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La poética del número 28, de Florentino Díaz
Lima: Summa Editores 2013. 52 pp.

Por Carlos Villacorta



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He tenido la oportunidad de leer el último libro del poeta peruano Florentino Díaz gracias a la tecnología: el archivo en pdf que me envió por email con la edición de 28 ha sido una grata sorpresa. Han pasado varios años desde su último poemario “La revolución de los peces” (2007). Ese poemario empezaba así:

”Si quieres recordarte, siéntate:
respira,
Junta las manos
derecha sobre izquierda.
Crea un puente en los pulgares.
Presta atención a tu vientre, . . . . . percíbelo.
Allí el caldero donde emerge el tú.
la luna, el sol y los demás destellos.”

En "La revolución de los peces”, Florentino caminaba con los manos juntas, creando un puente entre él, su yo interior y su palabra. De esa comunión entre cuerpo, espíritu y lenguaje afloraba un texto lleno de espiritualidad (y no necesariamente religiosidad). Seis años más tarde, Florentino Díaz publica 28, un poemario armado desde su último fiel compañero: el Ipad 3. Esto podría sonar superficial para muchos pero en realidad no lo es. En estas líneas, explicaré la función del aparato electrónico y su vínculo con la nueva poesía del siglo XXI.

Dividido en tres secciones (Transmisión, Vía de la vida, Retorno) con un total de cinco poemas, 28 se construye como un artefacto poético del siglo XXI. Estas secciones buscan interactuar con el lector de una manera tecnológicamente moderna; es decir haciendo uso de la misma tecnología con la que fue escrito. O quizás debería ser diseñado. En este sentido, cada sección funciona como si fuera una aplicación a la que hay que acceder, como un botón que se activa con la lectura. Así, cada sección utiliza la palabra activación en sus títulos: “Activación del sentido”, “Activación del amor”, “Responso de la contada ciudad”, “Activación del recuerdo”, y finalmente “Activación 28”. Cada sección presenta un poema largo que busca interactuar con diferentes zonas del ser humano.

El primer poema, “Activación del sentido”, funciona como la poética que enmarca la totalidad del poemario. “Anuncio ese tiempo /-Sin patria-/ Con solo la tierra bajo tus pies. / Y anuncio también el destello / De millones de almas libres /Navegando al horizonte.” Con estos versos, Díaz se coloca en un tiempo sin espacio, sin el espacio de lo que construye la nación peruana para buscar una nueva construcción de los vínculos nacionales. Todo el primer poema no es un canto ingenuo a lo peruano. Todo lo contrario. Díaz sabe que hablar de la identidad nacional no es tarea difícil. Sus versos así lo “Desde esta silla de tortura / … desde esta prisión afiebrada /Lo anuncio” (13). En este sentido, la primera sección del poemario propone un sentido al número 28. La cifra es esa exactitud que se multiplica una y otra vez a lo largo del poemario para afirmar su realidad como paradoja: “28 es un tiempo libre dentro de un tiempo no libre.” Ese tiempo no libre en el que vivimos el día de hoy no es otro que el Perú de la post-guerra, el Perú ampliamente desarrollado bajo el discurso neo-liberalista. En esa realidad, 28 busca ser “una falla en el circuito de compra venta”.

Esta búsqueda de la libertad se hace evidente en los siguientes dos poemas. “Activación del amor” es un canto entre los amantes cuya unión en la danza los hace perfectos: “ella es 28 y yo soy 28 y todos somos 28 cuando danzamos juntos impenetrables al odio a la muerte a la destrucción” (25). De ese movimiento estelar erótico, el poeta nos lleva a la ciudad, al “dorado jardín de esta ciudad” donde su cabeza “se hunde en la niebla”. Este poema juega con el sentido de 28 para encontrar otras posibilidades en el número. Así, 28 son los amados, las escenas de una película, 28 los sueños y los jueves, 28 los fragmentos de metralleta, 28 las caricias. Para Díaz, 28 se va convirtiendo en el recipiente de lo poético. La búsqueda implica dinamizar el significado de lo que usualmente parece tener un único significado. Lo concreto y objetivo del número se disuelven para afirmar su plurisignificación: “28 no es número / No es una detonación”.

