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A REÍRSE DE LO GRAVE
YOMURÍ, Cynthia Rimsky. Literatura Random House, 2022, 264 páginas


Por Pedro Gandolfo
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 6 de noviembre de 2022


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Cynthia Rimsky logra en este libro narrar con inteligencia y ternura una historia estrambótica, cómica y provocativa. La novela relata el encuentro de dos mujeres que han concurrido al llamado de Yomurí.

Eliza se debe hacer cargo de su padre, Kovacs, que es un exdiplomático jubilado, con una trayectoria de fracasos laborales, pero divertido, inteligente, soñador, pícaro, mujeriego, algo gagá. Ese encargo filial la lleva a Yomurí. Del otro lado, Carri —que después se llamará "Verde" y, luego, "Verde Hilo"—, es una joven que sale tambaleante de la adolescencia, padeciendo una crisis de identidad angustiosa y dramática. Esa crisis de identidad, sobre todo, étnica, la lleva a Yomurí.

Yomurí es un "territorio", situado en el sur rural de Chile, sucio, derruido y abrazado por la contaminación y la explotación forestal, un territorio que podría ser la Araucanía; es, además, "pueblo originario", el cual se asemeja en varios rasgos a los propios del pueblo mapuche; en particular es también una cultura, con su idioma, sus mitos, ritos y una épica destinada a ensalzar el indomable espíritu guerrero de su pueblo, aunque simultáneamente capaz de parlamentar y llegar a acuerdos pacíficos, "las Paces", que son perfectamente inútiles; Yomurí es, además, un grupo político disidente estrafalario que busca recuperar a mano armada territorios de los cuales, según ellos, "la nación" se apropió por la fuerza; es un conjunto de sueños de distintas generaciones y objetos que se van esfumando con las décadas.

Lo importante es que el nudo de la historia —el encuentro de Eliza y Carri en Yomurí— es estructuralmente cómico y es narrado con abundante sentido del humor —cáustico, directo y sutil— y que, en ese empeño por hacer una parodia divertida de ciertos temas, se ríe y hace reír sobre muchas cosas, entre otras, del indigenismo nacional y sus lugares comunes; la piedad filial, encarnada en la tierna y simpática relación de Eliza y Kovacs, y de otros tópicos de lo políticamente correcto en boga. Pero, sobre todo, fustiga a aquellos devotos de cierto progresismo bien pensante que pretenden un veto al humor, incluso, al abordar ciertos temas, que para ellos son de gravedad absoluta. Esta actitud narrativa de Rimsky tiene un encaje en dimensiones en conflicto en la cultura global y chilena actual, pero también aboga eficazmente contra la propensión a la seriedad tonta que abunda en nosotros mismos. El final de la novela es muy bueno, sorpresivo y desopilante, en el sentido estricto de lo que hace reír a carcajadas.

El humor de Cynthia Rimsky tiene un largo alcance y llega hasta lo literario mismo y afecta críticamente a la escuela del criollismo y su manera idílica de representar lo rural y, añadiría, incluso más profundamente, desafía la definición misma de comedia.

La idea del viaje es una constante en la escritura de Cynthia Rimsky, pero suena como un equívoco, al parecer, situarla sin más, como narradora de viajes, porque sus viajes más que meros viajes son extravíos, extrañas salidas de ruta, peregrinación fallida, deriva, búsqueda insensata de sueños, inmersión en mundos de dudosa existencia y, a la vez, donde lo sensual y terrenal asume formas tan raras o inusuales como de creciente cercanía en la medida que el mismo lector se entregue a este desmadre y sus estrambóticas reglas. Son también sueños.

Yomurí se torna escurridizo, es casi imposible de acceder a él, se desplaza cada vez que los personajes se acercan, es inaccesible como el castillo de Kafka.

La relación padre-hija es importante puesto que hay una risueña indagación, mezcla de estrechez, ternura y desencuentro. En esa indagación, Eliza recurre a frecuentes rememoraciones en que el padre aparece en falta, o haciendo algo distinto que el padre común, en otras. La novela discurre hacia cierta conciliación entre padre e hija planteada, por cierto, de una manera divertida (el consejo salvador de la sabiduría paternal se resume en "Donde fueres, haz lo que vieres") y va recorriendo de refilón, en medio de la comicidad, otras vertientes más bien eróticas que políticas.

Las historias paralelas —la de la búsqueda de la identidad y la de la realización del sueño paternal de reconciliación— son muestras de la seducción de los sueños, esta vez, del sueño de la identidad y del reencuentro y, tal vez, del sueño de honor, e introducen, en lo formal, un doble relieve en la narración y, en lo sustancial, la decepción como bajo sostenido de la comicidad.

La novela juega con esa figura de la retórica antigua del reencuentro y reconocimiento entre dos sujetos alejados, un reconocimiento aquí fallido —nadie culmina su búsqueda—, pero entendido como el encuentro casual de dos desencuentros ya que en medio de esos fallos se deslizan ciertas verdades y transgreden distintos tabúes de los discursos dominantes. Con risa y sensibilidad.

Muy recomendable.



 


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YOMURÍ, Cynthia Rimsky. Literatura Random House, 2022, 264 páginas
Por Pedro Gandolfo
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