A cuatro años
de su muerte, el artista vuelve con pompa y la cuota de gloria
correspondiente. Un libro y una retrospectiva lo reviven en
septiembre, mientras en Cartagena su fundación cobra forma en la casa
donde vivió sus ultimos años. Intentamos aquí un retrato del
Couve-pintor, ese hombre que incluso cuando se adentró en la
literatura lo hizo pensando en manchas y colores.
Por Marcelo
Simonetti
Hay
quienes dicen que lo han visto paseando por Cartagena. Al amanecer.
Junto a su perro Moro. Caminando por la
playa en esa hora en que Cartagena casi no es Cartagena. Cuando está
vacía. Calma. Sin gente. Un aristócrata en el corazón del popular
balneario. Sólo que lleva cuatro años muerto. Desde el día en que lo
encontraron colgando de una soga en su casa de la villa Lucía. Un
fantasma refinado. De mediana estatura. Al que la luz lo saca de la
oscuridad. Sobre todo ahora, en septiembre.
.....
Adolfo Couve
está de vuelta con más fuerza que nunca. No se trata del Couve
literato que cautivó con esas novelas cortas como La comedia del
arte o El picadero. Es otro. Uno menos conocido. Más
desplazado en la historia que él mismo se encargó de construir. "Hasta
hoy, la figura del escritor ha desdibujado al pintor. Al momento de su
muerte había poco y nada escrito sobre su pintura, que es mucho más
abundante y mucho menos intermitente de lo que se piensa. La verdad es
que, a partir de 1973, él mismo se encargó de relegar su creación
plástica a un segundo plano", dice Claudia Campaña, la responsable de
esta resurrección del artista.
..... Couve saldrá de la penumbra
gracias a una retrospectiva que incluye 80 pinturas y que se
presentará en el Museo de Bellas Artes a partir del 3 de septiembre. A
cargo de la muestra está, precisamente, la historiadora Claudia
Campaña, quien, además, escribió Lección de pintura, el primer
libro que rescata y analiza la obra de Couve.
-El acento del libro
está en su obra pictórica, lo que no significa que yo dejara por
completo de lado su obra literaria. Sí, he descubierto aspectos
novedosos y he comprobado que hay mitos que no eran ciertos. Por
ejemplo: Pablo Burchard nunca fue su profesor de pintura, algo que se
ha repetido hasta el cansancio -explica.
..... La figura de Couve se ha
llenado de mitos. Hay quienes aseguran que muchas de las obras que él
creó terminaron consumidas por el fuego. Que le temía a la gente y que
por eso, nada más terminar sus clases de teoría del arte en la
Universidad de Chile, salía corriendo para evitar el diálogo, la
conversación. Se lo retrata como un hombre austero, a pesar de sus
recursos económicos. Un hombre que se fue despojando de todo. Hasta se
ha sugerido una relación muy particular con su mozo, Carlitos, a quien
Couve decidió adoptar una vez que llegó a Cartagena y al que dedicó su
último libro. Lo que no es parte del mito fue su matrimonio, y
posterior separación, con Marta Carrasco, con quien tuvo una hija,
Camila. Su "exilio" voluntario en Cartagaena. La depresión que sufría
y que lo habría llevado a tomar la determinación de ahorcarse el 11 de
marzo de 1998.
..... En su literatura hay
quienes han visto un carácter autobiográfico. Escenas que al propio
Couve le tocó vivir. No es casualidad que su nouvelle
Lección de pintura se desarrolle en Llay-Llay, escenario de su
infancia. Que en el cuento Cuarto de huéspedes, por ejemplo, el
papel mural inglés, "con pagodas, geishas de espaldas, cerezos en flor
y puentes arqueados", sea el mismo que recorre su casa en la playa.
Que en La comedia del arte haya un pintor que fracasa en su
intento de copiar los colores del mar en su tela. Incluso, el escritor
Germán Marín ha creído ver en el anciano y aristocrático personaje de
Angélica Bow, de Balneario, un alter ego del propio
Couve.
..... Su pintura no está ajena a
esas huellas, aunque estas se manifiesten de manera más sutil.
