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La
escritura-objeto en Poste restante de Cynthia Rimsky
Por
Fernando Morales
En el texto
de Cynthia Rimsky se puede apreciar una composición que tiene como
fundamento y meta la producción de una escritura acerca de la escritura
y la intersección de ésta con un haz de temas que involucran la
memoria, la travesía, la mirada y los objetos. El texto se puebla de experiencias
de escrituras, en el sentido que ésta se manifiesta a través de
diversos procedimientos que abarcan formatos diversos.
Primeramente hay
que observar que el texto se sostiene en la suposición de que es un cuaderno
que tiene una función similar a una bitácora de viaje, en la cual
se anotan observaciones sobre la travesía. El viaje es desencadenado por
un vacío en la escritura, una diferencia gráfica que es llenada
con una memoria anhelada o un arraigo descentrado: la posibilidad de que la diferencia
entre Rimsk(i/y) hallada en el álbum familiar desconocido sea producto
de un error en la oficina de inmigración, y pertenezca a familiares de
la distante Ucrania. He aquí la primera escena en que la escritura juega
un papel dentro de la dinámica del texto. Esta diferencia gráfica
posiblemente errada abre un intersticio por el cual puede ingresar lo imaginario,
el irrefrenable anhelo de lo posible y lo deseable; una memoria que haga al sujeto
ingresar en una historia ya no fragmentada e interrumpida. La identidad fonética
pero no gráfica, de hecho la frágil diferencia (-différe(a)nce-)
gráfica insinúa ya un estatuto distinto de la escritura. Esta
diferencia gráfica, genera la intrincación de un tejido que libera
una nueva línea de sentidos y fuerzas que deben ser estabilizados por el
sujeto que los descifra, y éste lo hace desde su historia y desde códigos
culturales.
El lenguaje utilizado en el texto podría considerarse
como un lenguaje-objeto, o abordándolo desde los formalistas rusos, un
lenguaje desautomatizado cuya finalidad es el extrañamiento.
Este tipo de lenguaje, que concebían estos teóricos rusos como inmanente
a la literatura y que constituía su materia innata es el que se puede apreciar
en la mirada de Rimsky. La función primordial de este lenguaje era el hacer
apuntar la atención en el lenguaje mismo, en su forma por sobre su contenido;
pero además desautomatizar la percepción y singularizar los
objetos y experiencias a las que alude, es decir, hacer como si el objeto fuera
visto por primera vez, con una mirada cargada de extrañeza y creando una
percepción particular y más intensa del objeto. El lenguaje no sostiene
una gran trama, un relato convencional, sino que está constituido por pequeñas
historias o anécdotas del viaje, pero que descansan sobre una atención
particular sobre los códigos, formatos, o vicisitudes de la escritura y
el lenguaje. La singularización sostiene la riqueza de la escritura de
la novela.
Otro aspecto importante es que la escritura puede ser apreciada
desde su materialidad. El álbum fotográfico está marcado
por una escritura que busca un desciframiento, una recuperación, una posible
memoria. Por otro lado, el álbum fotográfico es un objeto que se
instaura como un significante que busca ser cargado de un significado, el cuál
estaría ligado estrechamente con la adquisición de una historia
y una memoria; y es encontrado como un documento valioso dentro de un mercado
persa, es decir en un lugar gobernado por objetos en parte desplazados o eliminados
de lo actual, de la irrefrenable renovación de los productos, de
las mercancías, y que quedan relegados a elementos cargados de un pasado
que puede ser llenado por la nostalgia o el sentido histórico, tanto familiar
como social:"los objetos allí exhibidos despiertan evocaciones que
nos recorren a la manera de un álbum íntimo y social".(Rimsky,
p.9). Es posible apreciar una representación de objetos ruinosos, cargados
del poder de destierro que detenta la historia, y que así los convierte
en objetos-coleccionables, objetos-fetiches, u objetos-metonímicos. El
mercado persa ya es una gran escritura conformada por objetos múltiples
concebidos como huellas de un pasado que deviene ruina, y que se deja leer en
esta materialidad de los objetos. Hay una explicitación de esa cualidad
de la escritura como huella en el tiempo, como una pluralidad de signos que buscan
ser leídos. Es en esta cualidad en que se introduce la significación
del objeto-álbum, como signo que busca ser restituido.