Llegado a este punto, el poema “Activación del recuerdo” interviene la historia del Perú, la aparente unidimensionalidad de la historia nacional, para intentar el mismo procedimiento antes mencionado. Por este motivo, es sintomático los primeros versos de este poema: “Cuando era pequeño pensaba / que el Perú era 28 reglas cuadradas”. El país es equivalente a ese número inamovible, aparentemente estático, encerrado en un único discurso. Díaz inicia un recorrido que va desde la última historia peruana hasta sus inicios. Como un ángel cibernético, escribe el conflicto armado (“El Banco de Crédito explotó / 28 veces como 28 helicópteros / 28 ajusticiamientos 28 acribillados”), la independencia (“Cuando llegó San Martín / ese 28 / cuatro veces se proclama”), los héroes patrios (San Martín, Túpac Amaru, Zela y Bolognesi), y la larga lista de peruanos y peruanas que vivieron y murieron en el Perú.

En la multiplicación del número, en la activación de sus versos, 28 recuerda la poética de poetas como Jorge Eduardo Eielson o Enrique Verástegui. Como ellos intenta construir un libro que sea algo más que un poemario sin llegar al extremo del bello pero muchas veces inútil libro–objeto. Por este motivo, es interesante que 28 se presente más como una aplicación para algún soporte de lectura electrónico (un Ipad, un Kindle, etc.) que como un libro únicamente en su versión impresa. Y es que ya existen aplicaciones que buscan llevar la experiencia poética de la mano con el avance tecnológico. Por ejemplo la edición del poemario Blanco de Octavio Paz que incluye no solo el texto original, sino los poemas leídos por el poeta, así como algunas críticas y comentarios al texto. De igual manera, La Tierra Baldía de T.S. Eliot ha sido reconfigurado como aplicación. En mi opinión, la experiencia poética es la que más puede aprovechar de estos nuevos avances tecnológicos. No se trata para nada de desmerecer u olvidarse del valor del libro impreso. De lo que se trata es de justamente de lo que propone Florentino Díaz: que la poesía sea esa falla en el sistema, ese número que es más que un número de programación, el libro que abre otros libros.

 

Poema del libro:

Activación del recuerdo

Cuando era niño pensaba
Que el Perú era 28 reglas cuadradas
Con forma de Perú.
Y creía que el mundo
Terminaba más allá
De aquello que podía mirar.
La música de Pulso
Me daba miedo.
Me dormía
Con el sonido
De tambores a lo lejos
Y ese dragón de humo
Y esa canción para muertos
A veces
Cuando iba al colegio
-Año 86, 87-

Encontraba por la mañana los charcos de la
sangre de algún caminante que por la noche salió
durante el toque.

Y frente a mí
O casi al frente
El Banco de Crédito explotó
28 veces como 28 helicópteros
28 ajusticiamientos 28 acribillados
28 niños sin brazos 28 madres sin hijos
28 mil cadáveres sin nombre
28 millones de hombres tan deformes
Por la rabia el celo la luz sin luz
Como 28 mil millones de razones
Que no bastan para cubrir tu rostro
Tu mano tu abrazo ni este papel periódico ni esta sábana sucia
Y al lado mío
O casi al lado
La Superintendencia explotó.
Con 28 kilogramos de anfo
Y dentro del edificio
Donde vivíamos
Una bomba puesta en un cilindro
De metal
Envuelto en papel craft
Casi
Explotó.

[…]

Y sobre un ecran gigante se proyectan
Las danzas del Perú y a tres mujeres,
Hablando entre ellas
De la lluvia
Y del cerro,
De la luna y los corderos.
28 es un milagro
Una calidez sin nombre
28 es una avenida
Cubierta de osos y de arañas
28 es un torrente
Un día sin furia celebrando
En una casa sin ventanas
28 también es un mensaje
Una sola imagen en tus ojos
Un ladrido que te vuelve
De piedra y de arena
28 no tiene palabras
28 no tiene sonidos
28 no tiene colores
Solo amores
Innombrables
Solo camas, tazas, ratas.

