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"No más Tadeos", un volumen de entrevistas a Osvaldo Lamborghini

Por Demian Paredes

Publicado en Página/12. 2 de mayo de 2021



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Mucha agua corrió bajo el puente desde que aparecieron El fiord (1969), Sebregondi retrocede (1973) y Poemas (1980), los tres únicos y delgados volúmenes que vio en vida publicados Osvaldo Lamborghini. Desde entonces, y luego de su muerte, ocurrida en 1985, pese a la repetición de aquellas figuras típicas –o lugares comunes, sin más– del “escritor secreto”, “maldito”, “marginado”, “clandestino”, Lamborghini fue constantemente recuperado y reivindicado, manteniendo y aumentando el interés por sus obras: desde una primera edición de novelas y relatos a cargo de César Aira, en un volumen que luego tendría una nueva edición, bajo sello multinacional, ampliado a dos tomos, además de una edición de poesía y de la novela inconclusa Tadeys; pasando por la consideración de la crítica: Josefina Ludmer, Héctor Libertella y Nicolás Rosa, entre otros nombres; teniendo su biografía en una obra-hito de 2008, cercana al millar de páginas, de Ricardo Strafacce —a la que se debe sumar La novelita triste de Osvaldo Lamborghini, breve ficción de crítica-homenaje del biógrafo a una obra que, por el momento, se considera perdida. Hay que agregar el haber sido incluido en la publicación de la Biblioteca Nacional de la edición facsimilar de Literal, la revista en la que Lamborghini escribió y fue parte de su Comité de redacción en los dos primeros de sus tres números, junto a Luis Gusmán y Germán García; recuperado en  Palacio de los Aplausos, obra conjunta con Arturo Carrera, y en  Una nueva aventura de Irene Adler, junto a Dodi Scheuer. Además: las exposiciones de sus dibujos y collages  (fotos de revistas “intervenidas”) en museos de España y Argentina —aquí, en 2019, en Proa, con curaduría de Daniel Link; las apreciaciones de Roberto Bolaño, publicadas en el volumen de misceláneas  Entre paréntesis, sumamente impresionado ante Tadeys  (“De pocos libros puedo decir que huelan a sangre, a vísceras abiertas, a licores corporales, a actos sin perdón”). En suma: editado y publicado, leído y estudiado, difundido y apreciado —¿también “plagiado”?—, Lamborghini pareciera nunca haber dejado de estar presente, así sea como “minoría”, de una forma u otra, en la cultura y la literatura, sea como obra de “contracanon”, “cara oculta”, “lado B” o “marginal/marginada”. Baste pensarlo, además, como un autor de una “familia literaria” que funda él mismo junto a Aira y Alberto Laiseca, incluye a otros autores “delirantes” como Perlongher y Copi, y a las más recientes novelas de autores jóvenes como Michel Nieva, el Sanmierto de Emilio Jurado Naón, y Las brigadas  y  Las máquinas orientales –sumamente osvaldolamborghinianas– de Ariel Luppino.

A este universo se suma  Osvaldo Lamborghini inédito  (2019), compilación de manuscritos, dibujos y collages, y ahora el flamante  No más tadeos (Ediciones seré breve), volumen de entrevistas completas, encuestas, un poema, y media docena de textos aparecidos en revistas de la época, no publicados hasta la fecha.