-La
obra pictórica de Couve está llena de referencias. Él pinta elementos
muy simples, pero se trata de elementos o paisajes con los que ha
tenido una relación de pertenencia. No intenta mundos. Los mundos que
pinta están ahí. El tintero rojo es un cuadro que él hace a partir de
un tintero que le regaló Alfredo Saavedra, quien lo compró en San
Geminiano. Cuando pinta La academia de la lengua, es su perro
el que aparece en el sofá de la casa mostrando su lengua. Él mismo no
sólo aparece en sus autorretratos, sino también se retrata sin
facciones en la serie de naturalezas muertas, en las que evoca lo que
es ese diálogo entre luz y sombras. El objeto se repite y esa vasija
que aparece en la penumbra es, en cierta medida, Adolfo -sostiene
Daniel Fernández Dodds, médico y magíster en historia del
arte.
..... Fernández Dodds está
empeñado en poner en el sitial que corresponde la imagen y la obra de
Couve. Está a la cabeza de la fundación y se ha preocupado por
restaurar la casa que el artista habitó en Cartagena para convertirla
en un museo de artes decorativas. Los fines de semana realiza visitas
guiadas por la casa de Cartagena, que ahora está a su nombre y a la
que, según él, parecía estar destinado. De otra forma no se explica
algunas coincidencias de la vida, como el haber descubierto unos
bocetos de Couve en los que aparecía dibujada su perra Anastassia, una
de las pocas borzoi que hay en Chile, y a la cual nunca conoció porque
Fernández Dodds jamás entabló amistad con el pintor. O el hallazgo de
un querubín que estaba atado en uno de los capiteles de la casa y que
es idéntico a uno que él guardó de los días de su
infancia.
..... Su admiración por Couve es
grande. Al punto que sus alumnos de medicina saben que una clase
estará dedicada al pintor: "Los médicos necesitan saber mirar y hay
pocos en Chile que hayan mirado como Adolfo", apunta.
COUVE,
EL LUMINOSO
..... Couve fue un niño rebelde. Nació en Valparaíso en 1940 y fue
criado con el rigor de los jesuitas y el de su padre, que incluso fue
cónsul en Roma. Desde pequeño se rebeló contra toda
institucionalidad. "Fue tremendamente retraído -dice Fernández
Dodds-, rebelde para su época. No le gustaba ir al colegio. Llegaba
atrasado a clases. Por las tardes, en vez de practicar las lecciones
prefería ir a la matiné y pasarse toda la tarde viendo películas en
blanco y negro. O ir a visitar a su vecina borracha o conversar con
aquella otra que trabajaba en Lan".
Adolfo Couve junto a su madre y sus hermanos Andrés y
Carmen
|
..... Hay registros que dicen que a los 9 años
escribió su primera novela. Y otros que aseguran que el Couve pintor
nació antes que el escritor, cuando su tío José le regaló una caja de
pinceles a los 12 años. Con ella es que pinta Rácimo de
payasos, obra con la que Couve se estrena en la pintura. Estudió
en el colegio San Ignacio, en la Escuela de Bellas Artes de la
Universidad de Chile, en L´Ecole des Beaux Arts de París y en The Arts
Student League en Nueva York.
.....
Tenía una particular visión del arte. Su lema era el arte por
el arte, la búsqueda del equlibrio de la forma, que no es otra cosa
que la belleza.
-Si había algo que Couve abominaba del arte, era el
arte contenidista, narrativo, panfletario. La moraleja, las grandes
enseñanzas, el arte didáctico. En sus clases, él exigía capacidad de
síntesis, decir todo con nada, eliminar lo anecdótico, lo accesorio.
Describir un objeto en media página. Yo lo afilio a la tradición de la
pintura de González y Burchard, que creo corresponde a la segunda gran
etapa de la historia de la pintura chilena. Con un concepto de belleza
muy propio, que se basa en la belleza del instante, de la luz, de lo
evanescente, de encontrar la poesía en los pequeños gestos cotidianos
-dice Guillermo Machuca, profesor de teoría del arte de la Facultad de
Arte de la Universidad de Chile.
.....
Couve sabía que la belleza no estaba en los malls ni en el fútbol, ni
en las teleseries. Ni en lo brillante ni en el arribismo Que somos en
la medida de la luz. Como le decía a su discípula, Natalia Babarovic:
"Entiende, Natalia, todo es gris". Y Natalia miraba a su alrededor y
veía el verde de las hojas, el café de la tierra, el amarillo del
limón. "Y no entendía -dice ella-. Claro, se refería a la media tinta,
a cómo todo sale de la oscuridad". Dicho de otra forma, sin luz no
existimos.
