Perdidos en el espacio. Carlos Tromben
Santiago, La Calabaza del Diablo, 2008, 49 páginas.
Mosquitas muertas
Por Patricia Espinosa
Las Últimas Noticias, viernes 14 de Noviembre de 2008
Después de tres irregulares novelas en las que pareció estar probando un estilo, por fin Carlos Tromben da en el clavo, aunque en otro formato: Perdidos en el espacio es un conjunto de siete relatos breves, bastante parejo, en el cual predomina un lenguaje directo, seco y con toques ácidos, perfectamente funcional a las historias que narra, habitadas siempre por personajes cercanos a lo turbio; seres opacos, amparados en un anonimato en donde sólo pequeños gestos delatan sus dobleces.
“Casa piloto”, “El dolor de una madre” y “Los desvelos de un padre” abordan el tema de la institución familiar. En el primer cuento, una familia de clase media visita un departamento piloto; la madre imagina su nueva vida mientras el marido fija su mirada en la promotora. La obscenidad pervierte la simpleza del relato y da lugar a una pequeña crítica de la familia tipo. Una mujer parlanchina protagoniza “El dolor de una madre”, narración en torno a su hijo adicto a internet. La ingenuidad de la mujer opera en paralelo a su posible participación en los hechos delictuales en los que se ve involucrado el hijo. Nadie se escapa en este muestrario de seres comunes siempre a punto de torcer su imagen confiable. El peligro pareciera estar precisamente en las temibles mosquitas muertas, siempre de doble fondo.
La parsimonia y la calma se vuelven constantes en cada historia. Así, en “Los desvelos de un padre”, el protagonista se comporta como si viniera de vuelta de sucesos terribles y se muerde el desprecio por el populacho y hasta por su hija “alternativa” y el pololo involucrado en un robo. De un modo similar al templado padre actúan la universitaria de “Ojos tatuados”, prisionera de la indiferencia amorosa de un dirigente estudiantil, y el periodista en práctica de “El desaparecido de Cannes”, aunque estos dos relatos son los más débiles del volumen.
“Fuiste mía un verano” y “That Seventies Show” cierran el círculo. En ambos cuentos, la recuperación de sucesos escabrosos de la historia chilena es abordada desde la intimidad de los protagonistas, generando una tensión dramática filosa y muy bien administrada. En el primero, se cruzan la muerte de un dirigente sindical y un alto mando castrense. En “That Seventies Show”, se relata en clave la vida de Mariana Callejas. Su conocida historia da un giro mediante la intromisión del azar y el fracaso de una vida atrapada por el deseo patológico de armarse una existencia fuera de lo corriente. Estas dos piezas constituyen lo mejor del volumen. La seguridad narrativa se consolida aquí sin siquiera emitir juicios valóricos, configurando con acierto una perspectiva crítica en torno a la vileza de un grupo de personajes que metafóricamente aluden a un país que se hunde en un macabro plan de conspiraciones, situado más allá de las instituciones.
Tromben consigue armar buenas narraciones por medio de un lenguaje comprimido, donde a fuerza de sutilezas sortea el complicado género del relato breve; demuestra que un libro de cuentos es más que un manojo de historias desarticuladas, al establecer puentes entre ellos y entablar diálogos entre la sociedad chilena, su historia y una galería de seres en los que predomina el anonimato, el silencio, el aguante y una contenida perversión que los atrapa en su devenir cotidiano.