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Carlos Labbé: “El escritor tiene que revolver los formatos y las clasificaciones”

Por Andrea Ocampo Cea.
En indie.cl

 

Locuela lanzado por Editorial Periférica en diciembre ‘09 en España, acaba de aparecer en Chile. Esta tercera entrega de Carlos Labbé (33) viene a instalarlo como uno de los escritores más incómodos de la literatura actual. Incomodan sus ficciones, sus múltiples voces y sonidos regurgurantes desde lo más íntimo/público de la escritura ficcionada. Incomoda también su capacidad para desdoblar el papel, ya sea del que escribe, el que lee, el que asigna a su narración.

Carlos es el autor, el personaje y el destinatario; al igual que Alicia -la albina, que podría ser Violeta, su novia Elisa, su remitente y su novela: el nombre y el personaje que podría ser la posibilidad del mal. Esta novela policial, única en su (des)género, nos trae un excelente volumen para cavilar mientras se duerme y se despierta.  En “Locuela” aparece implacable la lucidez de conciencia borgeana, algunos rastros de Onetti y la experiencia de la híper-ficción que lleva a cuestas. Desde esa perspectiva reconoce: “Tomo la escritura como una manera física y a la vez trascendente de experimentar y romper los círculos concéntricos -otros los llamarán campos culturales- en que uno se mueve, a todo nivel: la nación, la contingencia, la sensorialidad, los espacios sociales, la literatura, el tiempo y el espacio, los discursos e imágenes culturales del poder, la intimidad, la infinitamente honda conciencia personal, lo inefable aunque igualmente experimentable, la estructura de conciencia que llamamos Occidente, cualquier forma de vivir colectiva o individual, el cuerpo de uno es un cruce de miles de reformas y propuestas culturales pero, al mismo tiempo, estamos muy limitados por los límites biológicos, por el tiempo y el espacio que ocupamos. Para mí la mejor manera de registrar y dejar ir esa limitación es la escritura, porque está cerca de la mano y de la voz, es primaria, no necesita de una mediación técnica tan elaborada”.

- En ese sentido ¿cómo te apropias de los formatos?
- Uno se siente más cómodo en este u otro registro, pero los formatos y géneros para mí son asunto sólo técnico y publicitario. Desde que Borges expuso la conciencia de que el tiempo es reversible, simultáneo y complejo -que sólo nos es dañino cuando nos imponen el reloj positivista que avanza implacable para el trabajo-, todos los formatos culturales y textuales caben en la escritura de uno, mientras seas capaz de leerlos y tramarlos. Creo que el escritor, como sujeto crítico e inventor de nuevas formas, tiene que revolver los formatos y las clasificaciones. Tenemos que ser revulsivos.

- ¿Pertenece Locuela a una saga aún mayor?
- En términos estrictos, no, porque comparte motivos recurrentes en todo lo que he escrito y en todo lo que quiero escribir y sólo un par de personajes y referencias cruzan mis novelas. Aunque, como lo he dicho en algún lado antes, esta novela se relaciona con Libro de plumas y Navidad y Matanza como una exploración moral triple, escolástica: la primera de estas novelas se pregunta sobre la posibilidad de una bondad, la segunda sobre una visión de mundo mixta, en base a perspectivas, y Locuela se pregunta sobre la posibilidad de una maldad, del mal. Puedes leer las tres como una Divina Comedia invertida, que empieza en el Paradiso y termina en el Inferno; aunque en orden cronológico empecé con Locuela y la más reciente es Libro de plumas. Pero también actúan como trío sobre perspectivas sensoriales del mundo: Libro de plumas es sobre la audición, Navidad y Matanza sobre el olfato y Locuela sobre la vista.

