Ampliar el diálogo de la polis:
Carmen Berenguer. Plaza tomada. Poesía (1983-2020), UANL, 2021,
edición de Claudia Posadas.(*) Por Julio Ortega Brown University
¿Qué cosa mejor puede haber que hablar de poesía? Y sobre todo, hablar de poesía escrita por mujeres, que es un género aparte y que siempre nos acompaña y que no debemos nunca olvidar.
El otro día, pensando en cómo iniciar mi nuevo curso sobre Perú y México descubrí, modesto descubrimiento, que en la selva peruana se dice que “el primer hombre fue una mujer”. Eso me parece muy bien. Poco después encontré que en el norte de México, interesantemente, se dice también que el primer hombre fue una mujer. Quizá ustedes ya lo sabían pero para mí es una novedad que los peruanos y los mexicanos estemos enlazados por esta concepción sobre lo femenino.
¿Qué quiere decir eso? Me pregunté. Y recordé, claro, que las mujeres inventaron la agricultura, es decir, el orden de la casa y por lo tanto la economía. Y la economía se llamaba el ekonomos, la casa como economía. Por eso se dice que al final toda economía es familiar. No es nacional ni internacional, es “la familia”. Este ekonomos me sorprende como matriz cultural en ambos países y me hace pensar que alguna circunstancia paralela sucede en Chile, con la potencia de lo femenino en esa cultura, que es superior y emancipadora a un nivel que no hay o no se ve en otras partes del mundo. Eso es una Plaza tomada, el habla de la mujer, que celebramos en la obra de la chilena Carmen Berenguer, reunida por primera vez en México en la destacada antología Carmen Berenguer. Plaza tomada. Poesía (1983-2020), edición y prólogo de la poeta mexicana Claudia Posadas, con nota preliminar de mi autoría, publicada por la Universidad Autónoma de Nuevo León (2021).
En la poesía de Carmen, la mujer propone rehacer la política, es decir, el orden de la polis. En ello la acompañan varias escritoras y poetas chilenas y latinoamericanas. Sin querer queriendo, Carmen ha buscado un papel para el hombre en la polis. Esa es la parte interesante de lo que se podría llamar un feminismo teórico, o sea, optimista, que implica darle finalmente un lugar al hombre en el ekonomos que no sea solamente el del derrochador al que le es fácil de perderse de vista: el Pedro Páramo que todos llevamos lejos.
En la obra de Carmen se restituye el rol creativo de la mujer dentro de la economía simbólica que son las relaciones de pareja, de comunidad, de país, de género. Y la poesía, naturalmente, articula este paisaje que nos hace pensar en temas raigales, fundamentales, renovados, gracias a las poetas mujeres que tenemos en nuestro repertorio emotivo, intelectual y crítico. La obra de Carmen, por eso, considero, ha buscado un papel para el hombre en la polis. No solamente se trata de que hablen de las mujeres ellas mismas, sino de que traten de ampliar el diálogo entre lo femenino compartido y las funciones civilizatorias (o sea, humanizadoras) de la polis.
Nos deja Carmen la tarea de recuperar la parte de vida civil que nos lleva hacia la paridad, hacia la comunidad. Por eso es que su libro Bobby Sands desfallece en el muro, que es el primero, recorre el drama de un huelguista irlandés que muere de hambre protestando. Esta imagen trágica es emblemática de su visión, de que los extremos de la política pueden destruir la polis, la urbanidad y el diálogo que las mujeres han largamente trabajado.
Casi todos sus libros, sobre todo La gran hablada, recorren el tema, el drama de la palabra que retoma la mujer. Es el turno de las madres en la ciudad de la política, o sea, en la polis como comunidad.
Carmen Berenguer les ha salvado la vida a los chilenos. Podrían haber despertado en una novela llamada La Metamorfosis; felizmente para ellos se liberaron de esa condena que, metafóricamente, uso para referirme al machismo inculcado, se dice por las propias madres. Y la voz de las madres habla desde esta poesía, es una dicción popular, dicharachera, entre cortada, que refuta la sintaxis de los padres de la patria. La sintaxis se ha convertido en la policía de la lengua. Y la oralidad y la experiencia de la mujer demuestra su capacidad de aclimatar y transformar para que trabaje por la polis el lenguaje colectivo.
Varios escritores chilenos, después de Carmen, han cartografiado esa avenida donde los hombres tenemos la función de ampliar el diálogo de la polis. Es decir, las mujeres chilenas nos han dado un papel, creo yo, y ese papel sería vencer los límites que el estado impone a la ciudad.
Me acuerdo que en Santiago de Chile, donde conocí a Carmen, le pedí a Guadalupe Santa Cruz llevarme al cementerio a visitar la tumba de Enrique Lihn, gran amigo, y fuimos. Guadalupe me dijo “Julio, no le vayas a contar a mi pareja que hemos venido a visitar a Enrique”. Yo le contesté, ¿pero tu pareja va a tener celos de un poeta muerto? Me dijo, por eso mismo. Me pareció extraordinario, me pareció una definición del hombre chileno que es muy improbable en otra comarca. Pero en realidad, el trabajo feminista más interesante para mí de las mujeres y sobre todo en la poesía de Carmen es que es un trabajo contra el estado; contra el estado de cosas, naturalmente, pero también contra el Estado hegeliano como poder de control que decide la vida y la suerte de sus ciudadanos. Por eso hay una crítica de la autoridad y del poder en la poesía de Carmen que demuestra que hay una base terrestre, como si refundara un lenguaje del coloquio compartido, humano y popular, mundano y nuestro.
Ese lenguaje nuevo es el que nos daría identidad sin diferencias, o diferencias dentro de una identidad común. Su trabajo por lo tanto es ampliar el espacio de la polis, hacer que la polis no sea la policía, sino que sea la política; y la política, que sea la economía familiar; y la economía familiar, un espacio reivindicatorio del lugar del padre en dicha economía, donde no sea una entidad ausente, como pasa tanto, sino que sea una fuerza creativa del diálogo, de lo nuevo, de la palabra común y por lo tanto de la legitimidad de la mujer como hacedora de la noción misma del ekonomos.
Recuerdo también a otra gran poeta y amiga, Minerva Margarita Villarreal que trabajaba en esta dimensión, que no es la existencial y crítica, sino la lírica como una esperanza de una conversación más larga.
Desde la vivacidad coloquial chilena y rebelde, llega por fin a México el mundanal latido de Carmen Berenguer.
Gracias, Carmen y Claudia.
* * *
(*) Texto leído en la presentación de Carmen Berenguer. Plaza tomada. Poesía (1983-2021), edición de Claudia Posadas, UANL, 2021, realizada en marzo de 2021 en el marco de la Feria Internacional del Libro UANLeer 2021.
Fotografía de Carmen Berenguer de Javier Narváez Estrada
Presentación de "Carmen Berenguer. Plaza tomada. Poesía (1983-2020)", editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, selección y prólogo de Claudia Posadas, nota preliminar de Julio Ortega, en el marco de la UANLeer 2021, 20 de marzo de 2021. Participaron: Antonio Ramos Revillas, editor y moderador, José Javier Villarreal, Julio Ortega, Carmen Berenguer y Claudia Posadas.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Ampliar el diálogo de la polis:
Carmen Berenguer. Plaza tomada. Poesía (1983-2020),
UANL, 2021,
edición de Claudia Posadas.
Por Julio Ortega