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Bajo el letrero luminoso
Lumpérica. Diamela Eltit. Seix Barral, 2008, 227 páginas.
Por Patricia Espinosa
Las Ultimas Noticias, Jueves 15 de Agosto de 2008
1983 fue el año en que en Chile se consolidaron las protestas contra la dictadura, en que se levantó la censura previa para la edición de libros y en que Diamela Eltit publicó su primer libro, Lumpérica . Ahora, veincinco años después, esta casi mítica obra vuelve a ser editada, generando la operación de rescate una inevitable pregunta: ¿conserva aún el libro la potencia subversiva que lo convirtió en uno de los hitos de la narrativa chilena de la década del ochenta? La respuesta es tajante: sí, plenamente.
Aun cuando, en términos generales, puede ser catalogada como novela, Lumpérica juega de manera continua con los géneros literarios y otras disciplinas expresivas: una escritura en la que conviven prosa y poesía con recursos del teatro, la fotografía, el cine. Además, hay en ella un permanente cruce entre ficción y no ficción, con personajes que dialogan incesantemente con la historia chilena mientras el relato da cuenta del contexto represivo y del abandono y la soledad de quienes han sido desechados por el sistema. En más de un sentido el libro puede ser calificado de neovanguardista, pues destaca tanto por su experimentalidad como por una conciencia antidesencanto, a pesar de la ruina que retrata.
La novela está protagonizada por L. Iluminada, una mujer que vive en una plaza santiaguina junto a un grupo de marginados denominados “los pálidos”, que configuran una escena de convivencia perturbadora en medio de una urbe que los ignora y que también pretende su aniquilación. L. Iluminada es una paria que ejemplifica la exclusión, el dolor, la angustia, el miedo, el desajuste mental y lingüístico. Expuesta sin cesar al letrero luminoso que domina la plaza durante la noche, L. Iluminada vive la caotización del habla, la imposibilidad de articular un orden, porque la devastación de su entorno es total. Diamela Eltit se hace cargo políticamente de la historia: aborda el contexto social desde lo ínfimo, lo residual, derribando el estereotipo propuesto por el discurso oficial.
Lumpérica no sólo constituye el inicio de la vasta e impecable obra narrativa que Eltit ha desarrollado hasta hoy: además prefigura y determina la instalación de una estética y una política de la marginalidad, de los bordes habitados por individuos acallados por la represión permanente, exiliados de cualquier posible lugar. El gran valor de este libro, leído veinticinco años después de su publicación original, es que, si bien se liga a las circunstancias políticas de los ochenta, también se autonomiza y funciona como un testimonio del Chile de hoy e incluso de la actual Latinoamérica. El presente y sus estrategias de vigilancia y control, así como el influjo de un sistema económico injusto, se han radicalizado: los grupos marginados son cada vez más amplios y desoídos, sea quien sea el poder de turno. Así, L. Iluminada y “los pálidos” siguen circulando por ahí, acosados por el ánimo fumigatorio de alguna cabeza enferma.
Lumpérica es una tremenda, rebelde y hermosa –sí, muy hermosa– novela. Un libro no sólo iniciático, sino sobre todo fundamental, en la trayectoria de Diamela Eltit, hoy reconocida como una de las más grandes narradoras e intelectuales latinoamericanas.