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LA LITERATURA ES UNA MENTIRA
Por Eduardo
Fariña Poveda
En Revista literaria Eclipse N° 8. Universidad de Zaragoza. Diciembre
2007.
Navidad y Matanza.
Carlos Labbé. Editorial Periférica.
Cáceres, 2007.
La novela tiene su origen en un juego de Oca que mantuvo
este narrador junto a otros jóvenes escritores. Al llegar a una casilla
el participante se adjudicaba una obligación formal, escribir un capítulo,
fue Labbé quién llegó a la última casilla y se quedó con los derechos.
Finalmente reescribió todos los capítulos cedidos y armó con sello
propio esta intrigante historia que tiene
la facultad de entrelazarnos en ambiguas realidades en donde podemos
mantener un gusto por la indiferencia de no saber que es lo que quiere
ser real o lo que ha sido siempre una alegoría.
La lectura de Navidad y Matanza puede ser aplicar variadas
lecturas sobre un mismo relato, asignado a una casilla de este juego.
Además de tentarse a inventar una gran historia que descubra esos
lazos invisibles e incluso se puede también ignorar ese lugar, aceptar
la lectura de este libro desde una periferia hasta su respectivo centro,
de existir o simbólicamente asignarle una ausencia. Bautizada como
novela-juego por su autor, tenemos aquí atractivas historias: un grupo
seleccionado de 7 científicos (cada uno se asigna el nombre de cada
día de la semana) aficionados a la literatura que aceptan el reto
de encerrarse en un laboratorio norteamericano para analizar los efectos
del hadón, una droga que provoca éxtasis del odio en quién la ingiera,
un periodista que se dedica a investigar el caso de la extraña desaparición
de los hijos de un conocido empresario chileno que se dedica a la
fabricación de juegos de mesa, las aventuras de un joven y su mayordomo
arriba de un cadillac que se dedican a robar toallas a los veraneantes
de Navidad y Matanza (ambos son nombres de balnearios turísticos ubicados
en el litoral central de Chile). A medida que vamos saltando por las
casillas, nos vamos encontrando con personajes curiosos y en muchas
ocasiones algo macabros, los cuales van entregando pistas sobre lo
que estamos buscando en esta novela, o alusiones metaliterarias y
alegorías que inmediatamente nos hacen reflexionar, el siniestro mundo
familiar que rodea a los Vivar Virditti nos recuerda a quiénes construyeron,
por ejemplo, la oscura era de Pinochet (este empresario había cursado
su MBA en Chicago, como cualquiera de los economistas que implantaron
el modelo económico de Friedman en esta Dictadura) o el confundido
periodista que está tras el caso de la desaparición y recorre Navidad
y Matanza, reclamando en el lector el enigma que rodea al aspirante
a escritor. Ecos de Carrol, Lee Masters, Chesterton, Perec, Cortázar
y Onetti logran oírse desde el océano pacifico que da vida a estas
playas.
Esta novela se coloca en la línea de avanzada de la literatura en
castellano actual, no sólo por su manera de innovar muchos ejercicios
hábilmente desarrollados en Rayuela, Juntacadáveres
o Los detectives salvajes, por dar algunos ejemplos. Concebir
la escritura como un juego, sin ser algo ya novedoso, es una valiosa
manera de experimentar primero la ficción que la realidad, se da un
tránsito mayor a una simple ensoñación para dar cabida a un relato
que puede trazar una línea entre lo que es alegoría e ironía, animándonos
a poner un pie en cada casillero que se dibuja desde aquí. Interesante
es ver la vida con la mirada de un científico, un músico congoleño,
una niña pequeña perturbada o un empresario en fuga, coincidir con
todos en el momento en que la historia pretender llegar a los extremos
y demostrarnos que además de leer y vivir la novela, puede ser más
inquietante escribirla, a ello invita Navidad y Matanza, a
escribir esos capítulos que le faltan con la mayor cantidad de voces
que sea posible.
Todas las reseñas de la novela subrayan su carácter lúdico y el
desafío que se presenta al lector. Un sacrificio que valdrá la pena
porque la novela no deja en ningún momento de transmitir una gran
pasión por la literatura. El tema de la desaparición también acompaña
a compatriotas de Labbé, desde Donoso hasta Bolaño, pasando por Lemebel,
podemos ver como el tema adquiere protagonismo en la ficción. “La
literatura es una mentira” se nos dice en la casilla 89, “sólo lo
que sucede existe”. Una atractiva y exigente invitación a leer y escribir
la realidad acompañados de reglas, sólo reglas, que persiguen los
infinitos círculos de los que se componen nuestras propias historias.