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LAS SUTILEZAS PELIGROSAS DE ANDRES ANWANDTER

Por David Bustos
Letras de Chile

 

Andrés Anwandter.
Especies intencionales.
Quid Ediciones
68 páginas.



Si el barroco ofrece una imaginación que se eleva en todas direcciones, en espiral y entrelazadas, lo contrario a esa catedral excesiva en lo decorativo, sería una literatura tensa y selectiva, una casa sin muchas ventanas. Parto por revelar el contrario de la película, desde el estallido rizomático y sus inevitables puntos de fuga, para centrar la mirada en Especies Intencionales (2001).

Las Especies de Andrés Anwandter (1974) pueden ser confundidas por ciudadanos cuidadosos, limpios y bien peinados, porque no ofrecen mayores impertinencias estructurales, un couplet sin grandes desacuerdos. Alguien puede referirse a la economía del lenguaje y a como el autor administra su negocio con las palabras a las mil maravillas. Todo eso que parece indiscutible y evidente en este libro, carece de importancia. El autor maneja el juego de esconder las cartas, su partida es en voz baja.

El poemario se inaugura con el poema “Frente”: Sueño un rato que duermo, doy vueltas/ y más vueltas en la cama: despierto. El estado entre vigilia y sueño es una geografía difusa, donde las distinciones pueden ser meros efectos. Luego continúa: El día comienza o termina por sobre/ algún horizonte emergido del sueño./ Un hombre atraviesa los campos de espigas. En este paisaje de contradicciones se sitúa el sujeto, una dualidad que cuestiona qué es lo cierto y qué es lo aparente. Las espigas tienen un vértice, un eje, frutos o sueños que se originan en un punto; en otro poema (“Encuesta”) escribe la calle que ha cambiado de nombre, o sea la forma de conocer ya no es la misma, las cosas han mutado, por tanto el sentido original es violentado y no es extraño ver al tipo de las encuestas frente a calles sin números o plazas sin nombre.

De este panorama de relatividad o contingencia el autor se hace cargo, y este hacerse cargo tiene relación con su contrario, con tejer una clara intencionalidad, un ánimo que precisamente retrate esa descomposición.

Es por ello que cada palabra en Especies Intencionales es una elección, una suerte de puzzle inteligente muy bien armado. Existe en el sujeto de estos poemas una agudeza, una mezcla de sutileza del desagrado.

¿Qué desagrada? Veamos qué nos dice el autor: La nieve/ blanquea los cerros sobrantes/ de muertos recientes y cóndores lentos que rondan sus huesos. Quizás sea el blanqueo ese desagrado, la enmienda de una página de la historia no asumida. El autor se pregunta en “Pabellón”: ¿Es posible arreglar los colores/ del país como un juego de prismas/ aislados y en orden? Es que la operación de maquillaje político es la piedra en el zapato de Anwandter.

Volvemos al poema que inicia el texto y sabemos con más certeza que esa realidad aparente, esa disquisición de sueño y vigilia está ligada a ese arreglar los colores del país, la ambigua realidad política; la llamada “democracia” son esos días que destiñen, haciendo alusión al supuesto colorido (arcoiris) que representan los gobiernos posdictadura.

Estas joyas de la lógica (W. Stevens) que Andrés Anwandter nos propina tienen relación con una historia política no asumida, con una conciencia de que las cosas no se han resuelto como se presumía, un fracaso –del que es parte- “donde todos los demás han fracasado”.

El criterio de lección lógico de estos versos, estas palabras medidas por la excesiva conciencia, dice relación con la culpa, con buscar el golpe certero a esa historia desplegada en concesiones. Una generación desvinculada del colectivo, y que observa con escepticismo y desencanto el escenario político. Es por ello que Especies Intencionales es un libro importante para entender la poesía posdictadura, trae consigo una mirada lúcida para estos tiempos y además logra desprenderse de ciertos enclaves de la poesía chilena (antipoesía, poesía lárica, entre otras).

Como decía, si el barroco ofrece una imaginación que se eleva en todas direcciones, en espiral y entrelazadas, la poesía de Andrés Anwandter, sería una piedra preciosa escogida con pinzas, una economía esencial.

 

* * *

Andrés Anwandter
Especies intencionales. Quid Ediciones (2001)


FRENTE


Sueño un rato que duermo, doy vueltas
y más vueltas en la cama: despierto.

El día comienza o termina a través
de alguna persiana entrevista en el sueño.

Liviano, invariable, del mismo color
que tiñe el revés de los párpados.

El día termina o comienza detrás
de alguna ventana entreabierta en el sueño.