..... Ahí se entiende también
su obsesión por las naturalezas muertas. "A Couve le interesaba un
comino el limón que pintaba -explica Natalia-. Lo que le interesaba
era cómo esta superficie de limón,
que tiene este color y esta textura, y que está puesto sobre este
trapo gris, le da el sol de la una y cuarto de la tarde. Entonces,
cuando uno mira ese limón, tiene la intuición de un instante de tiempo
que pasa, un segundo en que la sombra caé así y no asá. Un instante
que jamás volverá. Es la muerte del limón. Que todos nos volveremos
ceniza".
..... Él se definía a sí mismo
como un realista. "Quería hacer pintura pura, despojada de toda
anécdota y le cargaba la imaginación -explica Claudia Campaña-.
Detestaba, por ejemplo, a García Márquez. Tal como en sus novelas no
hay nunca personajes muy exitosos o muy importantes, en sus telas le
gustaba representar objetos modestos (una copa de huevo, un pedazo de
zapallo, una taza o un plato), fragmentos de paisajes y figuras con
aire informal. Estos, comentaba, eran un pretexto para ejercitar y
poner a prueba su pupila."
Adolfo Couve haciendo clases de pintura a
principios de
la década del setenta
TALENTOSO, BROMISTA, ARROGANTE
..... Era capaz de pintar un cuadro de un plumazo. Tenía talento de
sobra. "Yo como pintor he sido bastante flojo -decía el propio Couve-.
Tengo facilidad, pero no me he dedicado mucho. No me he jugado a fondo
como lo hice en La comedia del arte. No se puede ser dos cosas,
es muy difícil porque son distintas actitudes". Él deja de pintar a
comienzo de los setenta y estará casi diez años sin tomar el pincel.
Sus obsesiones, claramente, estaban más centradas en la literatura que
en la pintura.
-Para mí, él tenía una mente literaria. Su relación
con la pintura era muy cinematográfica, muy operática. Como si se
sintiera observado. Como si estuviera actuando. A mí me hechó de su
taller en Cartagena. Alcancé a ir dos veces. Recuerdo que salíamos a
una terraza a pintar en unos caballetes con unas señoras. Mirábamos el
mar y pintábamos. En esa casa antigua, con palmeras, pintando la bahía
de Cartagena. Me sentía rara. Era una escena muy anacrónica. Me sentía
en una película. Incómoda. Le dije que no podía pintar así, que quería
pintar una tela grande, pegada a la pared. Y el me dijo, ¡ah, no, tú
eres una pintora de otro tipo, moderna! Y me eliminó -cuenta Natalia
Babarovic.
..... Además de confesar
admiración por Flaubert, T.S.Eliot, Ezra Pound, Scott Fitzgerald, por
el Neruda no comprometido, por Tiziano, Rembrandt, Velázquez, da
Vinci, confería a personajes como Charles Chaplin, Marilyn Monroe y
Greta Garbo la condición aurática que estaba afincado en La
Gioconda. "Recuerdo que hizo una clase de esto. Para él, las
actuaciones de estos tres actores eran los gestos de la gran pintura
-explica Machuca-. Mostraba a Chaplin, a Marilyn Monroe y a Greta
Garbo como personajes auráticos, sin peso, capaces de condensar toda
la belleza. Cualquier gesto de Chaplin o de la Garbo era bello,
físicamente bello. No necesitaba hablar. Couve tenía un concepto
aurático del arte, no de aureola, sino de aquello que es
irrepetible".
..... Couve dejó de hacer
talleres a fines de los sesenta y se dedicó por entero a las clases
teóricas en la Universidad de Chile y a la literatura. Sus cátedras
eran apasionantes. Nadie podía llegar tarde y tenía caprichos algo
insostenibles como la vez que echó a un punk por el sólo hecho de
tener pintado el pelo de color verde. Tenía estas cosas, Couve.
Salidas impensadas. Como cuando se encontró con un estudiante de
música que lloraba desconsolado luego de descubrir que no tenía
talento. "No te preocupes -le dijo-. Yo estoy lleno de talento y estoy
más cagado que tú".