La escritura
de Rimsky tiene como táctica la descripción de la superficie de
aquellos objetos, situaciones y anécdotas a los que se refiere, ya que
no se detiene en una reflexión mediada por especulaciones sobre aquellas.
Es por esto que su mirada es distante a las interpretaciones, y se acurruca en
la inacabable riqueza y posibilidad de los significantes. Podría decirse
que es una aproximación fenomenológica a los objetos, sin mediar
una aprehensión a priori o teórica de ellos, sino como le
son manifestados de forma inmediata ante su conciencia. "En la cubierta del
Sinfonía, a medio camino entre Israel y Chipre, una judía
viaja por el mundo. En la cabina 167, una musulmana vuelve de Israel. Las dos
tienen un olor."(Rimsky, p.57). En este pasaje es posible ver la extrañeza,
la asociación desautomatizada, el simple esplendor de lo inmediato y lo
que está en la superficie. "El Dj pone música egipcia y las
montañas de Arabia Saudita a ratos parecen reales, luego un decorado y,
más tarde comienzan a desaparecer. El mar se tiñe de rojo. Quietud."(Rimsky,
p.47).
La escritura toma el rol de huella de una experiencia que muestra
una realidad que no importa su veracidad, sino que se vuelve real al verterse
en la escritura misma, porque en el fondo el pueblo judío ve en sus escrituras
sagradas lo que es real: "En la tradición judía, la escritura
no representa al mundo, es el mundo"[1]. Así
también la escritura-objeto que se encuentra en el álbum conforma
parte de una realidad tan real como puede ser la factual, tan sólo basta
con que tenga un intrincamiento con la escritura: "Como no le interesaba
encontrar parientes vivos o su nombre en una tumba, decidió que buscar
el origen de las fotografías podía ser un destino tan real como
el otro."(Rimsky, p.11).
Esta característica del lenguaje,
visto como formador de cosas, emanantes de una fuente originaria y omnipotente
tiene una raigambre en cierto aspecto de la identidad judía que se relaciona
con el misticismo de la Cábala: "el movimiento en el que la creación
se realiza puede interpretarse y explicarse como un movimiento lingüístico."(Scholem,
p.18). La Cábala descifra un tipo de misticismo lingüístico,
que se expresa en el discurso y el Nombre de Dios. En esta teoría
o particular visión, la palabra se expresa como un objeto, como una mirada
que se posa sobre los objetos y los concretiza a través de su acción.
En la Cábala las palabras son las fuerzas formadoras de todas las cosas,
porque antes, en el mundo de Dios, no hay nada parecido a la concreción.
Rimsky crea un mundo a través de su lenguaje, le imprime una concreción
particular que tiene una analogía con aquella teoría cabalística:
"En el término hebreo davar encontramos escondido el doble
significado de cosa o sujeto y de palabra o habla. Así, cuando Isaac el
Ciego habla de las "cosas del espíritu", que son el mundo oculto
de las Sefirot, tiene en mente al mismo tiempo "palabras del espíritu"
en las que el pensamiento encuentra expresión."(Scholem, p.19). Por
otro lado, también la escritura como huella, como signo que se instaura
con todas las vicisitudes de su materialidad; lo que también tiene su componente
cabalístico: "La palabra hebrea 'ot no solo significa letra
sino también signo, en el significado preciso del término y, más
específicamente, marca (o firma)."(Scholem, p.18).
Otra táctica
también importante a mi parecer es la confusión o la superposición
de la voz de quien narra, procedimiento que se muestra como en desmedro del sujeto
portador de esta voz a favor de la escritura: "Cuando se despiden, dice que
al hablar conmigo miró a través de una ventana." (Rimsky,p.66).
