Y nadie menciona la masacre de hoy, los intestinos afuera del niño en la calle, el cuero cabelludo que le cuelga a una niña en un hospital, el anciano está sin piernas con su bicicleta al lado toda descuadrada, el auto que se quema con un muchacho adentro y al que nadie pudo acercarse porque el tanque iba a disparar de nuevo.
Y nadie mencionó la masacre del otro día, dos ojos fuera de sus órbitas, un esqueleto bajo una camiseta. Solo por esa camiseta un hermano pudo identificarlo. Y yo sigo preguntando cómo pudo quedar intacta la tela pero no la carne.
Y nadie nos mencionará mañana.