..... Estaba
convencido de que el artista era un ser solitario Su planteamiento se
oponía a la visión marxista del arte que plantea que el artista se
debe a las circunstancias sociales de su época y que su obra es fruto
de las condiciones políticas en las que este se desarrolla. Para él,
el artista no necesitaba de procesos ni causas que defender ni
ideologías en las que apoyarse.
-Couve era de la idea de que el
pintor no debía contaminarse para ser universal. Lo universal es la
forma, y el equilibrio de la forma es la belleza. Él planteaba el
desinterés estético, que el artista estaba por encima de lo
utilitario. La importancia de la belleza radica en su inutilidad. Una
cuestión bastante aristocrática. La idea de que la belleza no puede
ser contaminada con grandes retóricas o grandes épicas. Lo que en los
ochenta, diez años después del golpe militar, con una universidad
ideologizada, con la llegada de los pintores del exilio, no era fácil
de entender -expica Machuca.
CARTAGENA, DEPRESIÓN Y
MUERTE
.....
Huye a Cartagena una mañana de 1976. Quería silencio. Luz matinal.
Crepúsclo. "Yo me quería ir de Chile. Y de hecho me fui, porque
Cartagena es distinto a Chile. Como ahí no había plata, no lo habían
destruido todo, no habían convertido las cosas en otras cosas. Había
techos con árboles encima, había caminos de ripio, había recuerdos de
infancia", le dijo en una entrevista a Cristián Warnken.
..... Se asoma al mundo desde esa bahía tan
pintoresca. Pretende alcanzar la gloria desde esa arena contaminada
con restos de fruta. "Tenía esos fantasmas que lo tentaban con volver
a Francia. Él quería ser traducido al francés. Ser publicado en París.
Estaba parado en Cartagena de Chile, pero pensando en entrar a la
historia universal de la literatura para quedar ubicado al lado de
Flaubert. Yo le decía que tenía que volver a Santiago. Que en Santiago
uno podía engañarse con las tiendas, los cafetines, la vida social,
pero allá es como estar en la última punta del hemisferio sur. había
un abismo entre esa Cartagena con cáscaras de sandía y el
Parnaso"
..... Es allí donde vuelve a
pintar. ¿Cuántas veces pintó el mar y la playa? ¿Cuántos los amigos
que retrató sobre la arena? Sin embargo, su vida se hacía pesada,
cuesta arriba.
..... "El realista le
tiene mucho miedo a la muerte, tiene periodos de muchas depresiones y
angustias, y se afirma entonces en estas ecuaciones de perfección,
síntesis, economía de medios, de búsqueda de la esencia de las cosas",
decía Couve.
..... Lo que pocos saben es
que el artista sufría de depresión. Que esa soledad por la que él
había optado lo dañaba irremediablemente.
-Vivir le provocaba
angustia. Un dolor tremendo. Estuvo en tratamiento psiquiátrico. Fue
paciente de Lola Hoffmann. Hasta estuvo hospitalizado por su
depresión. Al momento de su muerte la cuenta telefónica de Cartagena
registraba 65 llamadas a un primo hermano psiquiatra de Concepción.
Llamadas de una hora. El del 11 de marzo era su tercer intento de
suicidio. Antes lo había hecho colocándose una bolsa plástica en la
cabeza, luego la llave del gas y, finalmente, la horca -dice Fernández
Dodds-. Se había desconectado de toda su familia. La única persona a
la que seguía ligado era a su tío José, que en los últimos años vivía
en estado vegetal. Con su hermana Carmen también mantenía contacto,
pero cuando ella decide pintar y firma Couve, a Adolfo se le viene el
mundo abajo, porque encuentra que aquello no puede ser. Pero claro, no
fue eso lo que lo mató.
..... Nunca
quiso aceptar la terapia. sabía que aquello implicaba la ingesta de
psicofármacos que actúan sobre la corteza cerebral, en donde se
escondía su talento creativo. Fue la luz entrando por una ventana, la
primera claridad del día, la sombra de un bodegón. Entendía que el
viaje había que hacerlo liviano. Y se desligó de casi todo. Algunos
creen que cuando ya no tuvo más que decir, cuando cerró los círculos
de su obra, decidió despojarse de lo único que le iba quedando. Quien
sabe si aquello fue lo último que pensó antes de saltar al vacío con
la soga al cuello en esa larga madrugada del 11 de marzo de
1998.
En Revista del
Sábado
Septiembre de 2002