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Respuesta a Andrés Florit
La Crítica de la Crítica a NN
Por David Bustos
Andrés Florit hace poco comentó NN de Julio Espinosa Guerra. En su comentario comienza señalando el galardón de este (IX Premio Hispanoamericano de Poesía Sor Juana Ines de la Cruz, 2007). Es de sentido común que los premios son coyunturas, golpes de suerte, no pasaportes de buena conducta ni garantía de calidad, como señala el comentarista. Lo que uno pediría es que los libros fueran leídos por lo que son y no por su carga externa. Ahora si existiera una feliz coincidencia entre los gustos personales del crítico y el premio, bien, pero, me parece que son dos instancia que no deben juntarse ni mezclarse(1).
Pero vamos al texto de Florit, al comienzo de su reseña le propina una “caricia” a la Editorial La Calabaza del Diablo tratándola de desprolija. Cito: “No siempre prolijas ediciones”; cosa que me parece maliciosa, ya que se preocupa sólo de las fallas materiales que nadie discute puede tener La Calabaza, pero no se consigna toda su trayectoria y lo importante que ha sido para la poesía en Chile en los últimos 10 años. Basta revisar su catálogo y eso salta a la vista. No quisiera hacer una defensa de esta editorial, pero sí establecer que es un lugar limpio y con clara posición estético política, desde su revista en adelante. Algún día alguien escribirá un extenso artículo donde se pueda dar cuenta de la historia de esta editorial que parte en los 90 en la Universidad de Chile, con Rodrigo Hidalgo, Carlos Soto, Roberto Contreras, Jaime Pinos y Marcelo Montesinos, entre otros. ¿Por qué acentuar los aspectos negativos de una editorial sin antes siquiera detenerse en su aporte e historia?
Luego Florit escribe sobre los epígrafes de NN: “Comienza con tres epígrafes que introducen y casi resumen el libro: una llave con letras de Joan Brossa, la explicación del significado de NN en el contexto de la dictadura de Pinochet (sigla con que se enterraban los cadáveres no identificados de asesinados políticos) y un fragmento de Henry Miller: 'Tras la palabra está el caos. Cada palabra es una raya, un barrote, pero no hay ni habrá nunca suficientes barrotes para hacer la reja'”.
La primera cita a Brossa, más que actuar como resumen e introducción, alude a cierta declaración de principios de Brossa: “Hay aspectos parciales/ de la realidad que separados/ del conjunto deforman el / sentido de los hechos”. O sea la llave de entrada del poeta catalán es claramente una posición estético política, las partes por el todo, la iconografía, el lenguaje como materialidad, concretismo. No hay casualidad, sino que diálogo con el objeto citable. La segunda cita de Miller a mi entender es otro desplazamiento dialógico. “Tras la palabra está el caos”. O sea la palabra como instrumento de la conciencia y tras de sí, los mares torrentosos del inconsciente. Continúa la cita a Miller: “cada palabra es una raya, un barrote, pero no hay ni habrá nunca suficientes barrotes”, es decir hay un problema de traducción. La codificación arbitraria es una representación parcial del todo. Una vez más nos encontramos con una característica del concretismo. La última cita o epígrafe con que da inicio a NN es de Maxine Lowy, que vendría vincular lo descripto anteriormente (las partes, las unidades) con la historia reciente de Chile.
Florit dice: El tema principal, que atraviesa todo el libro, es el que se enuncia en los epígrafes: las limitaciones y el desgaste de las palabras frente a lo que designan, frente a la realidad. Compleja afirmación, ya que según entiendo, el problema no estaría dado por el desgaste de las palabras, sino por el uso dado a estas. Kristeva señala: “El poeta quiere convertir el ritmo en el elemento dominante, quiere hacer que el lenguaje perciba lo que no quiere decir, lo provee de su materia independientemente del signo, y la libera de la denotación”. Por tanto NN reconoce la huerfanía del lenguaje, su tenue parentesco con las cosas que en apariencia refiere. Es un proceso dinámico donde el lenguaje crea realidad, pero esta relación es siempre problemática y, por qué no decirlo, misteriosa. Adorno afirma: “el arte no reconoce la realidad al reproducirla de manera fotográfica, sino al expresar lo que está velado por las formas empíricas”.
