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Carta al editor
A propósito de la crítica de Patricia Espinosa a Piel de Gallina de Claudio Maldonado

Por Felipe Moncada


 



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A propósito del siempre lamentable estado de la crítica literaria en Chile, hace algún tiempo dirigí una carta al editor de cultura de Las Últimas Noticias, ese diario, nieto farandulero de El Mercurio, que postula la entretención y el espectáculo como el principal contenido de la agenda informativa, dentro de la estética de la prensa amarillista. Como era de esperar, la carta no tuvo ningún tipo de respuesta.

La carta era a propósito de una crítica de Patricia Espinosa sobre una novela, motivo ya recurrente en nuestro pequeño medio: la crítica nefasta como protagonista de una crónica a manera de respuesta, síntoma creo yo, de la enfermedad del diálogo literario.

Pasado el tiempo y habiendo publicado la periodista varios textos de tono similar sobre otros autores, matizando con otras críticas “benéficas”, creo que es legítimo difundir la carta y dejar algunas preguntas planteadas: ¿necesitamos de alguien que mediante argumentos precarios y subjetivos, levante o incline el pulgar ante las obras que se publican?, ¿quién “pone” en los medios masivos a esos sujetos?, ¿quién los valida?

Hace algún tiempo ya, se viene desarrollando en nuestro medio una crítica paralela a la de estos medios masivos, en páginas virtuales y en presentaciones de libros, mucho más interesante y dialógica, pero en la sociedad del espectáculo es la retórica que escarnece la que causa mayor sintonía y como la ruleta oscila entre el pulgar inclinado hacia arriba o hacia abajo, quienes son favorecidos difunden y celebran haber cruzado ese callejón donde se vende la pasta base crítica, sustancia que eleva el ego o sumerge en la angustia hasta la próxima dosis. En otras palabras, la adulación siempre es efectiva a la hora de granjearse simpatías, así como el rechazo reclama simbólicamente la autoridad amenazada del crítico, en ese ajedrez de la literatura vista como socialité.

Quizás lo más sano sería olvidar el episodio, no darle más importancia de la que no tiene, pero creo que sirve para desarrollar básicamente dos puntos:

La afinidad de una retórica violenta -mediante una argumentación arbitraria-, con la noción de cultura desarrollada en la prensa amarillista; y el rol que puede tener un medio de masas en la difusión o silenciamiento de una obra.

Creo que los puntos solo quedan bosquejados en la carta, pero luego de algunos años de trabajo editorial concebido como micropolítica, publicar un texto como este es parte del juego de abrir lecturas.

 

 

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CARTA AL EDITOR DE CULTURA DE LUN

“El impresionismo crítico entraña sus peligros y también sus delicias.
Es más agradable examinar los libros y comentarlos sin más guía
que la sensibilidad. El arte se torna así un exquisito deporte,
una delicada peripecia. Comprendemos que el otro sistema es más
pesado, por la sistemática que tiene subyacente, por la aridez de la investigación,
porque exige una dosis de paciencia y de rigor que suele deslustrar un
posible aplauso o el éxito ante los profanos”

Ricardo Latcham.

 

Sr Andrés Braithwaite
Editor de cultura de LUN, presente:

Le escribo en mi condición de miembro de las Ediciones Inubicalistas, para realizar un comentario sobre la columna aparecida el viernes 07 de marzo, y firmada por Patricia Espinosa, titulada “Pollos en engorda”, referida a la novela Piel de Gallina de Claudio Maldonado y publicada por nuestra editorial. En ella, la columnista hace una descripción errada de elementos de la trama de la novela, falseando la propiedad intelectual de la obra y emite una serie de juicios de valor negativos, basados en categorías que solo se enuncian mediante adjetivos y que me gustaría comentar.

Al comenzar las definiciones categóricas que constituyen el texto, Espinosa escribe: Piel de Gallina es una fatigosa y precaria alegoría no solo por su blandengue anécdota, sino por su debilidad crítica y desnutrición estructural. Nótese que los términos “fatigosa”, “precaria”, “debilidad”, “blandengue”, “desnutrición”, son utilizados como adjetivos de “alegoría”, “anécdota” y “estructura”, es decir, define desde su subjetividad cualidades de recursos y estructuras literarias, pretendiendo ser concluyente, a partir de un mosaico de términos insultivos, queriendo anular la lectura de la obra, en vez de entregar información real sobre la novela. Me gustaría saber, ya que la columna pretende presentarse como una crítica literaria, ¿a qué escuela de pensamiento o lineamientos críticos corresponden las categorías “blandengue” y “desnutrido”? Sería de gran interés conocer sus fuentes.

