Hay una escena en las primeras páginas de Clara y confusa (la novela que hoy celebramos), que, me parece, bien podría resumir la apuesta estética de todo el texto. Salvador, plomero y protagonista de esta historia, acude a la casa de un hombre que asegura “oye llantos” en la medianera de su hogar, es decir, en la pared que divide su casa con la del vecino. Salvador lleva poco tiempo trabajando de plomero, antes no sabemos qué cosas hacía, pero de un tiempo a esta parte se estuvo entrenando en el oficio plomeril, acaso involuntariamente, junto a su mentor y amigo Ovidio. Es así que Salvador llega a la casa de este hombre, pertrechado con la maleta de Ovidio, en cuyo interior no hay llaves francesas, ni alicates ni sopletes a gas. En cambio, Salvador extrae de la maleta nada más ni nada menos que un estetoscopio. En este punto, tal como la cicatriz de infancia de Ulises, el narrador vuelve rápidamente al pasado y rememora, a partir de este objeto, la primera vez que su mentor, Ovidio, lo hizo escuchar las filtraciones en las paredes.
Por supuesto, en aquella oportunidad, Salvador se encontró con los vestigios de todo lo que ocurría en las habitaciones de esa casa, un vendaval de voces y ladridos y cantos y pasos que se encaminaron sin dilación a sus oídos. “No sirvo para esto”, dijo finalmente Salvador, en ese entonces ayudante de Ovidio, a lo que Ovidio (y he aquí la clave) responde: “Claro que sí, salvo que, para escuchar, antes tienes que aprender a des-escuchar”.
Sin duda, me parece una escena notable. Como una molécula de ADN, este pasaje condensa no sólo una de las claves de lectura de esta novela, sino también, me arriesgaría a decir, de parte importante de la obra de Cynthia Rimsky. En Clara y confusa, sin ir más lejos, hay que aprender a des-leer, a des-creer (que no es lo mismo que no creer) y a des-memorizar. Acostumbrados a saber desde ya, incluso desde antes de leer una novela, cuál es su tema, cuál es su trama o incluso la crítica social que contendría el texto, Clara y confusa nos empuja a des-hacernos de estos ropajes para ingresar a sus páginas con una mirada renovada.
Así entonces, a poco andar, nos percatamos que no podríamos avanzar en la lectura de esta novela sino profesáramos una fe ciega en que, en literatura, todo puede pasar. Y es que Cynthia Rimsky juega con lo imprevisto, con lo que no se espera. El humor presente en Clara y confusa proviene de la colisión entre la experiencia que cualquiera de nosotros posee y el acontecimiento literario. Des-memorizar permite que una línea argumental, cualquiera que sea esta, pueda pasar por un prisma y dispararse en múltiples direcciones. Es lo que ocurre en esta novela, al fin y al cabo: de un mismo hecho, se producen una serie insospechada de efectos, varios de ellos contradictorios entre sí.
Un cambio de foco es lo que nos reclama Clara y confusa. Los objetos presentes en el texto, desprovistos de su carácter productivo inicial, son utilizados para hacer otra cosa con ellos, para dar origen a lo inédito. Un estetoscopio le puede conferir dignidad a una labor cada vez más alienante, la labor plomeril; un Porsche puede ser utilizado como un vehículo de carga; unos cubiertos de plata, de origen inglés, pueden ser utilizados para realizar una gran obra de arte; un libro de John Berger puede transformarse en un libro de autoayuda de parejas.
Todo se trata de cambiar la mirada de las cosas, de mirar oblicuamente los objetos para darles otro significado. En uno de sus tantos ensayos visuales, Harun Farocki muestra a un recluso utilizar los cubiertos que les dan a la hora de almuerzo para construir, minuciosamente, su escapatoria. Sin conjurar a la vanguardia, creo que Cynthia Rimsky escribe con ese fantasma susurrándole al oído, el de la mirada torcida e improductiva de las cosas.
Celebramos hoy, entonces, este acontecimiento literario, el que lejos de las luces de los premios y las condecoraciones que nos podrían hacer olvidar lo verdaderamente importante, nos ofrece un texto audaz y chispeante, el que, no tengo la menor duda, sabrá resistir al paso del tiempo.
Durante la presentación:
Cynthia Rimsky, Ariel Florencia Richards y Marcelo Ortiz Lara
17 de diciembre 2024
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dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Des-leer
Presentación de "Clara y confusa" de Cynthia Rimsky
Por Marcelo Ortiz Lara