Binominal poético
De los Andes al Atlántico Pacífico
Por Carmen Parés /
Gloria Fuentes
Para: www.letras.s5.com
Entrega de Marzo 2009
En esta segunda entrega binominal de poesía, binomio: suma o diferencias de dos monomios, expresión algebraica, quiero presentar a dos mujeres nacidas en Santiago de Chile y que vienen haciendo hace algún tiempo una descentralización de sus inteligencias híper emocionales en las letras que las dignan. Una vive en el puerto de Valparaíso, que no necesita más presentación que una gaviota de cerro para encantar el fondo de la página. Antes pasó y se quedó por Argentina, cerca de Buenos Aires, buscando lo que iría a encontrar. La otra habita entre Linares y Colbún o digamos todavía unos días de habitación en Colbún antes de retornar a Linares, donde vive después de un periplo por Coyhaique y La Plata, periplo, y es válido para ambas, lejos del turismo becario, una residencia con todas sus ventajas y complicaciones de años, con traslado de sentimientos, de libros, de amistades, de trabajo, referencias y puentes. Puentes hechos a veces de tan perfecta manera que son capaces luego de generar acercamientos reservados al destino, que sin esos puentes bien construidos no se podrían dar. Entonces en algún momento ambas confluyen en La PLATA -¡que ironía!- y se conocen viviendo, o sea ejerciendo una vida no sólo de chilenas sino que de inquietas de la querella social en una ciudad cuyo nombre no necesita más que un silencio de grillo para escaldar el fondo de esta página.
Son mujeres que escriben poesía. Una es más poeta que la otra en el sentido de su abstención de otros oficios en la vida, y quizá no haya otro sentido que ése. Son poetas tan poco invadidas de otras-os poetas y al mismo tiempo tan subsumidas en poetas crecidas, como es el caso de interpretación a Pizarnik, o el caso de una subsumida individualidad a un mar de palabras femeninas como beligerancia por revolución y mujer por dinero.
Estos extraños casos de inspiración poseen la compleja y a veces la exquisita e impagable experiencia de catálogo de la ineditación poética, lo inédito en el mundo editorial como el muro feo de la ex cárcel de Valparaíso, lo inédito como lo ciego y lo aterrador de los calabozos, o lo inédito del corazón del personaje de Poe latiendo imposiblemente bajo una tabla. Lo inédito recargado y des-victimizado, marginal por estética de la ética, equidistante del Eº y su beca yogurt como de las UES y los bares… a propósito de la meditación ahora penúltima de González Barnert, porque acaba de aparecer al menos en su blog otro ladrillo más específico aún (http://obsturaciones.blogspot.com 24/03/2009, 12:35 pm)
Las invitadas hicieron la siguiente selección para esta página. Que les sea provechoso el acercamiento a estas poéticas equidistantes de la a veces muy andrógena y beata escena política literaria nacional.
Käel TORRENTE
E M O C I O N C L A N D E S T I N A
o
Poemas unilaterales para Alejandra Pizarnik
(Selección)
Espejo
Terror enmohecido en la piel.
Telarañas de terror sin sosiego, mordeduras sacras,
me dejas sin aliento.
El terror eres tú para mí.
Las flores y tú
Quisiera acoger tu dulce piel prisionera,
respirarla y volverla mi sombra.
Que tu piel, cual cala sobrecogedora,
se volviera una violeta celestina.
Ven Alejandra, ven
yo te doy calor.
Riesgo
Yo quisiera esperar por ti, sentarme en tu abismo oscuro de miedos y renunciar a mi tranquilidad por tus ojos.
El baile infeliz
Salías de aquella oscuridad para bailar los pequeños minutos
junto al sol.
Labrabas tu coraje, niña de piel, en la tierra húmeda de tus
propios placeres.
Y no germinabas.
Te volvías triste y decidías viajar hasta el próximo encuentro
con la oscura y sórdida noche que atrapaba tus deseos.
Te ibas Alejandra.
Aún te espero junto al sol.
Tú/Su/mí/Yo=Dolor
Era misterioso su dolor, olía a muerte olvidada, a castigo de centurias, a rosas muertas bajo mar.
Hundiste la mano en su piel, lograste entrar al fuego en segundos, llegaste, llegaste Alejandra a la sonrisa, a la media mirada, al fulgor en tus labios, al estruendo de mariposas en tus manos.
Olvidaste a la muerte, odiosa compañera vespertina, taciturna.
Olvidaste por un segundo el querer arrancarte y mirar tus propias venas, para saltar con camisas en llamas las estrellas.
Quisiste, violeta, quisiste ese cuerpo, esos ojos, y al fin, esas manos envenenadas de placer.
En eso estabas, con la música en las vértebras, con la ilusión de compañera, cuando llegó sin avisos la muerte, de vuelta.
Era misterioso tu dolor cuando olías a risas centelleantes,
a centurias de pasión, a rosas, en tu velador.
La inocencia
Inocente tocabas a la puerta.
Nunca nadie abría,
Golpeabas y pateabas encarecidamente.