- ¿Y por qué publicarla en Editorial Periférica de España y no en Chile?
- Sencillamente porque ésta editorial de Extremadura es la que se me acercó con real interés literario en publicarme. Para un escritor -tú ya lo sabes- es suficiente tener que escribir lo suyo para además estar tocando las puertas de otras editoriales. Julián Rodríguez, editor de Periférica, es escritor, y por eso podemos dialogar en términos más complejos que cuánto se vende y quién critica a quién; ellos se arriesgan publicando mis novelas, que quieren ser arriesgadas.

- ¿Qué te motivó a escribir una novela en hipertexto?
- La manera de narrar del hipertexto es esa incapacidad de sostener la atención de uno frente a la pantalla. En ese sentido me encanta la idea de poder encontrar en una novela híper-textual innumerables concentrados de sentido flotando en el vacío blanco de la pantalla, que sólo adquieren forma sensible -relaciones mentales, luego sensaciones corpóreas y de vuelta interpretaciones intelectuales ya mediadas por ese proceso y por el contexto del lector y crítico- cuando alguien interactúa de manera activa con los hipervínculos, casi como una conversación de dos personas desconocidas que nunca se conocerán.

Labbé  Sin Nación.

Quien dejara el comentado puesto de Editor de Planeta-Chile el pasado año, para tener tiempo para leer, escribir, y dedicarse a su micro-editorial Sangría, asume su paso por esta casa editorial trasnacional como un “intenso aprendizaje de los límites éticos y productivos del mundo editorial latinoamericano, y de mis propios límites“. Sin embargo, nada ha acabado en la creación de Labbé, actualmente termina su novela Las coreografías espirituales para publicarla en 2011, otra llamada Piezas secretas contra el mundo y Caracteres blancos (libro de cuentos/novela por editar en Sangría), sin contar con Mi nuevo órgano, su tercer disco solista “medio pop” -como él mismo lo define.

- En este momento político y cultural tan extraordinario ¿Cómo ves el panorama literario nacional?
- Para mí  no existe la nación chilena. Cada actividad, grupo social, saber y población crea sus propios círculos cerrados de sentido, que cada cierto tiempo se tocan -se trastocan, se hacen concéntricos en cada cual, que es el centro- por algún accidente político, geográfico, meteorológico. A esa pretensión la llamamos Chile, que para los incas significaba “esa inmensa vaguedad que queda al sur”. Por mí que existan tantas naciones y países como valles, litorales y divisiones naturales, pero a la gente que hace negocio y a los periodistas, que amueblan ese negocio, no les conviene siquiera pensar en eso. Y el panorama literario nacional tiene que ver con eso. Hay una falta de comunicación, esencial entre los miles de grupos literarios que existen; entre los autores, traductores, editores, críticos y lectores, esencial para definir la literatura chilena; en el momento que empecemos a hablar, a hacer discusiones íntimas y no jerarquizadas por la ansiedad del monologismo, se acaba Chile y somos felices.

- ¿En qué contexto nace Sangría?
- Sangría Editora es una microeditorial de ficciones contemporáneas, una reserva de narrativa chilena y un lugar de guiones audiovisuales, dramaturgia, performances artísticas y otros textos en acción. Sangría es un antiguo remedio. Sangría es el espacio entre párrafos que  permite respirar a nuestros ojos. Sangría es una bebida espirituosa. Sangría es ese lugar del brazo tan íntimo como sensible que encontramos al reverso del codo.

- ¿Qué nuevas publicaciones vienen el 2010?
- Para el primer semestre están confirmadas -Colección Reserva de narrativa chilena- “El verano del ganadero”, la novela pornográfica que Cristián Huneeus publicó bajo su heterónimo Gaspar Ruiz. “Poste restante” de Cynthia Rimsky y “Nirvana”, de Augusto D’Halmar. También el guión original de la película “El cielo, la tierra y la lluvia”, de José Luis Torres Leiva y en la colección Narrativas Contemporáneas “Ñache”, la segunda novela de Felipe Becerra;  y la primera de Mónica Ríos titulada “Segundos”.

 

 

 

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