Semilla
En
la ventana de un bus
empañada por el cansancio de un viaje
un niño
con ojos de silencio
sin disculparse, casi como un relámpago,
trazó
con uno de sus dedos
la solución al enigma del universo.
Observando
su obra,
la conjunción de números y letras,
empuñó
-sin gesto- la manga de su chaleco
despidiendo la bruma y sus vacíos
para así poder admirar el paisaje.
Migajas
A
Fernanda
Recoge estas migajas de silencio
Presiónalas contra
tu cuerpo
Y vuelve a arrojarlas
Para que otros pájaros regresen.
Partitura
de
la lluvia nos ha quedado la música
nuestro silencio
un mensaje anotado
por pequeños dedos en la ventana.
El globo
Sólo
pedaleando desde ese mundo
conseguirías dar la vuelta
tomarlo del
cordel
y sostenerlo calle abajo
Detenido en una esquina
tenderías
las manos hacia un poste
para intentar atarlo
para que suspendido en el
viento
nos señale el camino de regreso.
Albatros
A
Audrey Tautou, que nunca leerá este poema
La cita con tu ausencia
estaba concertada.
No me quedó más que llegar antes
Pagar
las entradas, tomarme un café
Y conversar con el empleado.
Ya sentado
en la merecida butaca
Tu sombra fue una sola sombra larga
En la oscuridad
de ese viejo cine
En donde se proyectaba una mala película francesa:
Un
recodo para unos cuantos amantes furtivos.
Enamorado del rostro de la protagonista
Salgo
a la calle, me arreglo el abrigo,
Te espero un momento
Y converso contigo
como si estuvieras.
No ha muchas fuentes de soda por estos lados;
Una prostituta
se me acerca
Y me pide un cigarro.
Desayuno
Dos
manos enlazadas sobre la mesa
Dos orillas unidas por el silencio
El humo
del pan tostándose, el agua hirviendo
No importa lo que haya ocurrido
Eso
queda entre nosotros.
Recuerda, solo dos cucharadas de azúcar.
Cumpleaños
Al
doblar mi pijama
descubro que huele a ti
las demás pertenencias yacen
dentro del bolso
y sobra espacio
tanto como para que puedan acomodarse
y
comentar los detalles de esta jornada
sus otros compañeros de viaje
partieron
tan pronto como llegaron
las botellas de vino y tu regalo.
Otras
lluvias
Mi rostro era el jardín
en pleno diluvio anual
Nada
sino reconocerse
en el verde soldadito
arrojado a su suerte en la terraza.
Tesoro
Como
todo poseía un secreto
En el estante detrás de las fotografías
un
rayo de luz apresado
en un frasco de mermeladas.
Brisa
marina
Te asomaras por el ventanal
quizás acompañada
de tu gato
dejando que el frío entre en tu cuarto
y se resguarde
en las sábanas
Sobre una silla, junto al televisor
te esperan la
falda de puntos rojos
y los dorados botones de tu chaqueta.
"in
your eyes I see the sadness of a thousand goodbyes"
Paseante
número 1
Ella podría despedirse y no sentirlo
embriagar
al parque entero
con su vestido blanco
Podría desconocerlo todo
y
sonreír al nombrar este o aquel detalle
Pero la sola turbación
de un regalo
de una flor en sus dedos
el atrevimiento de uno que nada espera
despierta
en su rostro la incertidumbre
la certeza esquiva del asombro
la razón
de todas las noches.
Paseante número
4
Las ruedas de la bicicleta girando
Como un cinematógrafo
proyectando lo invisible
Entrecortando instantes y miradas
Trenzando aire
con aire entre tus cabellos.
A la manera de una equilibrista
Cargas una
vieja colección de estampillas
Esquivando la lluvia de primavera
Y
los pajarillos que nunca desearon nacer.
Una única esperanza se desliza
Hasta
caer en lo imposible:
Pedalear bajo el árbol de flores rojas
Al que
declaraste tu amor
Perseguir tus extravagantes vestidos
Perdernos en el
último vagón del metro
O en un oscuro salón de museo:
Sellar
la vida con unas cuantas palabras.
A Philip Larkin
Reconocerse
en un poema de Philip Larkin
Puede parecer tan desolador
Como la fotografía
de un carrusel bajo la lluvia.
Las soledades que vienen y van
Pueden ser
tan cansadoramente inútiles como la literatura
Sin embargo
De una
u otra forma volveremos a ellas
Como a aquel viejo paraguas que desdeñamos
Por
sus extravagantes colores.
Pero más allá de estas vagas lamentaciones
El
deseo de estar solo
Bajo una luz, en pie de poesía,
Desconociendo
-desde altas ventanas-
La miserable estulticia
De las chicas bellas,
Arpías
que dolorosamente
Anidaron en tu vergüenza.
El
Extranjero
Intruso
Apoyado sobre el marco de la ventana
Sosteniendo
mi copa de vino
No reparo en ser prudente
Y mendigar de vuestras conversaciones.
Spleen
En
soledad los poemas se hacen menos extensos
No hay que cavar a la amada en el
patio
Sólo evitar las miradas de los vecinos,
El domingo, el hastío,
el invierno.
Lights out
La vida, mis amigos,
es aburrida.
Nos llenamos de libros
Para llenar la vida
Y en cada abandono,
en toda despedida
Trazamos la inevitable figura del absurdo.
Bufones, nos
forzamos en contemplaciones
Intentando asir un trozo de dios.
Yo he perdido
todo esto
En las puertas de una iglesia.
No anhelemos no brillemos
Es
hora que apaguen la luz.