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ÁLBUM 8
A ti también te apruebo y con eso hago estallar tu plata ta tá

Por Carlos Labbé



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La percusión empezó bajito, estallido de muslo contra cadera, guata contra guata y ta, el hueso chocó la pelvis. Ta.
.... Ahí lo que era ritmo –impacto gozoso, repetitivo, que moviliza y lubrica la baba y basta, piel contra piel– perdió la piel del tambor que somos.
.... Puro hueso se volvió. Un sonido seco.
.... Ta.
.... La palabra contra ya no sirvió de nexo entre cuerpos que vuelven una y otra vez a reunirse en el plexo, en el deseo de cambiar las cosas preservándolo en la reunión y en la revuelta, revolviéndolas, sino que –creíamos– esa palabra había sido privatizada sin remedio, emprendida, monetizada, nixonizada, pinocheteada, en fin, despojada aun de su hueso, el cual también vendieron.
.... Quedó sólo el aire de lo que choca, el aire que no vuelve.
.... Estar contra algo entonces se volvió vivir con el rechazo como única ley. Rechazo hacia la otredad, ganas de irse en su contra para reducirla y maniatarla y usarla y desgastarla hasta que fuera necesario llamar a alguien del negocio que se encargaría de hacerla desaparecer; vivir decentemente fue entonces ejercer la más pura desconfianza hacia cualquier ser humano, la reflexión tenía que ir en contra de cualquier cuerpo en movimiento –ergo el odio al regatón, a la bachata, a cualquier pulso masivo–, y la plata versus la plata nos separaba definitivamente y nos unía en la angustia abstracta de tener que pagarla.
.... Golpe, golpe, golpe.
.... Y al mismo tiempo la sucesión de golpes empezó bajito a sonar como ruido de metal contra metal, sí, casi plata pero si le ponías oreja es lata, latón, fierro, cacerolas contra cuchillos. Así comienza “Plata ta tá”, el regatón de la Mon Laferte. Pronuncia los nombres con otra fuerza su colaborador en los ritmos y el rapeo, el Guainaá –con tilde también, y en su boca la reivindicación de la causa mapuche es una lucha por la independencia, como la de Puerto Rico contra USA–, el Guinaá se soba contra el baile de la Mon Laferte con cariño real, inusitado.  Como ellos y con el resto de nosotrxs lo que empezó bajito evadió el rechazo y estalló: percusión versus melodía, quiltrxs versus zorrillos y guanacos, perreando contra la guerra de Piraña nos sacamos los sostenes y levantamos los pañuelos.
.... Deja que entre el pmm.
.... Oye, plata ta tá, Piñata ta tá –con tilde para que lo leas de nuevo y como ese acento, el acento caribeño de esas miles de nuevas personas chilenas inmigrantes–: no tenemos miedo a tu plata, a tu deuda, a tu tarjeta sobre tarjeta ta tá.
.... Oye, Piñera era era: la última sílaba de tu meta ta tá suena a disparos, esos de tu guerra privada, esos de tu negocio público, con el que sigues comprándole millones de armas al Trump dump dumb y su cofradía para seguir matando, mutilando y violando a la población chilena.
.... Escucha:
.... No tenemos miedo.
.... ¡Cumbia!
.... Los de siempre quieren plata.
.... Y al final, con charango andino sobre bombo, platillo y caja antillanos, yo –el pueblo– hago lo que quiero, que es decirte esto:
.... Tú, que habitas con comodidad la constante contrariedad constitucional concertacionista del rechazo y la desconfianza y la humillación hacia cualquiera que pase junto a ti; tú, que miras de lado para devaluar a esa persona; tú, que en cualquier interacción en la carretera, en la fila del pago, en la cola de la burocracia, en el mensaje de texto, en la decisión de oficina y en la página de diario impreso como publicista fanático de las fiestas patrias, del feriado religioso, de la coca y la carne; tú, que tiras comentarios crueles como broma nomás; tú, que gozas la navidad y la Teletón, el rodeo y el Festival de Viña, el noticiario y el concierto de rock clásico; tú, que llamas lumpen y flaite a quien sea que esté en la calle; tú, que tienes pavor a cualquier aglomeración que no sea deportiva; tú, que adoras tu auto y tratas mal a quien lo limpia; tú, que ves tele todo el día y que lees horas y horas de Twitter; tú, que te quejas de que la gente pide demasiado, de que la gente enjuicia mucho, de que la gente y la gente y la gente, porque siempre hablas de la gente y del ciudadano, pero nunca del pueblo ni de la población; tú, que defiendes ser un escéptico de cualquier cambio; tú, que en cualquier interacción desde tu rechazo a la otredad querrás arrebatarnos algo, cobrarnos el impuesto con que has construido colectivamente el Estado de Chile desde la Patria Vieja, escucha:
.... A ti también te aprobamos.
.... Queremos que vivas para que nos veas vivir haciéndote vivir en un mundo sin rechazo.
.... Porque no tenemos miedo. 
.... Al final todo lo que quiere es plata
.... Los mismos weones de siempre
.... No están ni ahí con la gente     
.... Todo es plata, plata, plata.
.... Por cuarenta y seis años lo único que las personas chilenas tuvimos en común fue la plata, el padecimiento de un capitalismo desregulado en manos de una oligarquía de izquierda institucional casada con una oligarquía de derecha fáctica, su carta magna escrita según el rechazo constante hacia la otredad en la práctica del cobro y del impuesto. Pues bien, eso se acabó con la revuelta que ha convertido un estallido social en una secreta y multitudinaria asamblea soberana, plurinacional, feminista, popular y ecológica, que opera por empatía en la forma inescrutable de grupos que se comunican por mensajes, cabildeos dialogantes y conversas corporales, a través de palimpsestos callejeros, de un arte-prensa participativo en los muros y al ritmo del perreo matapacos, consentido y contrariante. 
.... Y tú, que rechazas nuestra secreta y multitudinaria asamblea, escucha:
.... No tenemos miedo, así que quédate con nuestro miedo.
.... Emprende con nuestro miedo.
.... Monetiza nuestro miedo.
.... Gánate con nuestro miedo un Fondart, un Fondecyt, un crédito y un Capital Semilla, que no existirán más.
.... Escucha: desde hace cuatro meses aprobamos con aplausos y chiflidos y bombos lo que lxsotrxs hacemos en brigadas, primeras líneas, grupos de apoyo, reuniones, asambleas, colectivos autoconvocados, sexos y plexos que van hacia la Plaza Dignidad, por Antofa y en Valpo y a Conce y a través de Punta Arenas y en todas partes sin transacciones ni coimas, sin cobros y sin plata, una sola consigna: Asamblea Constituyente Popular ahora o dejamos masivamente de pagar impuestos.
.... ¿Quién está asustado ahora? Quédate con nuestro miedo.
.... Nosotrxs nos quedamos con todo el resto, que no es de nadie. Con todo el resto. Si no pa qué.



 

 

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