Más adelante, al describir a Lizardo, el protagonista, agrega entre sus características la de ser “sacador de vuelta”, cualidad que no corresponde al personaje, debido a que la sumisión que encarna es opuesta a la característica que falsea la comentarista.

En cuanto a la estructura de la novela, que se desarrolla en dos planos paralelos, el delirio del protagonista (Acá) y la realidad (Allá), la columnista menciona: la incapacidad para construir puntos de calce y distanciamiento. Esta vez Espinosa da muestras de no haber comprendido la estructura, pues mediante diálogos, relatos, descripciones y monólogos, se conectan y distancian permanentemente ambos planos del relato.

En otro momento de su texto, Espinosa describe al libro como desprovisto de un desarrollo interesante. Ahora tenemos el caso de una categoría subjetiva: “lo interesante”, llevada a la condición de una cualidad, ¿mediante qué proceso mágico, una condición subjetiva se convierte en la cualidad de un objeto, o de una obra? De esta manera presenciamos como la autora rompe las leyes de la materia en su desesperado intento de denostar la novela. Por otra parte, las numerosas reseñas de la obra en otros medios[1], dan cuenta que la falta de interés es una condición de ánimo de la columnista, irrelevante al momento de comprender la obra, y que no entrega información alguna sobre el supuesto análisis.

Cuando se refiere al tratamiento del lenguaje, menciona los“monologos de Lizardo con un lenguaje pueril con un mínimo valor literario”. Sería interesante saber a cuáles monólogos se refiere y por qué lo pueril (en caso de que así sea) posee un mínimo valor literario, ya que ese valor no está condicionado a un determinado tipo de lenguaje, sino a la cantidad de operaciones que se desarrollan a partir de él. Con respecto a los diálogos, los caracteriza como: pretendidamente crípticos que se caen a pedazos. Nuevamente la columnista juega a la clarividencia: ¿cómo se entera de la pretensión que un autor coloca en sus diálogos?, es decir, el autor planea hacer sus diálogos crípticos, con más de un plano de lectura, difíciles de comprender, pero le resultan completamente legibles, claros, con multiplicidad de voces y registros, utilizando un habla coloquial de una determinada época, sin embargo, “poseen una pretensión críptica”. En este caso, es la aseveración de la comentarista la que se cae a pedazos.

Una de las partes más inaceptables del comentario de Espinosa y que evidencia graves problemas de comprensión lectora, es la que se refiere a un personaje que no corresponde al relato: una mosca que se alimenta de caca y está enamorada de la cocinera. En su afán de vulgarizar la ficción se confunde al referirse al personaje Lucio Calquín, que es un montículo de huano humanizado, pero que en ningún momento es una mosca. Imagino que ocurriría en una prueba de comprensión lectora de una escuela, si un niño afirmara que El quijote de la Mancha se desplaza en bicicleta. Errores como este demuestran una lectura rápida, poco rigurosa, lamentable en un escolar, pero inaceptable en una comentarista de cultura de un medio de tiraje nacional. Imagino que un desocupado tesista, con la suficiente dosis de masoquismo y tiempo, podría hacer un análisis comparativo de las críticas semanales con los respectivos libros, ya sea los con el pulgar en alto o hacia abajo, y encontrar similares falencias argumentales, errores de interpretación, o derechamente malversaciones a la trama, la estructura o las características de los personajes, como sucede en este caso.

La comentarista finaliza con una enunciación insultiva, que bien se podría tolerar en la mesa de un bar entre amigos, en un pelambre entre colegas o en una conversación informal, pero que en un texto pretendidamente crítico, deja en evidencia la poca seriedad de la columna, Espinosa se refiere al autor de la siguiente manera: Este libro solo confirma que el autor no tiene -al menos por ahora- ni un dedo para el piano novelístico. La trillada frase de los dedos para el piano, como pretendiendo concluir o demostrar (en el hilarante caso que la autora pretenda alguna aspiración científica en su texto), la inutilidad de la obra y la anulación del autor. Esto me lleva directamente a pensar, ¿no será que lo que se quiere silenciar en este caso es un discurso?, las alusiones en la obra en cuestión, a un país de instituciones corruptas, donde militares enloquecidos, empresarios de la educación que tiranizan al entorno desde su avaricia, profesores y alumnos que acuden contra su voluntad a sus deberes, y que dan cuenta de una desmotivación profunda y una fractura en el cuerpo interno de la sociedad, ¿no será justamente la realidad que medios como LUN pretenden ocultar, minimizando la agenda informativa y proponiendo como “realidad” los contenidos de la farándula, el deporte y la entretención? Siendo así, me parece que sería interesante conocer cuáles son los lineamientos de la sección de cultura del periódico y cuál es el criterio para seleccionar las obras a “difundir”.