Por ella me asomo y distingo la calle
que llega a mi casa. De lejos, diviso

mi sombra, que viene del este y camina
con rumbo a la noche. Me acerco.

El día comienza o termina por sobre
algún horizonte emergido del sueño.

Un hombre atraviesa los campos de espigas.



LA CASA DE JUAN MARTÍN


Bajo el techo de zinc, la armazón
de una casa de campo habitual.

Las paredes cubiertas del alga
verdosa que habita en el aire

marino. Por dentro, la estufa
es una fogata encendida

en medio del suelo, un montón
de pellejos la cama, y los muebles

apenas dos troncos cortados
en torno a la hoguera. Del cielo

un tarro colgado con agua
que hierve. Es la casa de Juan

Martín, cuyo padre y abuelo
han llevado ese nombre, que habrá

de llevar el mayor de sus hijos
y así en espiral, según cuenta

sonriente. Agradezco su pan
y le entrego cigarros. Devuelvo

mis pasos al mar, cerro abajo.



ARTERIA

El tubo de cobre que viene
del pozo, atraviesa los campos

y llega a la casa. El tubo
de cobre, que impide el avance

pesado de alguna lombriz.
El tubo de cobre que aferran

las raíces de la hortensia
ha teñido sus flores. El tubo

de cobre que pasa después
debajo del baño y resuena.

El tubo de cobre que asoma
su boca asombrada en el centro

de los lavatorios. El tubo
que enhebra su ruta de cobre

por toda la casa dormida
revienta: las aguas anegan

mi cama y disuelven la imagen
del tubo. Se encienden las luces

al rato y la luna amarilla
me acecha en el cielo cobrizo

que anuncia los días. Afuera
va el barco a vapor de las ocho

con remolques repletos de ripio.



CRÁNEO


Si comienzo a caminar por ese espacio cuya forma
es la forma de un espacio que recuerdo y no conozco
o conozco y no recuerdo:
--------------------------------- en esos casos,
el eco -en esos casos, espantoso- de mis pasos me despierta
todavía ante la puerta de esa forma: abierta.



AULA


La visión -a rebanadas- de un encéfalo
en tintura, te bastó para entender
que el cerebro es comestible y las ideas
se digieren.
------------------------ En delgadas laminillas
separaba la silueta arborescente
de la masa neuronal, el profesor
disertando sobre el alma:
--------------------------------- una esponja
que estrujaba los estómagos del curso
y conserva mi memoria, sumergida
en un frasco de formol.
--------------------------------- La visión
de un encéfalo en tintura, a rebanadas.



ACTIVIDAD Nº1


Enciende una vela en un cuarto
oscuro y observa su brillo.

El rayo de luz que tus ojos
arrojan -según los antiguos

filósofos griegos- alcanza
las cosas, rebota y devuelve

su imagen veloz por el iris.
Un cono directo al pasado

reciente, membranas adentro
del cráneo. Se enciende al revés

la vela que ves: un fulgor
diminuto en la noche craneal.

Comenta, después, la experiencia
con tus compañeros de curso.



CALLE


Las caras recientes
suceden detrás de

los párpados. Caras
recientes, de gente

que asoma sus rasgos
por entre las vetas

del mármol ligero
que cubre y sostiene

los templos del sueño.
Como una cascada en

suspenso, suceden
las caras detrás de

los párpados: peces
veloces prosperan

y pueblan las aguas
oscuras del ojo.



BERENICE


Un comienzo glorioso: laureles
para Apolo.
--------------------------------- Llevé esa corona
durante semanas, y no me jacté
de otra noche en tu automóvil, secreta
brumosa, como el ánimo que encoge
todavía el corazón.
--------------------------------- Una tarde
de campo recuerdo: en el prado
se habló sobre dioses y drogas
(confesabas -distraída- a tus amigas)
y un fin de semana que fuimos hermosos
en los usos del amor, bajo unos pinos
oxidados por el mar.
--------------------------------- De esta manera
fundamos nuestro idilio, sobre mitos
que cedieron a su peso:
--------------------------------- era el año del perro
y nos mordió en los talones. Resaca
feroz en las orillas del deseo
nos dejamos arrastrar hasta el naufragio
constelado, sin arrugas, en la piel.

Cortaste tus cabellos y acordamos
un adiós inteligente, por teléfono.


DOS EPIGRAMAS


I

Libres de polvo, mas no de paja
ya te habrán envenenado los consejos
de Frígida -tu amiga- que no piensa
más que en cubrecamas y cortinas
para uniformar su medianía.
--------------------------------- ¡Hasta cuándo
se entromete esa serpiente en los establos
ajenos, y se enrosca en mis asuntos!


