Ciento setenta páginas ocupan las obras completas del escritor chileno Carlos León: Sobrino único, Las Viejas Amistades, Sueldo vital (Editorial Zig-Zag). Hay en todas sus narraciones un común denominador: la soledad, que, por momentos, se suele revestir de una tristeza fundamental para ser luego enfocada en un plano irónico. Es visible la huella del Dickens de Pickwick (particularmente en tipos y diálogos de Sueldo Vital), y puede rastrearse al frecuentador de Simenon, mediante la observación de escenas en las que, con gran economía verbal, centra su atención en el acontecer de sus criaturas, evitando circunloquios y reemplazándolos por el tono con que se ha expresado algo, con la mirada de alguien sobre una escena o con una observación aguda sobre el lenguaje de la persona que interesa:
"Su silencio cargado de elocuencia era quebrado por la voz de don Santiago, un profesor tan diminuto que no recuerdo si era o no jorobado, a quien no parecían interesar en absoluto las costumbres, sino un señor Alessandri, sujeto de infinitos predicados..."
Sobrino único se ambienta en algún lugar de provincia. La vida de una familia se halla presentada desde la perspectiva del niño, pero desde la experiencia del adulto. Se combinan una suerte de humorismo inconsciente (cuya base está en el lenguaje y en el descubrimiento del ridículo de las frases hechas) y un tono elegiaco muy medido.
Las viejas amistades es una incomparable galería de personajes que se mueven en torno a una peluquería. Insistamos una vez más en la procedencia dickensiana del quehacer literario de León, a través de la mirada a estas criaturas bondadosas y cotidianas que han organizado su vida con ejemplar fe acerca de sus conductas y personas.
Sueldo vital es la obra más extensa de León, y ofrece una visión de conjunto de la vida de unos oficinistas. Se combinan una vez más el humor y la tristeza, la soledad y el desamparo. El narrador obtiene aquí escenas magistrales como la descripción pormenorizada de los sucesos y diálogos en el seno de una asamblea política, la visita al prostíbulo y la reunión en donde se ejecuta la cantata Los jaguares se van...
Algunas descripciones de personajes atienden a modalidades de ser más que a la caracterización física, como en el caso de Valenzuela: "Es altísimo, posee exquisitas maneras y una suerte de comprensión radiante. Esta le sobrevino, de súbito, a raíz de una entusiasta lectura de Maritain".
En conjunto, como lo ha expresado el prologuista Claudio Solar acertadamente, las narraciones de Carlos León constituyen un "breviario de la decepción", pero suele configurarse en el escritor ese humor de los tímidos, esa enemistad con la frase hecha, que busca un regocijo fundamental en la observación de la sociedad funcionaria, y que se complace en ir, poco a poco, despegando los rótulos de un mundo convencional.
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[ A propósito de la obra literaria de Carlos León ]
Por A. C.
Publicado en Revista ERCILLA, N°1629, agosto de 1966