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"Libro de
plumas" de Carlos Labbé. Debut como novelista
Pájaro
de plumas desordenadas
Por Javier Edwards Renard
Revista de Libros de El Mercurio, Viernes
17 de Diciembre de 2004.
La escritura, hoy, viene de la mano de narradores jóvenes que
de una u otra manera han experimentado con el lenguaje audiovisual:
son músicos alternativos, productores o directores
de videos, escritores de guiones para teleseries, dibujantes de cómics,
programadores de computación, gente con la intuición
virtual y globalizada de internet. Y no resultan gratis dichas influencias.
De alguna manera, las estéticas que definen estas fuentes terminan
por trasladarse a los relatos, y el lector debe adaptarse a los ritmos
propios de esos lenguajes migrados al espacio convencional del libro.
Hay algo vertiginoso en esta nueva aproximación literaria y
el resultado es interesante, revitaliza el discurso, pero también
implica riesgo cuando su uso se desboca y confunde.
De todo esto hay en la primera novela de Carlos Labbé,
escritor de 26 años, que se mueve en los terrenos de internet
—con novelas hipertextuales y críticas literarias—, que ha
escrito cuentos, guiones para teleseries y también se maneja
en el terreno de la música. Y así, Libro de plumas
refleja este cruce de elementos, generando la incógnita sobre
cómo decantarán en la escritura de Labbé.
Libro de plumas tiene algo de la primera escritura del argentino
Gonzalo Garcés, especialmente en su novela Los Impacientes,
por su ambición, complejidad de lenguaje y trama. Labbé
se atreve en el uso de los recursos narrativos, en la mirada subjetiva
que se detiene a escarbar en la situación exisencial de los
personajes, con sus búsquedas inevitables y muchas veces abstrusas:
"Pienso en mi papá y en que una vez le pregunté
si a los pájaros no les molestaba que él los observara
durante horas. Me dice que no, no se dan cuenta. Los pájaros
creían que a cada instante ese hombre era uno distinto que
llegaba a verlos, porque los pájaros nunca se detienen, están
siempre en movimiento, adoptando una y mil posturas, y cada una de
sus miradas tiene una perspectiva diferente a la anterior". Dice
el narrador, y resulta inevitable pensar, si eso de los pájaros
no es también lo mismo que hace el hombre: mirar, moverse,
construir incesantemente nuevas perspectivas sobre el mundo.
En Libro de plumas, título que apunta a las aves que
están en la memoria del protagonista y son metáfora
de la escritura misma, Carlos Labbé intenta amarrar varios
relatos en uno solo, tejer una trenza que habla de historias familiares,
genealogías, de búsquedas personales, de amores, de
confusiones, traiciones y rechazos, del misterio que va rondando cada
una de sus partes, en la exploración de un algo que no se deja
ver con claridad y que tanto seduce como confunde la lectura. Tomada
por partes, esta novela tiene momentos notables: el uso del lenguaje,
la construcción de imágenes, el amarre que hace entre
algunos de los elementos que incluye en la cazuela. Labbé tiene
potencia narrativa y es de esperar que siga escribiendo más
y mejor. Sin embargo, como conjunto, resulta algo desmadejada, con
largos segmentos que, aunque acertadamente escritos, no parecen justificarse
en el texto.
A esta primera novela impresa de Carlos Labbé le sobran cabos
o le faltan páginas para amarrarlos y, después de 174
páginas, uno siente que las plumas de sus pájaros están
algo desordenadas; que no obstante la belleza de lenguaje, la profundidad
de sus reflexiones, el texto tiene algo delirante que pierde su propósito.
Aun así, Libro de plumas merece ser leído, y
promete la llegada de un escritor con todas sus letras, con todas
sus plumas.
Libro de plumas
Carlos Labbé Ediciones B, Santiago, 2004, 174 páginas.