De ahí para adelante cada uno puede tener su propia lectura de los poemas. Pero como no detenerse en esto. Cito: “veo en esta obra muchas sentencias y una preeminencia del discurso por sobre lo estético que, parafraseando al mismo poeta, 'no salpican de sangre las sábanas'. Por medio de un estilo coloquial y muchas veces prosaico, vivimos al leer este libro una experiencia intelectual más que sensorial y estética. La escritura de NN carece de la intensidad y el ritmo necesarios para envolver al lector. No alcanza a estremecer. Da la sensación de que parte sabiendo demasiado bien dónde llegará, sin que provoque un real desgarro.”
Tal vez en lo único que coincida en este párrafo es que NN es un libro programático, que supongo es lo que quiere decir con: parte sabiendo demasiado bien dónde llegará. Ahora lo del desgarro referido por el crítico, aún me pregunto qué será. Lo interesante es que nuestro comentarista no aprueba el libro por su estilo coloquial, prosaico, y la experiencia intelectual que de este trasunta, una escritura poco intensa, y por último que no logra envolver al lector según este. Diría más, Florit no logra sentirse contenido por este libro y ahí justamente radica la importancia de NN, en palabras de Roland Barthes “la buena conciencia del significado comprendido” esa frustración es transgresión, cualidad literaria esencial o como lo llama Edmon Jabés, subversión, verdadero incentivo de la escritura.
Bruce Andrews al referirse a la dimensión política y social en la escritura, señala una preocupación total por el lenguaje como medio: por las condiciones de su estructura de significado, significante, o valor y sentido. Es decir una concepción de escritura como política, no una escritura sobre política. NN a mi entender da en el clavo en plantearse esas condiciones, aunque no abandona la referencia, pero no como salvavidas sino como plataforma de despegue hacia un campo de operaciones interactivas desde y hacia el lenguaje.
Ahora el punto más oscuro de esta reseña es cuando Florit compara este trabajo con las de algunos poetas cercanos a él. Ahí la reseña comienza a tener más olor a carnicería que a otra cosa. Pero revisemos: “una de las críticas más acertadas que he encontrado acerca de este libro es una breve pincelada de Ernesto González, cuando reseña al poeta en una de sus famosas entrevistas en el sitio letras.s5: 'Todavía puede ir más allá dentro de lo mucho que ya nos ha dado en sus poesías, sobretodo (sic) si consigue arriesgar más al oído, un poco más'. ¡Justamente! Arriesgar más al oído, porque el discurso por sí mismo no basta. El mismo González Barnert, por ejemplo, tiene a veces una tosquedad en su poesía, pero una tosquedad estética, si se me permite el término”. Aquí de lleno entramos en una sesión de taller, donde se suele hablar de oído, de ir más allá, de riesgo, etc. ¿Qué es el oído en poesía? ¿De qué hablamos cuando hablamos de riesgo? ¿Realmente lo que dice en una frase González Barnet es una crítica o es una impresión meramente personal? Necesitaría otro artículo como este para intentar una aproximación a las afirmaciones que señala Ernesto González y que Florit hace suyas.
Luego el reseñista cita a Rodrigo Arroyo y Guillermo Carrasco, es decir confronta sus gustos personales con el objeto de su crítica abiertamente. Ese gesto me parece a lo menos autoritario y presuntuoso, ya dejando de lado a los poetas citados que nada tienen que ver con los desarreglos de Florit.
Todo esto ocurre en un ambiente donde escasea la crítica de libros de poesía, donde se agradece que algunos poetas den a conocer la lectura de tal o cual libro, casi como una necesidad, ya que los críticos especializados no asoman mucho su nariz dentro de los nuevos libros de poesía. Sin embargo esto tampoco nos da licencia para volcar nuestros gustos personales y poner en juego falsas competencias, que es a mi juicio lo que hace Florit con sus comparaciones.
Para terminar habría que señalar que Andrés Florit esta vinculado a uno de los talleres más interesantes que hoy en día hay en Santiago. La antología impecablemente editada por Guido Arroyo así lo certifica. Entonces no habría que confundir las sesiones de los talleres de Santa Rosa, donde sin duda hay críticas y recomendaciones de lectura, con escribir un comentario público acerca de una obra de un poeta que merece a los menos, un poco más de seriedad y prolijidad a la hora de ser comentado.
(1) Eso vale sobretodo para Julio Espinosa Guerra que ha tenido comentarios desafortunados respecto a los premios de Javier Bello obtenidos en España, que a mi entender han sido ganados en buena lid ; dejando de lado el libro que es lo que realmente importa. Es decir se ha vestido de comisario de los premios que se dan en España a los poetas chilenos, cosa bastante reprobable.