No la emoción, sino el cadáver de las emociones
Despedazo estas ideas lectoras con los últimos resquicios de la energía mortecina de este enero de 2024, y es que Raúl Alcaíno, en un gesto narrativo directo y elegante nos hace entrega de diez espléndidos cuentos que llevan como título Carroña (Ediciones Inubicalistas 2023). Digo directo porque su realismo oscuro no necesita de alegorías discursivas para sugerir que en cada historia hay un horror que está por encima de lo tramado y que es un horror sordo, ciego mudo y paralítico, donde no queda nada más que sostener esa carga, como alguien que sumergido en un pozo de estiércol es obligado a mantener los ojos bien abiertos y gritar. Digo elegante porque el autor sabe que la batalla se gana (aunque siempre se pierde) en el lenguaje y su forma de modelar los cables de ese posible lector que agradece que el autor escriba lo que ve y no lo que piensa. Es decir, en sus relatos vemos imágenes poéticas en su amplio sentido, donde circulan una galería de personajes de distintas cataduras, casi todos chilenos y los que no, enredados por algo extraído de ese lugar que para muchos es un pasillo despoblado buscando hacer noticia. A todos nos llega el momento de morir y dejaremos en los aún vivos residuos que van más allá del cuerpo corroído en una fosa o un nicho o un ánfora cautelada por el último pariente metafísico y romántico del clan. La carroña en estos cuentos es la memoria de lo previo a esa corrupción natural, son las palabras del amigo que tomó la peor decisión mientras sus ojos brillaban en el autoboicot, es la piel amarillenta del canceroso desahuciado que por algún momento enrojeció al confesar un amor de juventud, es el destino de unos cóndores que se han almorzado unos detenidos desaparecidos y que luego serán embalsamados para lucir en alguna oficina de un regimiento de provincia. En estos cuentos no es la emoción, sino el cadáver de las emociones que transita la tensión.
No la plenitud del amor, sino su pérdida
Que se ama cuando se ama en el Chile de los 90, podríamos decir los que alcanzamos a pasar por esa década. País vestido de Jaguar, socialismo renovado, la palabra emprendedor comenzando a sacar su cabeza de mosca al estilo Cronenberg rumbo a la gran aldea comunicacional del libre mercado. Y televisión y hombres y mujeres jóvenes lanzados a la busca del éxito, abogados, políticos, comerciantes de la comunicación, una tierra no sólo llena de pinos, fruta y cobre, un espacio democrático donde soñar con hacerle un gol al Arco del Triunfo. A propósito de esto Alcaíno nos entrega dos relatos noventeros de alta factura: «El fallo» e «Iván Arévalo». En el primero un abogado quema su vida por salvar a su consorcio, transando con políticos que desprecia y alejándose día a día, noche a noche de su esposa. Lo que importa aquí no es el triunfo profesional, es quizás entender que el simulacro de afectos, que este hombre absorbe a su alrededor, es el engranaje por donde condicionará su vida si es así como la quiere. «Todos tenemos un secreto», le dijo ella cuando se conocieron. «todos tenemos un secreto», le dijo ella cuando lo abrazó con alegría por haberle quitado el negocio a esos españoles de la puta madre. En el segundo cuento «Iván Arévalo» la historia se repite, pero con la variante que este dirigente sindical no logra el objetivo de ver a los trabajadores chilenos marchando nuevamente por las anchas alamedas. Lo acosan, le toman fotos saliendo de un motel, la esposa lo sabe, su amante lo deja. Lo acusan de fraude y tiene que desaparecer en un lejano pueblo del sur. Alguien una vez lo ve en bus, pero ya no importa ya no hay líder sindical, solo un pobre fantasma.
No la vuelta al pasado sino la permanencia de los monstruos
Cuando leí «El Forastero» siempre pensé en un cuento inglés o americano, en Hemingway, en Malcom Lowry, también en Stevenson. A partir de sus primeras líneas el autor se esfuerza por construir el pasado de un tipo que llega de una gran urbe a un pueblo chico, pero en base solo a especulaciones, a prejuicios, a mitos que van construyéndolo en base a una ficción en sí misma. Tanto es así que el mismo personaje, en algún momento, acepta casarse con una mujer del pueblo para que no especulen sobre su sexualidad. Una tarde le cuenta a unos amigotes, en la ribera de un río, que él fue un veterano de Vietnam. La exposición es tan cinéfila y tan bien lograda que no hay problema si esto es verdad o no, pues la verdad no es el tema. Algo permanece podrido dentro el forastero y no es algo que ya fue, son los monstruos que lo habitan, son los demonios que nunca podrán salir de su ser. Cuando leí «Un cuento viejo», dedicado al entrañable Luchín Gutiérrez, (obrero narrador delirante talquino que murió hace unos años) pensé en el «Hombre de la esquina rosada de Borges», que si bien es un cuento policial y el de Alcaíno el rescate de un diálogo de un hombre viejo hacía un muchacho a modo de lección de vida, presentan esa voluntad de recrear un escenario popular que ya está en extinción. A esas alturas las barriadas de cuchilleros bonaerenses ya no eran tema, sólo lo eran para Borges. De la 11 oriente talquina poco queda, sólo bocetear las formas de contar de esos monstruos, tal como lo hizo Luchín, tal como lo hace el autor en este cuento.
No la viva experiencia, sino los imprecisos recuerdos de la vida
A modo de cierre de alas, porque como un cóndor he bebido con avidez estas páginas y no puedo despegar sin antes celebrar e invitar a la lectura de estos cuentos de impecable factura, «Las noches del puma», «Arena y agua salada», «La última vez», historias, si quiere, de un neo naturalismo antropocénico, donde es poco lo que se ve mientras se vive, pero donde siempre hay esperanzas de que una mente, observadora como la de Alcaíno, nos permita constatar viejas sentencias.
*Nota: El título y subtítulos pertenecen al poema al libro Tratado sobre los buitres de Niall Binns.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Vocación de carroñero
Presentación de Carroña de Raúl Alcaíno
Ediciones Inubicalistas, 2023
Por Claudio Maldonado