Arte de la peste
I.
Hoy la lluvia anunció que estoy enfermo.
A las seis se desplomaron las paredes
y el taxi
que abordo diariamente
y me arrastra por calles imposibles al trabajo
no pudo evitar el negro corredor.
Nunca saldrás del gabinete
me dijo la vendedora de flores loterías
y en clase aguardaban crueles mis alumnos
lloraba mi mujer
y de cada ojo suyo pendía un ahorcado.
II.
Camionadas de flores, cirios y una cruz de hueso
en la puerta
y las sábanas ateridas de sudor
hinchándose como un fantasma anticipado.
Hoy llovió sobre la peste
interminablemente
una lluvia infame que aterró a los muebles
y me cubrió de púrpura
asombrado.
III.
Prenden a François Villon, sus damas regadas
por la nieve
y mis amigos pocos: toneleros, cirujanos, viciosos,
inquiridoras, farsantes,
mi reina egipcia con su perro,
cordeleros, enladrilladores, eremitas,
descalzos, descarriados.
Enferma Laura en Avignon el año de 1348.
Tiembla un soldado con un vals justo antes de la medianoche
porque mañana morirá
y el farero ya no puede levantarse.
Se asfixia Keats la víspera
¿es ya 24 de febrero?
Lord Byron brinda con un cráneo
y el sabio cede
y la santa ama su migraña.
La prostituta se maquilla por última vez
y yo me pierdo con ella por las callejuelas de Tana.
Arte de la peste:
arte de miniaturas que no es tal
sino encierro y cuarentena de metáforas.
Me cubro fascinado con la sábana y perforo un hoyo
en la pared:
el viento silba en pillaje.
IV
El postillón se demora
y el enfermo de la habitación contigua se llamará
carlos alberto.
Por qué después de tanta muerte peruana en cárceles,
asilos, hospitales, páramos, casillas
me empeño en clavar conjuros inútiles:
abracadabra
abracadabr
abracadab
abracada
abracad
abraca
abrac
abra
abr
ab
a
Venimos con ofrendas de vinagre y plomo
con sábanas para cubrir la indiferencia.
Venimos Señor Codo Raído.
El enfermo de la habitación contigua está durmiendo
y el postillón de cansó de desclavar.
V
Quizá mi final consista en no elegir
y entre lúes, bubas, lamparones
encuentre mis dominios.
Años empalados
lápices que siempre rechinaron y nada corregían.
Torpes las manos
removiendo legajos, libros fantasmas, un pequeño
o gran testamento.
Quizá elija este final
porque uno debe ser emperador y danzar con muletas
y tener por lo menos convicciones.
Me cansé de conducir cortejos y jumentos escuálidos
de pisotear un cielo forzado.
Como quien toma su cayado y camina hacia el sur
con un atado de imágenes
y parece que tuviera dos espaldas
hoy regresó la lluvia para enseñarme el amor.
VI
Señora Hetaira de los lobos
con tu manto de moscas
y tus dientes cariados
y tu negro negro negro retintín.
Tráeme agua el próximo verano, vendas, un cauterio
y juntos desencerremos.
Que la peste nos enseñe
Ennegrecido
Sea borrado tu nombre carlos lopez degregori y roxanna ,
tu bosque de huesos mondos
y cuartos negros despoblados:
risa negra de enfermos que ponen sus piernas negras a secar.
No creo más en lo que pierdo,
en el camino que marqué con guijarros negros
para regresar en la noche
con mis apestados transparentes.