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Rumikuna del Mar (Piedras del mar)[*]
de Carolina O. Fernández

Por Hildebrando Pérez, Miluska Benavides, Ariruma Kowii, Camila Albertazzo




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Kay kamuwan Carolina O. Fernández arawika, kucha mamapak ninata achikyachin, kay killkaywan, runa shimita, mishu shimita aylluyachin, antismanta muskuykunatapash, achikyachinmi, antismanta runakunapak muskuykunatapash, rikuchinmi; shinallatak, runapak kawsayta rikuchin, chaymanta Illapata, Chaupiñaucata shutichinmi, paykunami, shimita, arawita wiñachinmi, kay arawikunawan, kay llakirishka pachakunata allichinmi. 

Con sus poemas del libro Rumikuna del mar, Carolina O. Fernández enciende la llama del profundo mar, tejiendo killkas  y hermanando las dos lenguas madres, el kichwa y español, en imágenes que permiten alumbrar los sueños del mundo andino; el Illapa, el rayo poderoso junto a Chaupiñauca que hace brotar las callanpas, las palabras, los versos, la brisa del profundo mar, que seguirán acompañándonos, inyectándonos de mejores amaneceres, en estos tiempos de seguir sembrando, mejores días.

Ariruma Kowii

Las huellas de la arquitectura ancestral de la piedra de uno de los mitos de Huarochirí, trazan la forzada huida al autoexilio de nuevas Cahuillacas y sus wawas en Rumikuna del Mar de Carolina O. Fernández,a la manera de un mapa/ territorio/ cuerpo en su recorrido por el apabullante mundo moderno y su reencuentro y fortaleza con “el rugido de la matria  que mi cuerpo atesora” . El yo poético diverso se autoafirma en su enunciación individual y comunitaria  revalorando  la sensualidad y la protección afectiva que emerge de las rocas  abierta al diálogo con la tradición clásica occidental. “Soy el respiro que se apaga y empeña en fluir/ Soy lluvia  destello /tránsito  /aire de algas danzarino / a quien nadie le cortará el pensamiento”.


Camila Albertazzo


En Rumikuna del mar, la poesía de Carolina O. Fernández se reviste de la voz de la huaca-madre Cavillaca en su función material y protectora, frente el dolor ajeno, frente a la enfermedad y la orfandad. Desde los fragmentos que nos legó el anónimo escritor de Huarochirí, se recupera para el presente los murmullos de la doncella-madre y su niño, la díada del principio femenino de la persistencia y regeneración. La voz de Cavillaca comunica la violencia originaria y colonial. La voz del pequeño se multiplica y se proyecta en otras hijas e hijos, en la juventud, en aquellos que se caen y ponen de pie. A nuestro cotidiano dolor, Rumikuna del mar responde con un imaginario del florecimiento, y devuelve a la poesía su función reparadora. (Así, los murmullos del relato ancestral dejan de ser papeles rotos” –como diría el Inca Garcilaso—para ser voces recuperadas. La poesía de Carolina O. Fernández sutura nuestro presente con los ecos del pasado.)

Miluska Benavides

 

Cuando la palabra futuro parece aproximarse a una suerte de vacío semántico, coronando, así, la agonía mundial que nos envuelve, cruza el sombrío cielo  que nos aplasta, como un rayo vivificador, la poesía. Y nos restituye a la vida, a la esperanza.  Rumikuna del mar es más que un bálsamo: con lirismo y fervor nos lleva de la mano al hechizo de nuestras  raíces, al origen de la especie humana que floreció en estos lares.Y aun más, propicia el reencuentro con nuestros dioses ancestrales y el agua, símbolo de la fertilidad, de la heredad de la condición humana. Qué mejor manera, pues, de celebrarlo con la feliz traducción de Arguedas sobre el mito de Huarochirí que alude a la lluvia y a la vida.

Hildebrando Pérez Grande










Poemas

 

JUK

Un antiguo velero cruza el Atlántico
allí van la bella Cahuillaca y su wawa
con deslumbrante acsu

 

ISKAY

Cuando me arrojé a las profundidades
del mar de Pachacamac
huyendo del hombre que arrojó
con engaños
su semilla en mi boca
navegué con mi wawa sobre una gigante ballena
que tragó mi alterado humor   De mis senos
brotaron ríos

Cuando los rayos de Sol prorrumpieron el último suspiro
fui arrojada al Canal de la Mancha
a la pesadilla de la bestia de acero

Sentí  que jamás  volvería a ver  el santuario de piedras
ni el bosque amado de mi juventud 

Mi wawa y yo vimos barcos fantasmas
gente agonizante en tormentas progresivas
cuerpos crucificados que no fueron entregados a sus madres
miles de golondrinas navegaron con el pecho hecho añicos

                                  
M a  d  r  e . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

¿Mis hermanos vendrán a cenar esta noche? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

 

Retomo los hilos de mi enmarañada cabellera
mi wawa corazón avellana
me hace arrojar la rabia contenida

Todo se pone lúcumo
la nave zarandea en la inmensidad de la noche
yo sin mis quillas rojas

Quilcas anudan mis cabellos largos
la lluvia de relámpagos
escriben los versos
que yo no pude decir esa noche

Zarpamos

Cuniranya continúa corriendo en vano
tras la deseada doncella

Pájaros azules sobrevuelan el Mediterráneo
Sobre ellos Cahuillaca y su wawa

El himno de Andahuaylillas
y la capilla sixtina cobijan
antiguos espantos de Lepanto

 

 

KIMSA

Nací en el sur   Soy hija de la hierba y del azar
el rugido de las olas 
el viento y la vid
el rugido de la matria que mi cuerpo atesora

Nací en el solsticio de invierno cuando nacen las ballenas
acompañada de estrellas de mar
                         conchas de abanico
y audaces caballitos de colores

Soy la palabra queda   la palabra nutria 
la palabra amapola
Soy el respiro que se apaga y empeña en fluir
Soy lluvia destello
                                    tránsito 
aire de algas danzarino
a quien nadie le cortará el pensamiento

 

Mis ojos    aldeas marinas
aprendieron a mirar los veleros lejanos
como los ocelos águila de mi madre 

Mi padre a quien vi una sola vez en la pradera
podía vestir harapos
y bellas prendas que bombeaban mi latir
hacía fogatas de barro canales de caña en flor
e ingeniosos armisticios 

Madre cantaba como la ruiseñora y los dardos de un cañón 
Tenía la mirada rubor manzana

Soñaba yo
                        ser astronauta 
Viajar por las estrellas y balancearme en la media Luna

Heme aquí convertida en guarda bosque
siempre lista a viajar por las estrellas

 

 


[*] O. Fernández, Carolina. (2021). Rumikuna del Mar, Lima, Perú, Hanan Harawi Editores

 

 



 

 

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Rumikuna del Mar (Piedras del mar) de Carolina O. Fernández.
Lima, Perú, Hanan Harawi Editores.
Por Hildebrando Pérez, Miluska Benavides, Ariruma Kowii, Camila Albertazzo