Proyecto Patrimonio - 2015 | index | Carlos Hernández Tello
| Autores |

 

 


 

 

Renoval de José Joaquín Saavedra Gómez: voces y más voces sobre un territorio.
Imbunche Ediciones, 92 páginas

Por Carlos Hernández Tello


.. .. .. .. ..

Ha llegado a mis manos la novela Renoval (2014), del joven escritor chileno José Joaquín Saavedra Gómez (1985), y lo primero que experimento como lector es la sensación de querer explicar la experiencia que transmite este relato. Quizás siento esta necesidad porque, inconscientemente, me he autoimpuesto decodificar dicha transmisión como principio fundamental de toda obra literaria, aunque quizás para el caso de la novela de Saavedra Gómez los parámetros de aproximación deban ser redefinidos.

Como decía, mi primera impresión fue la de intentar explicar lo que relata el enunciado. ¿Qué nos narra Renoval? La verdad de las cosas es que aún en este momento me siento poseso de una inestabilidad exegética que me parece inherente al texto, pues el lenguaje empleado, las voces que narran, la vida que adquiere el espacio de acción (¿acción?) contribuyen a difuminar cualquier intento por delinear el asunto de la obra. Esto lo digo como un elogio, porque como lector de novelas que soy me he acostumbrado a ingresar a una secuencia narrativa en la que uno o varios narradores me cuenten una historia. Sin embargo, con Renoval no he experimentado esto. Pero debo insistir: para mí esto no es un problema de la novela como tal sino el fundamento de la poética implícita que rezuma en el enunciado, y ahora explicaré por qué me parece así.

Renoval se sitúa en una territorialidad específica: Chiloé. Pero antes de seguir, debo reconocer que no conozco este lugar, nunca en mi vida lo he visitado a pesar de las insistencias de quienes me han testimoniado sus bondades. Como sea, esa es la territorialidad en la que se sitúa la novela de Saavedra Gómez. Lo que sí puedo señalar, como contrapunto, es que sin conocer Chiloé in situ puedo con toda autoridad decir que después de leer Renoval conozco su historia, porque es la historia de violencia y expoliación de América Latina que todos conocemos, lo cual hoy me parece toda una peculiaridad cuando lo que pareciera imponerse en el presente de nuestra novelística es la reconstrucción memorialística del pasado dictatorial. Como certeramente nos lo ha manifestado Ignacio Álvarez, a mí y a mis condiscípulos, la preocupación por la memoria y la insistencia en traer al presente los crímenes brutales del genocida y sus secuaces, hoy por hoy, más allá de lo noble y necesario que comporta este gesto intelectual, se ha instalado en el campo literario actual como práctica hegemónica. En este punto, me parece, reside la particularidad y el mérito de Renoval, novela que propone una descentralización de la atención del lector para recordarnos, por medio de una bofetada de caracteres y páginas, que en nuestro largo y angosto terruño también ha habido otros hechos de violencia, perpetrados por otros sujetos y cuyas víctimas no son precisamente la masa proletaria, sino el indígena, entendido éste no como la brutal categoría homogeneizante del indio, denominación racista y denostadora, sino como lo que designa en realidad: el habitante legítimo y por tanto conectado espiritualmente con la tierra que lo vio nacer. Éste sería, a mi juicio, el primer elemento importante de la poética que esconde la novela de Saavedra Gómez.

Por otra parte, al leer Renoval me quedo con la sensación de asistir a un espectáculo coral. Las voces y más voces que narran, la mayoría de ellas anónimas y sólo diferenciables por una distinción morfemática de género, inteligentemente tornan a diluir la asignación de una identidad particular para construir el canto grupal de un pueblo no sólo sojuzgado por la acción criminal del conquistador, sino también por el mohín soliviantador de los administradores del cristianismo, dramática y patéticamente convencidos de que su mensaje de salvación constituye una panacea que, si miramos con atención la imagen del renoval, comprendemos que semejante acto de violencia hacia el credo del otro es removible en primera instancia pero a la postre quedan los renuevos, remanente que permitirá que el crimen de la castración cultural pueda con el tiempo sanarse y la tierra, matriz de una religiosidad que se sustenta en un acto de solidaridad entre el hombre y la naturaleza, pueda regenerarse. En este sentido, creo que la novela proyecta una reparación y una restitución, aunque no me atrevería a señalar en qué estadio de la humanidad se produciría aquello.

Quisiera concluir estas notas reafirmando algo que se desprende de lo que ya he dicho: Renoval es un ejercicio necesario que le viene muy bien a nuestra narrativa del presente. El trabajo del espacio, el lenguaje poético que despliega a lo largo de todas sus páginas, las múltiples voces que articula y su “incapacidad” (a Dios doy gracias de que sea así) de prescindir de los hechos de violencia que han padecido nuestros antepasados, constituyen a mi juicio de lector los elementos que pueden catapultar a este joven autor.



 



 

Proyecto Patrimonio— Año 2015 
A Página Principal
| A Archivo Carlos Hernández Tello | A Archivo de Autores |

www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
"Renoval" de José Joaquín Saavedra Gómez: voces y más voces sobre un territorio.
Imbunche Ediciones, 92 páginas
Por Carlos Hernández Tello