Como editor, no puedo tratar de cambiar la opinión de un determinado comentarista, aquí no se trata de eso, sino de evidenciar la altanería y subjetividad de las pretendidas categorías críticas de la autora del comentario, su poca rigurosidad en la lectura y a partir de ello, explorar en sus motivaciones, así como en el lineamiento cultural del periódico.

Cada cierto tiempo, un libro es tratado de manera similar por Espinosa en esta sección, en lo que parecen ser alertas para alejar a los lectores de ciertos textos, donde toda esta subjetividad orquestada mediante una atractiva retórica de la destrucción, busca lastimeramente resucitar el viejo mito del crítico único y censor, por el cual pasan las obras hacia el público masivo, entonces se podría discutir aquí, ¿cuál es el rol de un medio masivo en la cultura?, ¿qué le está permitido?, pues no es la opinión de Espinosa, en sí, lo grave, ya que por su precariedad argumentativa y errores de lectura, no tiene ninguna credibilidad, sino la masividad del hecho. En Chile se lee cada vez menos y los medios masivos que cubren cultura, sucede que de pronto escogen libros para alejar a los lectores de ellos, como cumpliendo una siniestra misión de silenciamiento, en nombre de la supuestamente “neutral” crítica literaria.

La farandulización de la realidad como objetivo de los medios, la violencia de la destrucción simbólica de una obra mediante una retórica que no acepta réplica, la necesidad de una “víctima” que alimente el morbo de los lectores que sintonizan la sensibilidad de este tipo de medios, la construcción de un canon subjetivo utilizando el soporte de los medios masivos; todas estas pesadillas de una sociedad de control, parecen materializarse bajo el blanqueamiento (o amarillamiento) del rótulo “sección de cultura”, que finalmente colabora en mantener un orden social inmutable, anulando los discursos divergentes con la herramienta de la masividad, lo que se podría analogar perfectamente con el uso de la fuerza bruta.

Sé que su condición de editor no le permite decidir los lineamientos de la empresa, pero si filtrar el tono agresivo de ciertos comentarios, que tienen pulsiones de índole extraliteraria, y que buscan una víctima para satisfacer al lector de este tipo de medios.

Hay muchas maneras de decir que una obra falla en algún aspecto, si es que aquello se piensa, críticos legendarios de Chile como Alone o Ricardo Latcham, poseían una prosa elegante y una argumentación fina para persuadir de sus gustos, pero lo que se ofrece en este espacio está escrito en un tono vulgarmente violento, taxativo y de una subjetividad en la que es posible afirmar cualquier cosa sin derecho a réplica.

Apelo a su responsabilidad como editor, a no contribuir con la aniquilación de discursos mediante la fuerza de la masividad y la retórica agresiva, por el contrario, a ampliar el espectro de registros literarios que se pueden difundir a lo largo de Chile, tarea en la cual estamos hace años algunas editoriales regionales, que sin buscar una aceptación o visa del centralismo, tampoco toleramos que se divulgue masivamente una subjetividad que pretende prejuiciar a los lectores sobre obras que dan cuenta de realidades y sensibilidades distintas.

Atte
Felipe Moncada Mijic
Valparaíso, 11 de marzo del 2014

 

[1]
http://letras.s5.com/rhid211013.html
"http://www.edicionesinubicalistas.blogspot.com/2014/01/ del-realismo-caricaturesco-la-pesquisa_27.html"
http://www.edicionesinubicalistas.blogspot.com/2013/10/la-risa-espanta-los-jotes.html
http://letras.s5.com/cmal221113.html
http://www.edicionesinubicalistas.blogspot.com/2013/09/piel-de-gallina.html
http://www.edicionesinubicalistas.blogspot.com/2014/04/piel-de-gallina-un-show-psicodelico-e_3878.html
http://www.edicionesinubicalistas.blogspot.com/2014/04/pollos-porque-si-sobre-piel-de-gallina.html
http://www.edicionesinubicalistas.blogspot.com/2014/04/un-exabrupto-necesario-proposito-de_12.html

 



 



 

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