Compilado y anotado por Eduardo Ainbinder,  No más tadeos permite acercarse a las intervenciones de Lamborghini en la prensa y revistas, desde su primer libro hasta entrada la década de 1980. Comparado entonces por Oscar Masotta como un “impublicable” para su época, tal como lo fue diez años antes “La narración de la historia” (1959) para Carlos Correas, Lamborghini explica a  Persona en qué consiste  El fiord: “Se trata de un texto de 15 páginas, escrito en español, y con una proposición casi ‘clásica’ de escribir con todo el lenguaje; el resultado, como generalmente ocurre, desborda el propósito inicial. En cuanto avancé en su escritura, me di cuenta que el texto observaba una conducta perversa respecto al lenguaje. Ahí yo estaba exorcizando cientos de consignas sindicales y políticas que para mí ya habían perdido todo significado, al mismo tiempo que vomitaba mi propia alienación como integrante de una sociedad que nos obliga a disfrazarnos para sobrevivir”. Un año después, en 1970 en  Los Libros, aparecen sus respuestas a una encuesta. ¿Cuál fue “el mejor libro del año” 1969? Contesta: “Sin ninguna duda,  Boquitas pintadas. Con la obra de Manuel Puig, la supuesta función ‘expresiva’ del lenguaje literario y la variada gama de ilusiones al respecto, sufre un golpe verdaderamente ‘crítico’.  Boquitas define un campo, señala un punto de ruptura: estamos ante un modelo de sintaxis mayor donde nada nos es ‘comunicado’, salvo nuestra propia presencia como soportes vacíos de todas las determinaciones que nos hablan”.

Una joya de  No más tadeos  es una nota de Jorge Di Paola —otrora joven tandilense de la muchachada amiga de Witold Gombrowicz— en Panorama, en 1973, anticipando la inminente publicación de  Sebregondi retrocede. Allí, escribió Di Paola, “no se lee un monólogo sino un diálogo. Por eso, se superponen diferentes retóricas, que rumorean entre sí. Como también es un museo inusual, las alusiones y las parodias son frecuentes, o más bien incesantes. Hay frases ya escritas por otros autores, o tonos reentonados (el acento gombrowicziano de la página 48, la narración policial de la 49/50, el eco de Poe en la 28, el tango, el grotesco, el gauchesco, Dostoievski, la experiencia freudiana)”. En esa nota Lamborghini, además de comentar su ingreso al proyecto  Literal —y la escritura y publicación allí de diversos textos sin firma, sumido en el espíritu colectivo—, define a Sebregondi como una “ficción teórica”. Un año después, también en  Panorama, en un pequeño recuadro que pregunta “¿En qué andan los escritores argentinos?”, Lamborghini explica y anuncia algo que no se dará: “Bajo el sello de ediciones Literal, en estos días aparece mi tercer libro, Tadeys, un falso poema, así como  El Fiord  fue, en su momento, un falso relato, así como  Sebregondi retrocede fue una falsa (carguemos la mano) ‘novela experimental’”. El tercer libro será finalmente, varios años después,  Poemas, con Ediciones Tierra Baldía, y Tadeys un póstumo inconcluso.

El 21 de febrero de 1976, en la sección “El mundo de los libros”, de  La Prensa, se publican más postulados/explicaciones de Lamborghini: “La vanguardia es la parodia crítica de la tradición. En Sebregondi y en  El Fiord se juega a inventar una relación de necesidad entre (por ejemplo) ‘La refalosa’ (Ascasubi) y En la masmédula (Oliverio Girondo). Los tiempos de la literatura riman, pero como asonantes”.

Acceder a todos estos textos —o mejor: a estas voces— de Osvaldo Lamborghini, además de permitir  resituarlo históricamente, rever o revisar su “posición” y creatividades en el campo literario de la época, permite pensar también qué y cuánto de lo que produjo es tan leíble (¿legible?) como “in/imitable”. Su vigencia, validez, actualidad, sentido: escribir para qué, con qué, por qué (y cómo), en lo que es una insubordinación al statu quo: a las leyes del mercado y las instituciones del “bien decir”, a sus lenguas permitidas y establecidas, ordenadas y compartimentadas, priorizando por el contrario la libertad del juego y la experimentación; más en concreto, una serie de irreverentes imitaciones a los “modelos” (jergas) del lenguaje, en monumentales parodias, parafreaseos y cruces constantes con estos; entre tradición y ruptura –generando una particular y propia música–, entre las pulsiones de lo sexual y los lapsus del inconsciente, por medio de una imaginación “desbocada”, fragmentada y rebelde, “agria” y “ácida”. Un juego de roces, choques e híbridos, que, según parece, continúa apareciendo en buena parte de la literatura hoy.



 



 

 

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