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El espectador sin espectáculo

Damaris Calderón
Publicado en La Gaceta de Cuba N° 5, La Habana, 1997
Tomado de Diario de Poesía, N°44. Verano 1997/98


.. .. .. .. ..

Dos muchachas -dos caballos corriendo- torsos adelante belfos que rompen ramas ancas que crujen. CORRER CORRER CORRER a la estación vecina. CORRER CORRER CORRER como si las azuzaran perros que no las azuzan.

-Un cántaro de leche -dijo Pep- mi infancia es como un cántaro de leche. Humeaba. Se quebró. Mi madre mecía una cuna y entonaba una canción con el pie.
Con el pie le daban a Emiliano, le reventaban el hocico. Lo ataban por detrás para que "cantara". Y cantábamos bajito, haciéndonos cosquillas bajo las sábanas para que no nos oyeran los demás. Hasta que llegaba mi padre y se pasaba una mano por los ojos.

-Por los ojos no, por la visera.

Mi padre tenía una visera que impedía mirarle a los ojos. Como el caballo que amarraba todas las noches junto a la cama para que no pudiera CORRER CORRER CORRER como nosotras, dos muchachas -todavía no, dos niñas-, con las rodillas peladas girando en redondo al fondo de la pieza.

-Amárrenla -dijo el de la visera-. Clausuren las ventanas.

Como si fuera posible hacer algo más que ir dejando las cosas detrás y CORRER CORRER CORRER CORRER.

-Eso puedo olvidarlo -dijo Pep- lo que no sé es si puedo sobrevivir.

PIE: Extremidad de cualquiera de los dos
. . . .miembros inferiores del hombre que sirve
. . . .para sostenerse o andar. Parte análoga y
. . . .con igual destino en muchos animales.

Estas son tus dos manos.
Y ésta tu cabeza.
Y éste tu tronco -dijo como afirmándome.
Y éstos tus dos pies.
Y ya no pude tenerme en pie.

Cuando me olvido que soy dos
lloro por mí toda la noche.

Pep era demasiado grande antes de que la sujetaran a los barrotes de la cama.

DE LA DIGNIDAD DE LOS OFICIOS

El jardinero corta flores, el verdugo cabezas.
El cerrajero hace llaves maestras, el ladrón prueba su ganzúa.
La madre carga a su hija. Los sepultureros cargan muertos.
Los pescadores atraviesan mares. Las balas atraviesan corazones.
El dentista hace abrir la boca. La prostituta abre las piernas.
Los herreros aherrojan las bestias
para que no se vayan por el camino equivocado.

-Y dijo Pep: Cuando algo te duela, no lo apartes.
. . . . . . . . . .Húndelo en ti, cantando,
. . . . . . . . . .como se hunde la moneda en el fondo del río.

A las deidades del cielo se les inmolan ani-males con la cabeza mirando a lo alto. A las del infierno, con la cabeza mirando hacia abajo. Eso dijo y lo hizo (me hizo) doblar la cabeza.

Emiliano, el tercero de nosotros -cuando éramos tres, si llegábamos a ser tres- tocaba la flauta como una navaja. Por eso dicen que se hizo asesino.

Cuando a Pep le levantan el vestido, yo puedo oír los ruidos y las fricciones más amargas que sobadas de abuela. Y cuando el vestido se queda solo, yo sé que sufre de cosas que ni siquiera el viento se atreve a repetir.

. . . . . . . . . .Con zumo de naranja.
. . . . . . . . . .Con ramas de albahaca.
. . . . . . . . . .Con miel y cascarilla.
. . . . . . . . . .Con el Sagrado Corazón de Jesús
. . . . . . . . . .se limpian los males
. . . . . . . . . .de esta casa CERRADA
. . . . . . . . . . . . . . . . . .. .SIN ESPIRITU.

Rayan el cielo, lo podan, lo recortan.
Pero entre los barrotes el cielo crece como pasto.
Se expande sin pudor. Mancha las sábanas.
Azul azul para pavor de las enfermeras.

Igualita a su padre -me dicen- con los mismos hermosos dientes de caballo.
Y al río nadie (ni mi padre) lo puede sujetar.
Y trae botellas, corchos, juramentos de amantes, cartas, ahogados y otros desperdicios que esperamos con júbilo.

La cabeza inclinada.
El torso adelante.
Y las piernas que marchan
en dirección contraria.

Húsar:
algo que ni Pep ni yo llegaremos a ser.

Y cuando seamos tres (si llegamos a serlo)
Emiliano andará por las azoteas.

Las palomas picotean el tendido eléctrico.

Cables de alta tensión.
Huesos que duelen
. . . . . . . . . . . . . . juntura
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . con
. . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . juntura.

Me alejé de mi casa.
. . . . . .PERDONAME.
Me alejé del corazón del hombre.
. . . . . .PERDONAME.
Olvidé la respiración de mi hermana.
. . . . . .PERDONAME.
La parra de mi abuelo, el sillón de mimbre.
. . . . . .PERDONAME.
Ya no soy digno.

A los mares les faltan afluentes.
A mis manos les sobran ríos

Y vi que era hermosa vida aquella
la que se sostiene sobre dos patas.

Como los flamencos. Pep apenas se apoya en
un pie y danza inmóvil. Como los flamencos.

A Pep la despojaron hasta de los pronombres posesivos.

Fui
. . lo
perdiendo
. . .. . .todo
. . ... . . .. .poco
. . ... . . . . .. . .. .a
.. . . .... . ... . . . . . .. poco.

Las cosas pierden su peso. Las puertas pierden los goznes.
Las ventanas ya no se apoyan en los marcos.
Los rostros no se apoyan en las ventanas.

Cuando sacaban los muertos en carreta era como una fiesta de domingo.
Repicar de campanas. Rechinar de las ruedas. Y la cara jovial del cochero, que avanza, pese a todo:
. . .. . .Por mi se va a la ciudad doliente
. . .. . .por mi se va al eterno tormento
. . .. . .por mi se va tras la maldita gente
.

Escucho a los insectos y a los hombres
con la misma
. . ... . . . .. . .perfecta
indiferencia.

Cuando yo me hundo en tierra, Pep brota.
No somos avestruces aunque pasamos todo el día con la cabeza metida en la arena.
Hacer agujeros es nuestra forma de avanzar.

Avanza, avanza el pie

La poesía
no comunica.
Las palabras
no comunican.
El lenguaje
es una tercera persona.
Extinguirse.
Hacer las maletas
-rápido-
antes de que la noche
te sobreviva.

Envenenarse con los mares del sur.
Y ser un extranjero
que no busca otra cosa
sino un lugar donde poner los pies.
Pero cuando se ponen los pies desaparecen los caminos.
El tiempo escribe en ti sus pequeños apuntes.

ELPIDES
Con la próxima helada.
Cuando los pájaros emigren.
Tal vez el año próximo.
Una ventana.
. . .. . .Recostar la cabeza en ella
como si ese verdor fuera posible.

Santiago de Chile, 1997

 

_______________________________
Damaris Calderón nació en La Habana en 1967. Vive actualmente en Santiago de Chile. Publicó Con el terror del equilibrista (1988), Duras aguas del Trópico (1992)y Guijarros (1994).



 

 

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Damaris Calderón
Publicado en La Gaceta de Cuba N° 5, La Habana, 1997
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