Claudia Ulloa Donoso:
“Salvo una imagen, o una frase, no me planteo nada antes de escribir” "Pajarito", Pepitas de Calabaza, Logroño, mayo 2018. 160 págs
Por Laeticia Rovecchio Antón Publicado en PLIEGO SUELTO, Perú, 27 de mayo 2020
Pajarito (Pepitas de calabaza) es una colección de cuentos escritos por Claudia Ulloa Donoso (Lima, 1979) que apelan directamente a lo sensorial e intuitivo para configurar un mapa poético-narrativo que discurre entre Lima, España y el norte de Noruega, actual lugar de residencia de la autora. Además de este libro, Ulloa Donoso tiene publicados El pez que aprendió a caminar (Estruendomudo, 2013) y Séptima Madrugada. (Estruendomudo, 2007).
—Vives en Noruega desde hace años, ¿cómo se está viviendo allí la pandemia? —Es una pregunta difícil, pero voy a empezar por el lado menos complejo. Vivo en una ciudad pequeña, no más de cincuenta mil habitantes repartidos en una amplia extensión de terreno. La propagación del virus fue mínima, no ha habido muertes, y el número de contagios ha sido mínimo.
Pero cómo hemos vivido aquí la pandemia… Creo que a todos nos ha afectado de distintas maneras. A pesar de nuestra situación afortunada como habitantes de una ciudad pequeña y alejada, el miedo, el estupor, el desconcierto ha pasado por todos.
Eso, por una parte. Por otra parte, mi familia está repartida por Perú, Ecuador y Brasil. Tengo también amigos muy cercanos que están en España, México, Estados Unidos y Colombia. De modo que yo también he vivido la pandemia con ellos. No puedo decir como ellos, pero sí con ellos.
—En este tiempo de confinamiento, ¿has podido encontrar tiempo para leer y/o escribir? —Creo que la percepción del tiempo cambió mucho con esta situación. He tenido mucho tiempo, sí, el confinamiento no ha sido ni tan largo ni tan estricto como el que pasan, hasta ahora, mis familiares y amigos que viven en otros países, pero aun así no he tenido la capacidad para concentrarme en poco o en nada, ni para leer ni escribir.
—Entrando ya en materia,Pajarito es tu tercer libro de cuentos, pero el primero que se publica en España. ¿Cómo ha sido el proceso de compilación? ¿Crees que tus cuentos se leen de modo distinto en Hispanoamérica y en España? —El resultado de la compilación ha sido un trabajo de Andrea Palet, editora de Laurel, editorial independiente chilena. Lo único que tuve que poner yo fue la confianza en su criterio, y eso no me costó nada.
Sobre la recepción de los cuentos: es una pregunta difícil porque el lector, además de pertenecer a distintos continentes, tiene también un mundo personal, muy propio, que va más allá del lenguaje y las fronteras. Esta manera de leer de determinada persona tendrá que ver más con las experiencias o modos de ser del lector como individuo, situaciones que son únicas.
—En el libro están muy presentes los tres países en los que has vivido (Perú, España y Noruega). ¿Cómo se escribe desde la distancia de la lengua materna? ¿Cómo incorporaste el noruego a tu vocabulario? —Creo que la lengua materna nunca está distante, es lo único que llevamos con nosotros. Digo “único” porque seguramente llevamos más cosas que no sabemos, pero la lengua, aunque es algo abstracto, se hace tangible a través de las palabras. Además, la palabra “lengua” siempre me lleva a la imagen del órgano que nos permite modular los sonidos.
Las palabras del noruego se fueron incorporando en lo que escribo de manera natural. Después de tantos años viviendo en Noruega, estas palabras aparecen porque son parte de mi realidad cotidiana, de lo que experimento en el día a día, y siempre parto de esta realidad para escribir.
—Los relatos requieren de todos los sentidos, pues se basan en sensaciones que apelan a la corporeidad. ¿Sueles partir de lo que te dicen los sentidos a la hora de escribir o te planteas primero lo que quieres comunicar? —Salvo una imagen como punto de partida, o una frase, no me planteo nada antes de escribir. Parto de algo sensorial (imagen, sonido/frase). Si apela a la corporeidad es porque para escribir y para leer hay que tener cuerpo. Las dos actividades requieren de esfuerzo físico.
No planeo mucho, como te decía, solo intento plasmar una sensación y dejo que la historia se vaya dando, como poner un trazo y otro más e ir armando la imagen, igual con las palabras.
—Además de construirse por medio de imágenes, los relatos se expresan a través de cierta carga poética. ¿En qué medida influye la poesía en tu escritura? —Creo que mucho, porque mis primeras lecturas fueron poemas. Nunca he releído una novela, pero siempre puedo releer poemas, nunca es igual su relectura.
Perú es un país de poetas. Los conoces en la escuela porque son parte de la currícula. En primaria empiezas a leer a Vallejo. En secundaria lees a Eielson o a Watanabe. No pongo a más poetas porque hay muchos/as, pero estos son los que vienen a mi mente porque son los que conozco de cerca como lectora.
—Los diferentes cuentos transitan por los distintos significados de la palabra “pajarito”. ¿Tuviste siempre en mente este título? —Lo del título fue difícil. Andrea hizo la compilación y sugirió este título. Al principio a mí no me gustó. “Pajarito” era el título de un solo relato, y no estaba convencida de que ese relato pudiera abarcar el total de la compilación. Además, siempre había preferido títulos largos, pero esto también me pasa como lectora. Me llaman la atención títulos como “El hombre que saltó por la ventana y se largó”, por ejemplo.
La fecha de entrega del manuscrito a imprenta se acercaba. A mí no se me ocurría ningún otro título y me dije que si “Pajarito” era el título para ese tercer libro, me llegaría alguna señal.
Por esos días, un pajarito que voló desde Dinamarca se estrelló contra mi ventana. Lo encontré en mi jardín y tenía una marca de metal alrededor de la pata. Después de hacer algunas búsquedas por Internet, a partir de esa marca, me enteré del estudio sobre la migración de esos pájaros, un estudio de una universidad en Dinamarca.
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“Salvo una imagen, o una frase, no me planteo nada antes de escribir” "Pajarito", Pepitas de Calabaza, Logroño, mayo 2018. 160 págs
Por Laeticia Rovecchio Antón
Publicado en PLIEGO SUELTO, Perú, 27 de mayo 2020