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Sergio Gómez: La felicidad de los niños.
Penguin Random House, Santiago, 2015. 228 pp.
Por Carolina Reyes Torres
Publicado en http://www.revistalecturas.cl/ 20 de Julio de 2015
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El último libro de Sergio Gómez (Temuco, 1962) La felicidad de los niños, nos instala en el centro de una novela negra, con la agravante argumental que la persona ultimada es un niño de doce años: Sandro Arriagada. El asesinato ocurre dentro del establecimiento educacional privado donde asistía. Toda la acción transcurre en un lugar ficticio de la zona centro sur de Chile llamado Vertiente Baquedano.
A través de la escritura de Gómez, que nos lleva a ese terrible acontecimiento, comenzamos a desentrañar los personajes que lo rodean, como por ejemplo los periodistas del diario local, que tratan de recabar la mayor cantidad de información y llegar a la verdad del crimen. Plinio Jáuregui es uno de ellos, un empedernido solterón que trata de esclarecer este asesinato -junto a su grupo de trabajo- con toda la pericia que un periodista a la antigua es capaz de demostrar.
Otro actor importante es sin lugar a dudas Vertiente Baquedano, el pueblo ficticio. El escritor logra trasladarnos a esa ciudad otra, que no tiene nada que ver con la capital. Las horas transcurren de manera plácida, los tiempos no tienen la rapidez de Santiago y la sensación de familiaridad es algo que está en el ambiente. Todos se conocen de alguna forma. Lo anterior hace que el crimen de Sandro sea aún más dramático y discordante en la tranquilidad pueblerina de Vertiente Baquedano.
Hay personajes que en el transcurso del relato se vuelven entrañables. Jáuregui y el Turco Saud, los dos periodistas y amigos de toda la vida que trabajan en el diario local. Jáuregui, como ya dijimos, solterón y con un difícil pasado familiar que en cierta medida le hace ruido en su presente. Saud igual de solterón que Jáuregui, con dos aficiones marcadas; el trago y las mujeres, lo que lo llevará a terminar en Colonia Chávez en una clínica privada para combatir su adicción al alcohol. Lorena Guijuelo otra de las periodistas, una chica de treinta tantos, muy feminista y liberal es quien le hace el contrapunto a los dos periodistas y su machismo. Galo Salgado -el periodista practicante-, con un candor único al enamorarse de la joven bibliotecaria de la única biblioteca pública del pueblo. Carmen Muño la pareja bastante informal de Jáuregui la cual trabaja en uno de los restoranes de Vertiente Baquedano. Todos ellos entre otros más, hacen una paleta de personajes que se trenzan en rededor de la historia.
Y luego está el asesinato en sí, tan extraño como terrible, en donde abundan las dudas, las pistas falsas y otros misterios, que Jáuregui y su equipo quieren descifrar. Posibilidades que van desde un asesinato entre pares, otro compañero de curso que podría haber atacado a Sandro, hasta una venganza en contra del padre de este, un abogado que se querelló en contra de las forestales y su devastador uso de los suelos en el sur de Chile. Este es otro punto a favor del libro de Gómez, a pesar de que la historia es ficticia, el escritor permanentemente nos está haciendo guiños con el acontecer nacional reciente, lo que nos provoca una sensación de veracidad en todo lo que nos esta contando.
La felicidad de los niños es un muy buen relato de novela negra que logra equilibrar la trama y la construcción de personajes. Gómez hace gala de sus experiencias fuera de la capital, dándonos una vívida descripción de la vida en otras ciudades e involucrándonos con personajes -como ya he sugerido- que en el transcurso del relato se nos vuelven muy cercanos y familiares. Un original contraste entre lo dramático del argumento y la calidez de los personajes que lo estructuran.