Un día se abrió la puerta, entraste.
Nadie había delante, ni detrás, ni a los costados, nadie.
Desde ese día inocente conoces el dolor.
115
Yo era la del muelle olvidado en tu ala triste, no me soltabas y con tibieza abrazabas mis delirios.
Reíamos, recuerdas Alejandra?
reíamos con los ojos tristes, las lágrimas eran ese mar.
Fecundamos nuestra muerte soñolienta en el abrigo de la azul noche.
Partió el barco llevándote.
Partiste.
No supimos despedirnos.
Contradicción
No he destruido tu imagen muerta sabia de tiempo presuroso no existe límite, siempre ha de encontrarnos.
Alejandra, qué hago aquí? correría por estas calles abandonadas de personas abandonadas.
Claramente no me encuentro satisfecha, claramente no me escucho, no me siento.
Pero sí.
http://torrentedefotografia.blogspot.com
Carolina Ferreira
A mano
(Selección)
"Al cabo nada os debo, me debéis cuanto he escrito"
Antonio Machado
1
Atada a tus bebidas sedientas, Morgana,
le pides
Al cielo más palabras, más
Ecos,
Millones de líneas para bordar
El vacío
En el que cabe
Sólo una voz.
Tiemblas de soledad para saber cómo esos muros
Se quiebran y tu sed
Se vuelve animal amando un coito
Que sólo el universo entiende
La unión de dos cuerpos que brotan
En la espiral
De tu próximo sueño.
2
Algo no está bien en su cabeza. Las ramas
Adoloridas crujen entre las sienes,
Un lugar que nunca podrá tocar
Porque es y no es un hueso
Y un infinito,
Una masa
Y un infinito,
Una señal y un infinito,
Una herida de paraíso
Y un infinito
Que sólo vio dios
Un instante
Que es y no es
Susceptible de medirse,
Entonces
Cuánto tiempo mide una escoba
En tus años,
Cuántas auroras de leche hay, cuántos
Cuellos planchados, planchados, perfectamente
Planchados
Por amor
Y cuántos amores hay, cómo se mide
El amor de un grito, el amor
Que estalla en un rompeolas,
El amor
En el cuerpo del delito.
Pusiste tus manos
En el fuego por él,
Tus manos en el fuego,
Y ardiste devorando
Porque era el deseo llamando irremediablemente
A tus cuerdas
En el cuerpo
En el vaho
En las extremidades tensas,
Llamando a volver.
3
Perdóneme si respondí con liviandad a la llamada histriónica de su
musa
De pocos años,
Si elevé la súplica incorrecta para que sus labios
Que eran de otra
Bebiesen en mí,
Si rompí la ventana por la que miraba los ecos
Con una palabra
Exacta,
Precisa,
La palabra
Que extrajo de mis viñas
Ebrias de hablarle
Al horizonte.
4
Lombriz y huracán, la tierra abre su boca
De nido quieto. Las horas mueren
De ventolera y no queda
Casi nada
Después de besar tu luz.
Hay Aquelarre esta noche
y un salvaje alimento de sangre
prepara mi luto y mi partida,
mordido de aliento
Mi cuello entregado.
5
A una amiga
A más hambre, más cielo.
Se abren, para mostrarte el azar y el destino,
Los dos dentro del mismo puño
En la mano
Del más amado.
Tus pasos son benditos, entonces. Caminas
Por la tierra señalada para ti, cosechas
El afán y la fantasía
De tus huertos invernales y cuando los días
Se hacen largos
Puedes desprender la luz de las cosas
Y firmar un retrato de ti misma,
Plena y libre,
Desnuda y maja;
Esperaron por ti, esperaron tu voz y tu paciencia.
El mundo no está entero
Si falta en él
El día que tienes
En las manos.
6
Inútilmente mis ojos me dejan ciega,
Inútilmente mis manos olvidan los contornos,
Mi lengua en vano borra las palabras
De mi último diccionario.
Aquí dentro hay un territorio que habla su propio idioma,
Una república de exiliados que traen escritas
Sus bitácoras en cera,
Un purgatorio de estéticas atrofiadas y resultados
Mediocres,
Un paraíso donde no importa, ciertamente,
Si el fruto es
Una manzana.
El mundo no empieza con una caricia,
Sino con un estallido.
7
Es un territorio tenso y vacío el que comulga
Con mis mañanas y me une
A los objetos al horario a la serpiente
De la tierra
Que alza su lomo
Embravecido.
De nuestra particular consideración,
Tenemos a veces el agrado de crear
Labios de arcilla
Para los besos
Que no existen.
Hoy esperé que la copa se llenara
Y hubo sol,
Lentejas,
Una llamada
Y como casi siempre
La gata buscó su nombre
Acurrucada en mis huesos.
Ciertas cosas dejaron de ser mías y otras
Se pegaron a mi piel con su olor
A viejo fetiche.
Nos saludan los pájaros extraños
Camino a los nidos que llegan
Muy tarde.
quidel_cf@hotmail.com