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Labbé, cuentos que son novela

Por Andrea Ocampo
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Carlos Labbé, cercado por la nieve de EEUU nos cuenta sobre su  última novela/cuentos.

Carlos Labbé, escritor chileno recientemente reconocido por revista Granta, reside en Estados Unidos, en la ciudad universitaria de New Brunswick donde la escritora Mónica Ríos, su esposa, realiza un doctorado. Mientras la nieve los cerca, ambos continúan escribiendo y dándole vida a una de las micro-editoriales más prolíficas de la fauna con guillotina actual. Sangría acaba de lanzar a los libreros y dormitorios Caracteres Blancos, novela/cuento que, tal como sus predecesores, pone en cuestión el género literario, el lugar del autor y la presencia (o no) de temáticas recurrentes en literatura, como en este caso es el “amor”.

- ¿Cual dirías tu que es la apuesta de Caracteres Blancos?
- Caracteres blancos es un ejercicio de ruptura de los géneros narrativos y los discursos autorales para contribuir a la complicación de las fórmulas literarias. Pese al revoltijo de formas y deformaciones de escrituras, lecturas, proyecciones, escuchas y tantas otras maneras de relacionarse que proponemos los seres humanos en este momento, la necesidad que muchos lectores tienen de que el libro literario se tenga que mantener en cuatro o cinco géneros reconocibles da para que cuando uno quiere escribir sobre el amor de pareja – como es este el caso – las posibilidades de caer en lugares comunes y abrir la boca para repetir las palabras de otros – y ser así manejados por ellos – son mayores, por lo que el riesgo que debe tomarse debe ser correspondiente; las relaciones de intimidad son privadas, casi indecibles en una lengua social, y eso volvió mi novela en cuentos y el libro de cuentos en una novela.

- ¿Podemos ver alguna relación con tu trabajo anterior? Por ejemplo, Locuela.
- Sí. Desde mi primera obra, la hipernovela Pentagonal: incluidos tú y yo, sigo la obsesión y el motivo de cómo decir aquello que nos une y nos excede cotidianamente, cuando en la música y el cuerpo de otra persona logramos dejar fuera la idea moderna, industrial, de individuo limitado, numerado y gregario. O cuando nuestras formas se disuelven en las de otra persona que desencarnó las suyas sobre la página de un libro literario… o cuando el paisaje nos enmudece y el tiempo se hace simultáneo, múltiple, por la intensidad de una experiencia que pareciera mundana.

- ¿Cuánto de correlato biográfico tiene tu obra?
- Más que un correlato, todos mis libros son una elaboración imaginaria de mi experiencia. Si alguien tuviera tanto tiempo para gastar en un ejercicio inútil como buscar las referencias a personas con existencia civil, hechos que sucedieron empíricamente y lugares concretos, los encontraría. No sería difícil. Pero cuando los encontrara, y los reuniera sobre un lienzo blanco, en una página, ¿qué? Habría que unir los puntos, y esas rayas que la persona estaría haciendo, como las constelaciones, ¿estaban ahí prefiguradas o responden a mi plan de autor consciente? ¿Es esa persona, quien lee y une los puntos entre una obra y otra, entre una cara de carne y hueso y el nombre de un personaje, quien hace el mundo de mi ficción biográfica?

- ¿Dónde lo(s) escribiste?
- Algunos cuentos los hice desde 2003, cuando vivía en Merced casi esquina Miraflores, solo en un departamento de un ambiente. Otros los escribí ya en pareja, viviendo en Las Torcazas, casi Escuela Militar. Otros me acuerdo haberlos escrito cuando vivía en Grecia con Lo Encalada, insomne por las micros y autos que pasaban toda la noche bajo mi ventana. Y algunos en Domingo Faustino Sarmiento casi esquina Manuel Montt e Irarrázaval. Como suena, eran relatos desperdigados de la ciudad y de lo que no es la ciudad, hasta que un mediodía de 2008, caminando por una duna a pleno sol en la larga playa de Matanza, se me vino a la mente la estructura que los unía a todos, justamente lejos de la noción de urbanidad. En el desierto y en ayunas.

- ¿Cómo lo haces al momento de plantearte escribir una obra?
- Estoy abierto siempre a la idea de totalidad, de estructura, de horizonte. Trato de entrenar el ojo y el oído para eso, porque una vez que logro percibir una forma amplia donde caben los ínfimos relatos que a cada momento me vienen sé cuál puede contener el espacio y el tiempo actuales donde están situados, y cuál puede ser el punto de fuga que guía esa obra. Más que plantearme el plan de una obra, me gusta escribir con un punto de partida y un punto de fuga muy lejano, que apenas yo pueda notar; el resto será elaborar un camino de palabras que cada día -porque en ese trance tengo que escribir diariamente- me lleva hacia donde no sé.

- En tus obras anteriores y en esta, los personajes en pareja cuentan (varias y/o una) historias ¿Por qué recurrir alternativamente a esa figura?
- Porque si no hay ni debe haber una sola versión de los hechos, los discursos sobre esos hechos son múltiples. Esa multiplicidad, esa riqueza expresiva, verbal, no sólo es el idioma vivo de una cultura ebullente – y nos quieren hacer creer que no existe literatura, música o arte popular (y no pop) en los lugares que vivimos –, sino el coro de voces que se suman para entender una verdad que me habla. Y la pareja es la primera manera de lograr una línea armónica.

- ¿Escribirás en Inglés?
- No sé. En mis tiempos de estudiante de Licenciatura en Literatura, probé escribir un par de cuentos en inglés para observar cuál era la estructura profunda de mi sintaxis. No saqué nada en limpio, porque no existe tal cosa aunque le pese a algunos lingüistas chomskianos y a pesar de que me parezca una ficción teórica muy productiva; es como la teoría del sicoanálisis. Sí me parece muy relevante el problema de la traductibilidad que cada uno puede tener para el otro, cómo tú traduces lo que te estoy diciendo y cómo grandes bloques corales, el mapudungún para el castellano chileno o el castellano chileno para el español imperial panhispánico, son absorbidos ruidosamente, y sin embargo algunas líneas melódicas, incluso algunas armonías, perseveran y quedan resonando en el oído de alguien lejano como un inglés londinense.

- ¿Es la experimentalidad una condición de quien escribe o es una elección?
- Depende de si quieres escribir literatura o si quieres entretener a toda costa. La elección está en que no se trata de la persona del autor, sino de los textos de un libro los que son leídos; quienes privilegian su autoría sobre su trabajo textual están pendientes de la aprobación y desaprobación a su persona, entonces todo se vuelve bueno o malo, una cuestión de que me gusta o me desagrada. Esos autores se olvidan que uno tiene tantas personas dentro de sí mismo como horas de escritura, lugares de enunciación y maneras de plantear escrituras.

- ¿Como recibiste el haber sido en listado por la revista Granta? ¿Qué significa eso para ti?
- Significó mirar con distancia la cultura de las listas, que nada tiene que ver con la literatura, salvo el hecho específico en este caso de que se trata del llamado de una revista dedicada exclusivamente a la publicación de relatos literarios de ficción y no ficción. Y también una primera apertura a la traducción de mi narrativa a otras lenguas, concretamente en Granta el inglés londinense, y una instancia de discusión sobre la literatura latinoamericana, la literatura española, y la fantasía idiomática y cultural que se supone nos enlaza.


 

 

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