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Carlos Labbé, escritor:
"Desde 1973, buscamos el humor y la ironía"



Por Roberto Miranda
RedAragon, Lunes, 16 de Abril de 2007




Nacido en Santiago de Chile. Edad: 29 años. Trayectoria: `Navidad y matanza´ (Periferia) es su segunda novela. Antes había publicado `Libro de plumas´ (Ediciones B de Chile) en el 2004. Ha sido elegido recientemente uno de
los once autores suramericanos más prometedores.


- ¿De dónde viene su literatura?
- Soy chileno y vengo de una tradición hecha de falta de tradición. Tenemos grandes nombres, el último, Roberto Bolaño, con dimensión mundial. Y también de una literatura basada en la poesía: Neruda, Mistral, Huidobro... Grandes nombres. Yo escribo una narrativa que trata un poco de sacudirse este peso de los grandes autores.

- Han pasado cosas en Chile desde aquellos epónimos, ¿son ahora los jóvenes escritores herederos de esa carga que dejó Pinochet?
- Hemos asistido al entierro de un siglo XX que terminó en 1973 en Chile. Y nosotros, aunque suene más liviano, justamente buscamos más ligereza. Ligereza, en el sentido de levedad; no banalidad, pero de alguna manera el humor y la ironía.

- ¿Un sobreponerse al luto?
- Pero incorporándolo. Por ejemplo en esta novela, Navidad y Matanza, está muy tenuemente, como un eco, los detenidos-desaparecidos de la dictadura, por ejemplo. La narrativa chilena, de Bolaño a Donoso, siempre tiene grandes personajes desaparecidos. También desde la época de la colonia española hubo siempre un otro. En Chile, la novela o el cuento son géneros apropiados para narrar estas historias.

- Navidad y Matanza parecen contradecirse.
- Navidad es la esperanza, la creación de algo, el nacimiento de un cosmos; y matanza es el final de algo por mandato ajeno. Son simultáneos. En Chile siempre hay una natividad y una matanza al mismo tiempo. Literaria y socialmente. Esa contradicción es fructífera; es como una planta que quiere crecer, pero al mismo tiempo no tiene sol.

- ¿Cómo surgió esta novela?
- De un juego de oca con otros seis amigos escritores. Tirábamos un dado y nos tocaba en distintas casillas. Cada uno adquiría una obligación formal narrativa: tenía que escribir su capítulo y mandarlo a otro, que recogía el guante y seguía narrando. El que llegaba a la casilla cien ganaba el juego y se quedaba con todos los textos y el derecho a refundirlo. Lo gané yo.

- ¿Está escrita por varios?
- La reescribí, asumiendo lo que era este juego y este laboratorio narrativo que habíamos hecho, y lo incorporé como personaje. Los otros amigos aparecen alegóricamente con los nombres de los días de la semana en que cada uno escribía.

- ¿Cuál es el tema?
- Hay tres argumentos: el primero es un laboratorio de biólogos que buscan un producto farmacéutico, están encerrados en un subterráneo de Estados Unidos y no van a salir hasta que den con esa fórmula, para airearse, escriben. Y este relato que escriben trata de unas familias chilenas que viven en dos pueblos llamados Navidad y Matanza, que existen. Y los hijos desaparecen. A su vez, ellos tienen sus historias.

- Como cajas dentro de otras.
- Hay movimiento; hay una renovación, no en plan revolucionario, sino que paso a paso se va llegando. Hay acuerdos comunes.

- ¿Representa una normalización, un volver a estar en el mundo sin esos traumas terribles, sin fantasmas?
- Sobre todo, un empeño en llevar a cabo algo de calidad. Esta Editorial Periférica comparte esa filosofía distinta del mero trabajar por trabajar.

- Es su segunda novela ¿Comenzó con la poesía?
- Mi vida literaria nació en la poesía a los 15 años, con un grupo. En Chile, hay una diferencia muy brutal entre lo rural y lo urbano. Y al llegar a Santiago vi que la novela es capaz de reunir y hacer chocar ambos discursos para sacar algo.

- ¿Cómo ha vivido este salto a España?
- Esta gira me hace sentirme en el camino. Siento en España cosas muy propias y a la vez muy ajenas que me hacen sentirme muy vivo.




 

La nueva literatura de América, en versión de tres autores

Gabriela Paz y Miño.
Corresponsal en Madrid de El Comercio de Ecuador

Escritores sin papeles y escritores con papeles. De esa categorización –no exenta de ironía- echó mano el escritor guayaquileño Leonardo Valencia, el último miércoles, en el encuentro Nuevos Desembarcos. Tres generaciones de la mejor literatura, organizado en Madrid.

Tres editoriales españolas (Libros del Asteroide, Periférica y Funambulista) invitaron al brasilero Edgar Telles Ribero, al chileno Carlos Labbé y al ecuatoriano Valencia, a un encuentro para reflexionar sobre las nuevas tendencias de la literatura en América Latina. La cita fue en el denominado Hotel Kakfa, un espacio de creación, educación literaria y educación para el arte.