Por esta razón se deduce la utilización de la escritura como moldeamiento
de un material. Y así, la experiencia de escritura transcurre en diversas
intercalaciones de diferentes formas de ésta: se intercalan listas en las
que se pueden apreciar palabras en dos idiomas; transcripciones a través
del lenguaje de elementos visuales, con la función de describir fotografías;
trozos de papel que simulan papiros o materiales antiguos en los que está
inscrito el nombre de la viajera en alfabeto cirílico; mapas que reproducen
una escritura topográfica; trozos del supuesto diario de viaje en que se
muestra la grafía manuscrita; listas de gastos y compras; cartas devueltas
por no llegar a ser recibidas. Todas estas interrupciones introducidas en la novela
hablan de componentes visuales, de simulaciones y traducciones a otro código.
Justamente este trozo refleja una insinuación de la poética
que cruza el texto y su sustento formal:
"Se trata de describir
una obra pintada y la idea es esta: "Muchas pequeñas coherencias,
pegadas unas a otras, mitigan una incoherencia mayor"".. De pronto ésta
observación suya, escrita con mil errores sobre una hoja blanca, me ha
parecido el vivo cuadro del mundo y me he quedado sin nada que decir al respecto."(53).
La escritura no se expresa como una facultad que se arraiga
en la idealidad, en la sublimidad de las ideas, en una metafísica simbólica,
sino que se manifiesta en la contingencia de la travesía, en sus objetualidades,
en sus diferencias (diferencia que también dan cuenta de lo otro-cultural).
En este sentido, la escritura de Poste restante es desublimante y material.
Así, de ese modo, hasta es posible incluso encontrar una escritura grabada
en los cuerpos sufrientes, como en el caso de la muchacha rumana que ha sido violada
y quien le relata el suceso: "Las palabras inscriben la violación,
esta vez en su cuerpo testigo."(Rimsky, p.72). Este pasaje constata esa homologación
cabalística entre huella (o arca) y palabra, haciendo del cuerpo también
un lugar de la escritura.
En esta obra la viajera se desplaza y
observa un espejo trizado de culturas y experiencias que atrapa en su escritura:
el momento inasible, la epifanía materialista y cultural, con la cual trata
de hablar sobre su identidad, porque quizás busca instaurar una visión
acerca de su identidad cultural judía y chilena sobre una cualidad más
cosmopolita. Es también un canto a la errancia, al flaneur, a la
experiencia furtiva, a la perfección del instante. En el fondo, el texto
es un "tratado" o una propuesta antropológica en donde sus materias
son la identidad, la escritura y la materialidad de la memoria.
En Poste
restante, a mi parecer, el tema que lo recorre como un todo, y se manifiesta
como una trama cifrada es el de la escritura, sus cualidades y soportes materiales,
su condición visual, sus formatos, sus alfabetos; pero quizá lo
principal es esa dimensión de la escritura como formadora de mundos, que
en un movimiento paradójico, dialéctico, o infinito, devela y oculta
por medio de una sucesión infinita de capas. Por esta razón es que
hay en este tipo de escritura una condensación en los significantes, en
lo visto y experimentado, pero que en la mirada y su puesta en inscripción
se muestra parcialmente, y traza también el inconmensurable espacio de
lo no dicho. La escritura significante de Rimsky da cuenta del desplazamiento
del significado, de su huida ad infinitum, ya que ve que todo significante
funciona en referencia a otro significante, sin que conduzca nunca a un significado
o a una interpretación o elucubración que detenga lo mostrado y
lo deposite en un significado estable.
Notas
[1]
Cynthia Rimsky: Regazos. Publicado en Patrimonio cultural, año 2001.
Bibliografía
-
Shklovsky, V. El arte como artificio en "Teoría de la literatura
de los formalistas rusos." Buenos Aires, Siglo XXI.
- Derrida, J. La
diferencia. www.philosophia.cl
- Rimsky, C. Poste restante. Santiago:
Sudamericana, 2001.
- Bennington, G. y Derrida, J. Jacques Derrida.
Madrid: Cátedra, 1994.
- Scholem, G. La teoría lingüística
de La Cábala. en Cábala y deconstrucción. Barcelona;
Azul, 1999.