II

(Tijeras)

Puedo perdonarte esa traición
que me cuentas, sin vergüenza, de una amiga
mientras me cortas el pelo.
--------------------------------- A tu espalda
también suelo hablar en tercera persona.

Pero doy menos pistas.


 

BAR

--------------------------------- Dejadme llorar - orillas del bar.
--------------------------------- Ernesto Mejía Sánchez


No sabe lo que gana aquel que pierde una mujer
recita mi comparsa entre unas copas.
--------------------------------- Me pregunto
qué pierdo yo al saber -mientras relleno
su copa- lo que gano.
--------------------------------- Qué sabor
me dejan en la boca sus palabras
y el vino que desborda las orillas de la noche.

No sabe lo que pierde me repito, copa en mano
(un sorbo) aquel que gana una mujer.

Y así hasta que amanece: otra botella.



YO ME CONSUELO DICIÉNDOME NADA


Nada de aquello que pueda contar
puede pasarme.
--------------------------------- Recuento las horas
que pasan, me asomo a los ojos
de buey desde mi camarote
y observo que el barco naufraga.

Descuento segundos al tiempo
que el agua demora en cubrir
el casco.
--------------------------------- Respiro profundo
y corro a cubierta:
--------------------------------- los botes
transportan mujeres y niños
primero.
Una vez sumergido
emerge de nuevo el ahogado
tres veces.
Los días se alejan
a nado y alcanzan la orilla.



IGUAL O INVERSAMENTE A LA NOSTALGIA


1.- Ser digno de rocío en las mañanas
y bajo la miseria de los diarios:
--------------------------------- darle cuerda al corazón y esperar

2.- Al acecho de alarmas, o pájaros
que imitan las alarmas. Entre líneas:
--------------------------------- darle cuerda al corazón y esperar

3.- Devolver por el camino las monedas
invertidas en momentos de pasión:
--------------------------------- darle cuerda al corazón y esperar

4.- Calcular, a cada paso, cómo atrasan
la distancia los relojes. Otra vez:
--------------------------------- darle cuerda al corazón y esperar



INTERPRETACIÓN DEL SUEÑO


Una década
de manos

alzadas,
seguida

de un siglo
de manos

cortadas.
Barajas

la historia,
repartes

las cartas
y apuestas.



MIGRACIONES


Erizados de medidas precautorias
avanzamos por el fondo arenoso
de la historia, bajo el mar.
--------------------------------- Con paciencia
expropiada a los moluscos que invadieron
casi todo el litoral hace tres décadas.

A pesar de la Corriente del Niño.

Ciertos peces de colores, provenientes
de las aguas que atraviesa el Ecuador
son visibles a la altura de Queule
cada cuatro veranos.
--------------------------------- Las rocas
que limitan el acceso a la playa
acogen pequeños escualos
entre sus pliegues.
--------------------------------- Armadas
hasta los dientes, las costas
de la memoria se entibian.


 

SI ESCARBAS EN LO ESCRITO ENCUENTRAS HUESOS


pero el suelo de la historia es pavimento
la vereda que transito al elegir cada vez
un oficio que alcance -veloz- el futuro
molicie del insomnio nacional.
--------------------------------- Olvida
el cerebro de Chile en barbecho me dicen
los inmensos vertederos que el encuadre
de los hechos excluye:
--------------------------------- fascinado
por las bodas de un ídolo del teatro
la ubicación para el nuevo zoológico
el turbio negocio de las sanitarias.



REPARACIONES


Los bulldozers que remueven cada tanto
estos suelos para hacer otro camino
hacen temblar mi osamenta.
--------------------------------- Las noticias
la destierran y la vuelven a enterrar.

Ya me aturde nuevamente el traqueteo
de picotas y taladros: remodelan
una vieja carretera hacia el futuro.

Los vehículos que pasan veloces
por la historia desplegada en concesiones
y proyectos urgentes, remecen
mi recuerdo bajo todo el territorio.

Estos suelos que remueven cada tanto
los bulldozers para hacer otro camino.



CORDILLERA


Congelado en las orejas el bramido
de la nieve me parece más azul

ahora que la tarde desciende
por otras laderas y enfrento

un muro de roca que engendra
la noche en sus vetas heladas.

Aquí hallé la muerte: entre pliegues
que el tiempo no alisa, nevados

bajo el peso impasible de enormes
montañas de memoria. Los siglos

conservan mis huesos aún congelados
y el bramido de la nieve en las orejas.



