Una maquinaria Fractal
"Recolector de Pixeles" de Christian Aedo J. Ripio Ediciones, Santiago de Chile 2010
Por Romina Alberdi
Revista Poesía y Artes Visuales. Rosario, Argentina Enero 2011.
Se denomina fractal a un sistema complejo que se multiplica hacia el infinito a partir de sí mismo. Esta definición se apoya en diversas investigaciones que se han realizado a lo largo de los siglos, para una definición nos tenemos que remontar al año 1497 cuando un monje italiano, Lucca Paccioli, dio a conocer lo que era “la divina proporción”, título del libro de su autoría donde explica los secretos de la “sección áurea”, proporción matemática que se basa en una regla de tres para establecer el equilibrio adecuado entre las partes de un todo. Esta división armónica ya fue utilizada desde la antigüedad, y casi siempre en arquitectura, por los egipcios, griegos y romanos, y más tarde en pintura por los grandes maestros del renacimiento para establecer las reglas que les permitieran lograr una perfección compositiva, es en esta tradición donde se inscribe el libro Recolector de Pixeles del joven poeta Christian Aedo.
La fractalidad en la poesía de Aedo estaría arraigada a la capacidad que tiene el autor de multiplicar los signos lingüísticos, dentro de un orden sintáctico, como si se tratase de un juego de espejos que busca en esa repetición, en ese juego, una dinámica dentro de lo infinito, de lo laberíntico o lo circular; o, dicho de una manera más sencilla: esta poesía multiplica por sí mismos los elementos que la componen. El poeta Fernando Pessoa dijo: “El binomio de Newton es tan hermoso como la Venus de Milo, lo que pasa es que muy poca gente se da cuenta”. Parece un buen ejercicio entonces intentar otra mirada sobre las cosas, como lo indica la propuesta de Recolector de Pixeles, para darnos cuenta de las muchas que pasan inadvertidas en la vida cotidiana y sobre todo en las relaciones que esas cosas establecen entre sí. Cosas aparentemente tan disímiles como poesía y matemática, como narrativa y números, como literatura y fractales, o esa intima relación que desarrolla esta poesía con el lector, ya que es este ultimo quien multiplica las posibilidades que aedo le presenta.
Lo que resuena en la perfecta gestualidad grafica y textual de esta obra, pareciera decirnos a cada instante que dentro de cualquier duda hay otra duda que se originó en esa incapacidad para definir cuál es la duda que la contiene, círculo en movimiento que se expande y regenera, que se alimenta de la propia ausencia de decisión. Las probabilidades se ven todas inadecuadas, cuando ninguna se impone sobre la otra. Nada es posible y todo lo es, probabilidades que ahora se contienen dentro de esa duda, que la procuran. Más allá de cualquier duda hay otra, más allá de cualquier razón hay otra. Probabilidades escondidas tras las cosas diría el autor, que este artefacto Recolector es capaz de hacer saltar y como lo hicieran los Ready-Made de Marcel Duchamp realizar una fisura en la relación Significado-Significante que demuele las identidades, situando en medio al lector como parte de la obra.
Christian Aedo se propone designar un modo de entender el mundo y una actitud vital subyacente donde todo lo que es, lo que fue y lo que será, lo que pudo ser y lo que no será, esta contenido en si mismo. Este Pensamiento es un proceso privilegiado para poner en crisis a los mecanismos dominantes, condicionantes y determinantes, un pensamiento capaz de cuestionar el poder totalitario. En efecto, en las ciencias sociales existe un potencial campo de acción que requerirá una nueva visión de los fenómenos anómalos-turbulentos, por ejemplo, la conformación de nuevas identidades, de sujetos sociales olvidados o de incipientes fuerzas de confrontación al sistema. Este pensamiento representa, bien utilizado, un instrumento adecuado para impugnar el establishment, considerando la excepción como parte de un todo y no como mera marginalidad. Para lograr este objetivo no se debe considerar a este una moda como es costumbre en la tradición de poesía Chilena o un simple buzzword de prestigioso valor académico: en sus dimensiones artísticas y sociales este pensamiento exige desde lo ético un valor de compromiso y/o de resistencia.