Cuando llegó a Lima
San Martín
Ese 28
Cuatro veces se proclama
En la plaza y en otros tres lugares.
Como antes con el Rey de España.
Cuatro veces proclamado
Hacia las cuatro direcciones
Tenía sentido todo
Aunque tal vez
Nada también tenía sentido
Como esta combi veloz
Este bus llevándome a la muerte
Esta miríada de cuentas
Y el colegio y los recibos
Y el orín y la cresta
De tanto monstruo
Devorando un 28

Mientras San Martín, Túpac Amaru,
Zela y Bolognesi
Melgar y Pachacuti
Gálvez y Patricia
Claudia y Constanza
Gabriela y Antonieta
Carmen y Camila
En amplios salones del Olimpo
Se conversan
-Cada uno de sus glorias pasadas-
El Cristo Morado
Siempre en ese muro embadurnado
Durante el día sale
Pasea por los mercados
De los pocos que ahora quedan
Mirando los hoteles
Y las nuevas carreteras
Viendo a los niños
Pidiendo plata en la calle
Con los ojos en los parques como quien mira la tv.

[…]

Por 28
28 carteles anuncian
28 fantasías
28 viajes lujosos 28 cirugías
Al rostro
28 ironías
28 meses de préstamo
28 por ciento de deuda
28 becas de mierda
28 calaveras 28 nuevas formas de sexo
28 palabras por decir 28 palabras
Por callar
28 sueldos añadidos
28 presupuestos 28 bombas nucleares
28 campos de concentración
28 portaviones 28 invasiones
28 lanzamientos de misiles
28 amantes suicidas
28 niños ahogados
Para 28 bolsillos
De 28 mendigos.

Entonces Él asciende.
Clama por sus hijos.
Vuelven con Él
Los otros héroes.
Los que saben convertir la muerte en vida.
Los que viven
Sabiendo no ocultar la muerte.

Vuelven.

Y no hay ciudad amurallada
Ni cañón ni bomba
Esmaltada.
Ni tv ni corporation
Ni crédito ni bolsa
Que confundan
Su retorno
Llegan.

Se sientan con calma en la acera,
Junto a una vela.

Frente al imponente
Tanque,
Palacio,
Buque
O edificio.

Sobre el mar se sientan.

El Padre Madre nos mira.

Medicina al Alma brinda.

Y reímos y decimos:
Aquí resistiremos.

Somos más que el tiempo.
Somos más que Amo y Dueño.

Y Seamos, desde hoy,
Libres e independientes.
Por la voluntad amante
De cada alma andante.

Por la voluntad sin general ni comandantes
Por ese tiempo aquel
-Ya va quedando atrás-
¿O es adelante?

Hoy se renueva
Seamos libres por siempre
En el corazón ardiente del presente.

Entramos
A la Plaza San Martín, hace tres horas
Las doce han pasado.
Y creo
Distinguir a lo lejos unas luces
De fuegos en los cielos.
Me dice Ella:
Aquí están
Ya van llegando.
Yo tiemblo, lloro
Secretamente de alegría.
Como cuando era niño
Y me decía lo mismo:
Aquí están, ya van llegando.
Y toda la sala se volvía
Azul y transparente,
Como el primer suspiro.
Ya van llegando
Entonces,
El Cristo enamorado
De tanto corazón encendido
Vuelve del cielo a la tierra
De la tierra al cielo.
Y con un fuego de sus dedos
Al hombre muerto levanta,
A la mujer muerta,
Al niño muerto.
Y la gente de las tumbas,
Que aún no conocemos,
Regresaron.
Y María Elena,
De viva voz,
Con todo su cuerpo junto,
Regresó.
Y la gente del Frontón y de Accomarca
De Putis y Cayara, Barrios Altos
Y Cantuta,
Que tanto habían dormido,
-No en olvido.-
Regresó.
Y el mundo entero transformó:
Fuego y agua, tierra y ojos.
Y los soldados perdidos retornaron
A sus madres y a sus hijos.

Y cada pedazo de hierro
En flor se convirtió.
Y el anciano bajo tierra
Llenó de hierba la arena.
Y el hambriento,
El que mató y el que fue matado
Retornaron.



 



 

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