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La matriz del cuesco: sobre Paltarrealismo (Cinosargo 2014) de Cristóbal Gaete
Por Daniel Rojas Pachas
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La escritura como tajo es lo que heredamos de Lamborghini, una herida que expone el hueso en la pierna lacerada de Stroppani . El niño proletario y su muerte es determinante a lo hora de desnudar las relaciones de poder en nuestro continente, ahorcado como un perro, el collar de alambres que da muerte a Stroppani como en los casos de algunos ejecutados, me hace pensar en el collar que el anfitrión de la velada regala a su mujer: un collar de cuescos de palta de exportación. A la vez que era collar, por su forma ajustada, era cadena para arrastrarla como un animal. A primera vista no se podría calcular cuantas paltas se gastaron en ese collar.
La consigna es simple, el pintor/exportador/escritor: probó la escopeta de su padre; el viejo le había dicho alguna vez: para un mal animal, para un mal peón, para una mala mujer. Y su mujer y su hija eran un poco de las tres, malas mujeres dominadas por su espíritu de animales, que debían trabajar de esposa e hija y comportarse modélicamente.
En paltarrealismo como bien señala Jaime Pinos, asistimos a la parodia del fundo país. Nos sumergimos en un universo en que el verde pastoso te aplasta e inunda toda relación de vasallaje, el habla y la configuración social del fundo, imagen a escala de toda provincia dentro de nuestro propio país, Chile, una gran herida, un tremendo tajo en la pierna del continente, de cualquier modo, no es el hueso lo que sale a flote bajo la luna joyesca, es el cuesco lo que queda a sangre viva, mas como dice la mujer del pintor/exportador/escritor mientras yace desnuda luego de engañarlo y reafirmar la falta de hombría del prohombre, pintor ahogado en calor, en una fiebre erótica e incompleta/ exportador que nunca había salido a ninguna parte, jamás fuera del árbol, del palto/ escritor de westerns, el único enajenado en el país en hacerlo, no hay nada dentro del cuesco de una palta, nada.
Sin embargo, dentro de la matriz de paltarrealismo de Cristóbal Gaete, subyace una poderosa apelación a las desviaciones del poder y las frustraciones de quien se erige como su promotor, pienso en el prólogo de Burroughs al almuerzo desnudo, allí el norteamericano revela las razones del poder que la droga ejerce sobre los yonquis, se trata de tener al otro siempre hambriento, sobreexcitado, tener a todos enganchados, en paltarrealismo es igual, son las paltas y sus combinaciones con las pasta o la coca las monedas de cambio, y pienso también en el personaje innominado de Lamborghini que observa con regocijo y con las manos en la cintura a sus peones desde esa construcción que es como un gran falo, rememorando la tortura de Stroppani y su temprano conocimiento del abuso. El pintor/exportador/escritor, parodia del poder, es marginado de sus pares por una dudosa sexualidad, es burla de los vasallos que toman su vino y acceden al cuerpo de su mujer, conocemos en retrospectiva al adolescente cruzado por la frustración de no alcanzar los placeres que si gozan los desposeídos en sus juegos infantiles, todos fantasmas que atormentan al poderoso, eso es lo que el cuesco guarda una vez que la mano callosa raspa la superficie de la palta, le quita la barba, las costritas blancas que manifiestan en el exterior la falla del interior.
FIL Lima 2014