CENIZA


Fantasma de fantasma, fotocopia
que mira, ignora, inquieta, cada vez
más tenue en la solapa de su madre
-motivo ocasional de nuestra lírica-
imagen entre imágenes de archivo
marco para declaraciones públicas
graffiti en facultades de provincias
concepto de una "muestra colectiva"
papeles que levantan de la calle
los pasos apenas, el viento.
--------------------------------- Basura
que alguien barre, amontona, y luego quema.



ROTISERÍA


Si la patria estaba cruda
todavía cuando advino

y devino, como dicen
una sobra más visible

en el mapa y en la mesa
de los grandes mercaderes

se comprende que este postre
indigesto que tragamos

tantos años de consuelo
se repita una vez más.


DOCTOR


Es preciso talar la mitad
del cerebro, quemar los troncos

que queden en pie, remover
las laderas carbonizadas

con maquinaria especial
y arborizar, por lo pronto

todo el terreno, ordenar
especies foráneas de ideas

en filas, nutrirlas, sentarse
a esperar que los cielos encima

sucedan, los suelos se cubran
de agujas y extiendan las ramas

su sombra sobre ellas, dejar
que en años concéntricos fluya

la sangre corriente y renueve
todo el follaje encefálico

para poder integrarse recién
al negocio privado del árbol

y ascender por sus ramas caídas
finalmente en busca del sol.



EXPIRAR


Lo menos que algo puede es pasar
otro enciende un cigarrillo, por lo menos

Parecer mejor que nada en un momento
por lo menos, otro enciende un cigarrillo

más quizás -nada claro- algunas veces
otro enciende un cigarrillo, por lo menos

y esfumarse entre cenizas. Ya pasado
por lo menos, otro enciende un cigarrillo

persistir en ciertos gestos: cada vez
otro enciende un cigarrillo, por lo menos.



CHARLA


Porque ya no queda mucho
que ocultar, somos secretos
cuando hablamos.
--------------------------------- Las orejas
bien abiertas y los dientes
asomados, en señal
de confianza.
--------------------------------- Allanamos
las cuestiones, los caminos
con cautela.
--------------------------------- Nuestra charla
lleva voces camufladas
que en el humo las narices
no disciernen.
---------------------------------
Encontramos
el fracaso, donde todos
los demás han fracasado.



FILM


También acaba por aclararse
la película del tiempo: esta

piel adherida a las cosas
trasluce las cosas, finalmente

ciertas. Materia arrojada
al mar, masticada en las huecas

mejillas de las olas. También
se agrieta de pronto la cáscara

rugosa del tiempo y asoma
como un fruto provisorio

la memoria. Carne cruda
y sangrante en los duraznos

abiertos. También se disipa
a medio camino la capa

de bruma que envuelve los días
que vienen del mar. La humedad

se estrella en los cerros costeros
y satura los bosques. Así

se evapora la tarde en Valdivia
y asoma el humor de la noche

por entre sus poros. Entonces
se rasga la tela tendida

del cielo y los meses futuros
escurren a cántaros: llueve.


DÁRSENA


Con los años algunas ideas
consiguen migrar:
--------------------------------- de un extremo
al otro del cráneo, por zonas
repletas de escollos avanzan
y pierden el rumbo.
--------------------------------- La sal
de las olas irrita sus ojos.

Pero luego retoman la ruta
y alcanzan la costa.
--------------------------------- Arrecifes
de memoria las enfrentan
y amenazan sus naves.
--------------------------------- Las aguas
más claras del sueño delatan
sus siluetas temibles al borde
del día.
--------------------------------- Del otro hemisferio
conocen apenas los mapas
antiguos que teje el recuerdo
plateado de cada vigilia.
--------------------------------- Así
arriban finalmente: breves
ideas que habrán de esperar
su turno en aduanas.
--------------------------------- En filas
morosas que cruzan a diario
las barreras de la palabra.


 

ESPECIES INTENCIONALES


Mientras estos ojos envejecen
el mundo permanece como nuevo.

Reluce en las mañanas
y difunde por la tarde su brillo

en todas direcciones. Mientras esta
mirada se curva hacia dentro

y forma una cuenca y recoge
la lluvia constante de escenas

el mundo permanece como un plano
inclinado y las imágenes resbalan

 

 

al abismo de la historia. Mientras estos
ojos se licuan a nivel de las pantallas

y se agitan y remansan bajo el cielo
estrellado de los párpados, el mundo

es un mar donde las luces tranquilas
se mecen y migran en círculos

concéntricos sin rumbo. Mientras esta
mirada abandona las órbitas

fijas del globo ocular, el mundo
recorre una elipse a la inversa.

Y retorna a su centro en el sueño.








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Las sutilezas peligrosas de Andrés Anwandter.
Por David Bustos
Fuente: Letras de Chile.