“La filosofía de vida de Marla era que podía morir en cualquier momento. Decía que la tragedia era que no moría.”
El Club de La Pelea
David Fincher
Todas vemos pasar el tiempo y es incontrolable. Todas tenemos que nacer para morir. A nadie se le ha revelado ni fecha, ni lugar ni hora. Marla, en El Club de La Pelea, la tenía clarita: morir en cualquier momento, como debe ser, como le pasa a todo organismo. Luego, la tragedia para ella era que no moría. Contradictoria situación de vida o de muerte. Según una poeta de los 90 la vida era sólo muerte, pero al revés y viceversa. Bajo ese planteamiento el amor era de igual forma sólo odio al revés. Para Freud, existe la “Pulsión de Muerte” o “Tánatos”, “corresponde a un principio fundamental de lucha y desunión”. Para Lacan, “el cuerpo es pensado como consistencia y no como sistema”. Consistencia pues está compuesto de elementos, O sea la consistencia hace al cuerpo, por tanto, la muerte, entiendo, sería el estado de inconsistencia. Nuestra “queridísima” cultura Judea Cristiana, nos implantó la noción de la muerte con un “más allá”; con un lugar, casi utópico, en donde no hay ninguna de las expiaciones, que en vida soportamos. Los vecinos de mi barrio, por otro lado, cada vez que hay un velorio agregan frase tales como: “la delantera no más nos lleva”, “pero si yo estuve con ella en la mañana”, “era re buena persona”. Sin importar el “status” de conocimientos, todas tenemos algo que decir al respecto de la muerte. Ésta ronda, y aunque te metas en un “Bunker de Diamantes”, igual te va tocar, si decide, si es que decide, ir por ti. Angustiante sería, eso siiii, saber el cuando y donde nos tocará. Yo, si lo supiera, asaltaría bancos, bebería botillerías enteras, deambularía sin mirar semáforos, cruzaría las carreteras a ojos cerrados, pero siempre recordando que lo estoy haciendo antes de la fecha estimada y sabida. Conocí a uno, “El Pillo Alexis”, que intentó independizarse, autogestionarse sin la mano de la muerte: el muy merf, se inyectó veneno para ratas y no murió ¡no murió! Pero le quedó su brazo, el ante brazo mirando al sol. Si esta cosa de la muerte se vuelve un tema complicado si no la adherimos a nuestro lenguaje, si no la volvemos parte de la existencia. No en vano la frase dice “nacemos para morir”, “un día más un día menos”. A cada respirada vamos cabalgando hacia ella. En la poesía y en el arte en sí, hay fenecimiento latente, pienso que es por la conciencia de que somos sólo otro tipo de ratas o de bacterias, no vida superior, que se volverá infinita, puede que la obra, la creación, la poesía la partitura el cuento la pintura, se vuelvan en algún día infinitos, pero la cuerpa pensante y deseante naaaaaaaa. La cuerpa debe pasar a otro estado y servir a la naturaleza ¡MORIR!
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No quiero morir sin cicatrices
Donsatula