Fue la oportunidad para presentar nuevas ediciones de los libros ‘La mesilla de noche’, de Telles Ribeiro; ‘Navidad y matanza’, de Labbé, y ‘El libro flotante de Caytran Dölphin’, de Valencia.

Los escritores fueron presentados como “autores imprescindibles de la nueva literatura iberoamericana”, aunque no inmersos en los grandes fenómenos de mercado. De hecho, las editoriales que los publican se califican de pequeñas y alternativas.

Una pregunta acerca de la escritura en el continente después del ‘boom’, que “dejó cansados a críticos, editores y lectores”, fue el punto de partida de un diálogo. Esa concepción generó las reflexiones críticas de Valencia, novelista ecuatoriano que reside en Barcelona desde 1998.

“Hay todo un discurso sobre la escritura de la región; una interpretación de lo latinoamericano que tiende a ser simplificadora. En el continente hay una gama de líneas creativas. No debería pasarse todo a través del mismo embudo”, dijo el novelista ecuatoriano.

El brasilero Telles, publicado por Asteroide, matizó. “Brasil no fue integrado al ‘boom’; ese fue más bien un fenómeno de habla hispana. La creación de mi país pasa por el filtro de la traducción y aunque hay escritores de la misma talla de aquellos que protagonizaron el boom, quizás no tuvieron esa difusión continental”. El autor, que se autocalificó como un simple “contador de historias”, obtuvo el Premio de la Academia Brasileña de las Letras, calificado como el más prestigioso de los premios de novela que otorga Brasil.

Por su parte, el chileno Labbé, publicado por Periférica y elegido por la revista Qué pasa como uno de los 11 escritores más prometedores del continente, acusó la “fijación por el mercado” que rige la publicación de obras en su país. El joven escritor, de 30 años, criticó a los escritores “de moda”, quienes, en sus palabras, son “estrellas” que reciben más atención que sus propios textos.

 


 

Autores rechazan hacer pasar la literatura latinoamericana
por un embudo


Madrid, 11 abr (EFE).- Autores latinoamericanos de tres generaciones rechazaron hoy en Madrid la tentación de hacer pasar a toda la literatura latinoamericana por un embudo, porque se trata de un fenómeno que hay que tratar de manera individualizada.

Coincidieron en esta apreciación el brasileño Edgard Telles Ribeiro (1944), el ecuatoriano Leonardo Valencia (1969) y el chileno Carlos Labbé (1977), reunidos en Madrid por las editoriales que han publicado sus trabajos más significativos en España.

Los tres reflexionaron en la mesa redonda "Nuevos desembarcos. Tres generaciones de la mejor literatura latinoamericana" sobre los clichés que existen sobre lo que se escribe en América Latina y la tendencia a agrupar sus trabajos como si fueran una sola corriente.

"Es difícil hacer una interpretación de lo latinoamericano", dijo el ecuatoriano Valencia, que reside en España, quien destacó que en Latinoamérica "existen líneas paralelas" de creación y un abanico enorme de "gamas creativas y de exploraciones individuales".

"Es difícil hacer pasar todo esto por un embudo", destacó Valencia, partidario de entender cada expresión literaria de manera individual e independiente, más allá de las regiones o de los países, porque el panorama actual es "vasto e inmanejable".

El autor ecuatoriano, que ha publicado su novela "El libro flotante de Caytran Dölphin" con la editorial Funambulista, reconoció que aún pesan los tópicos derivados del llamado "boom de la literatura latinoamericana" surgido en los años 60 y 70.

Eso ha derivado, después de varios altibajos en el interés de los lectores, en que haya "mucha oferta y dificultad" para asimilar la literatura que llega de América Latina por parte del lector español, pese a que aún "hay curiosidad y disposición", dijo Valencia.

El chileno Labbé, el más joven del grupo, incidió en que "los autores del boom conformaron una idea del autor latinoamericano en España, que sigue campeando" y que tiene su máxima expresión en Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.

Se trata de autores "que vienen a comerse el mundo y a ser grandes machos, con grandes ideas políticas (...) que encaminaron una idea muy forzada del autor como estrella", afirmó Labbé.

Por contra, las nuevas generaciones "buscamos olvidarnos del escenario y dar protagonismo al texto", argumentó el autor de "Navidad y matanza" (Periférica), quien también rechazó tratar la literatura latinoamericana como "una sucesión de generaciones".

El brasileño Telles Ribeiro se sumó a la idea de que existe un "cansancio en torno al boom de la literatura latinoamericana", algo que no afectó a los autores brasileños, que han vivido en "un mundo cerrado" por las dificultades que implica la traducción.

En este sentido, consideró paradójico que para los autores brasileños la manera más fácil de llegar a sus vecinos regionales sea cruzar el océano Atlántico y publicar primero en España.


 



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