos que si salimos
nos espera un mundo nuevo
como saliendo del huevo
le ocurre al ave nacida
que lucha por la salida
de su propio mundonuevo.
La pluma se transforma en un bisturí que disecciona la realidad aparente para buscar la verdad última, y desde la senda antroposófica, específicamente el cultivo del pensamiento recto o correcto enunciado por Rudolf Steiner, hace posible la necesaria lucidez que puede descorrer el velo de las apariencias, la banalidad, las creencias y la superficialidad propias de la cultura actual. Entiende el pensamiento correcto, como proceso reflexivo que, a través de la observación, la lógica y la razón, avanza a la dimensión espiritual y a la conexión con el universo. Entonces, el pensamiento puede educar al sentimiento.
Trascender la ilusión y la superficialidad fetichizada por la publicidad, posteada en las redes sociales y maqueteada por los medios masivos es la invitación de esta producción escritural.
El desarrollo de seres reflexivos, con la conciencia despierta, capaces de observar, de movilizar el pensamiento correcto se hace esencial para alcanzar la verdad, la sabiduría y comprender la realidad de manera más profunda, sustancialmente espiritual. Esta forma de pensar, opuesta a la anestesia y a la satisfacción inmediata estimulada por el consumismo salvaje, activa la consciencia y la comprensión de la naturaleza humana. Estrategia, que en versos de ocho sílabas, promete mejorar la vida personal y social al favorecer buenas decisiones y actuar de manera ética y responsable. Es, qué duda cabe, una interpelación a despertar.
La mirada insurrectamente se focaliza en la importancia de valores fundamentales que parecieran tener fecha de vencimiento en el neomercado, como son: el reconocimiento y respeto a la diversidad, la solidaridad, la desarticulación de los prejuicios y el sistema de creencias, la empatía, la libertad de pensamiento, la honestidad, la transparencia, el amor y la búsqueda del propio ser.
La pluma se humedece en la tinta de una propuesta que invita a la búsqueda de sentido, al despertar de la conciencia, al territorio profundo del alma y de una espiritualidad lejana de dogmas, ismos y encasillamientos religiosos.
Y, desfachatadamente, se atreve a celebrar:
La misma de siempre hoy,
misma y no misma mañana
y cambiaré en la semana
gracias al yo que yo soy
que va por donde yo voy.
Con él empiezo y termino
mientras recorro el camino
sustentada en mi existencia
por la toma de consciencia
de hacia dónde me encamino.
Se abre así una esperanza, título de la última parte del libro, que se aproxima a la conexión entre el individuo y el universo buscando comprender la interdependencia de todas cosas en el diseño suprahumano del que formamos parte.
Carolina se sirve de una rima antigua para conjurar, para llamar nuestra atención, para conmovernos amorosamente, como la madre que en el arrullo canta a su criatura para dormir, con la diferencia que ella canta para despertar.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Presentación del libro "Conticinio", en la huella decimista, de Carolina Grekin Garfunkel.
Por Alejandra Farías Köhnenkampf