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CHERNOBYL
O la metáfora de lo Devastado.
Sobre un film de Manguera Riffó
Alter Ego de Donsatula
Por Alexis Donoso G.
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Nada hay para comprender, nada hay para interpretar, “cualquier ruido podrá tener sentido después de esto” [1]. Es lo que nos dice Fernando Pez Era en la contraportada de Chernobyl, ficción de un film de Manguera Riffó convertido en libro y que nos es presentado por La Costra Nostra Producciones.
Diremos que sí, después de Chernobyl cualquier cosa puede escribirse y todo trato de respeto o veneración de la escritura carece de sentido, porque es el sentido mismo el que aparece extraviado en cada una de las páginas o partituras que componen esta ópera sórdida y desencantada. Un sonido y desconcierto que surge de los espacios destemplados y atópicos que se articulan como escenarios de personajes en los que el autor desaparece para dar vida a un guión donde los géneros de lo poético y lo narrativo se enredan hasta el delirio y lo obsceno.
En su texto sobre La muerte del autor, Roland Barthes nos dice que “La escritura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que va a parar nuestro sujeto, el blanco-y-negro en donde acaba por perderse toda identidad, comenzando por la propia identidad del cuerpo que escribe” [2]. De este modo: Roberta, Jane, Brandy, Perverto, Doña Tel, Sr. Vivo, Pequeña neura, Perrito, Menares, Baby, son apodos o seudo nombres de cuerpos a través de los que pasa la trama colectiva y absurda de Chernobil, individuos que se resisten a ser relatados por “Habla”, “Lenguaje” o “Voz” alguna, y que desean ser actores principales de su propia vida, drama, tragedia, relato, film actuado por ellos mismos, y que se encuentra escrito en un tiempo Aquí y Ahora, sobre un tercer Ojo.
En Chernobyl, los fines de los personajes no pasan de ser intransitivos, entonces, no se debe esperar intentos de actuar directamente sobre lo real, sino que por medio de la evasión de una vida que se vive y se (des)narra a sí misma en la ficción y critica ingenua a los tiempos actuales de una sociedad entregada al conformismo y al consumo. Ante un modelo económico inhumano como es el neoliberal, ante un estado policíaco como es el que tenemos hoy en día, Manguera Riffó, describe movimientos que no son el comienzo ni el final de algo. Crudos acontecimientos y arrebatos de callejera violencia donde la camaradería, el amor y el odio también están presentes como salidas de emergencia, sin embargo, y a pesar de esto último, no se logra dar el salto hacia esferas más deslumbrantes y alucinadas, o desbordar los espacios de una disidencia menor, de una caricatura de la rebeldía y la libertad adscritas a la oferta y demanda de productos, objetos de satisfacción del deseo mercantilizado que posibilita una existencia sustraída de la normalidad, exiliada en los antros de la perturbación y los paraísos artificiales del alcohol, la droga y la prostitución.
Ahora bien, Chernobyl no es tan sólo la descripción de un mundo material desgastado y anómico, es a la vez, la inquietud de corazones que babean por las avenidas, las paredes y los suburbios de la invisibilidad social. No obstante, en esta especie de novela/poética/film cinematográfico clandestino, todo se visibiliza mezclado, haciéndose parte de los escombros. Se puede hablar de Chernobyl como si fuese una mujer desnuda, violada y arrojada entre los escombros. De una ciudad devastada o una identidad cultural rota, destruida, “Llena de monstruos y manjares”. Una ciudad que “Está vacía”… Entre “Los escombros” que no se sabe “¿Dónde los van a tirar?” [3], porque todo es escombro y no hay nada más que escombros y desolación.
Si pensamos que el devenir es un asunto desconocido y móvil, la nomadía que se cuenta en Chernobyl es la de los incontados. Sujetos a nada, que forman partes excluidas de la historia más oficial, como devenires anónimos y performativos que reclaman su parte en la otra historia, la de la sensibilidad humana.
En fin, según Deleuze “Cualquier tratamiento especial del libro corresponde a otra época” [4]. Si entramos en Chernobyl como quien entra a un cine, ve una película o un programa por televisión, estaremos cumpliendo con la minima actitud que se nos pide. Aunque se nos advierta desde el inicio que los sonidos, las imágenes, los colores que veremos serán las diversas sensaciones, intensidades de un pavor que siempre ha estado ahí y que nos espera con una música de fondo que no puede ser otra, que la de lo perverso y aberrante.
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Notas
[1] Pez Era, Fernando. Chernobyl. Escrito de contratapa.
[2] Barthes, Roland. Texto titulado “La muerte del autor”. Editado por Libros Tauro, Ed.
[3] Riffó, Manguera. Chernobyl, La Costra Nostra Producciones. Pag. 45.
[4] Deleuze, Gilles. Diálogos. (Gilles Deleuze con Claire Parnet) Editorial Pretextos. Paris 1977, trad. 1980.
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NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA
Alexis Donoso González. Santiago de Chile, 1980. Poeta y ensayista, creador de la extinta Revista Fracturas, ha publicado sus textos en diversos espacios digitales y libros colectivos de editoriales independientes entre los que destacan: Revista Rilttaura, Bogotá, Colombia. Revista Letras Uruguay, Revista Interrupciones, Prometheus y Casquivana de Buenos Aires, Argentina. Fanzine Territorio Cultural, Revista Mapocho, Dos Disparos, LetrasS5, La Caja Nocturna, España y Arieté perteneciente a la sociedad literaria Casa Litterae. En las antologías: Piso Diez, Mago Editores (2005) Chile. Anomalías cinco poetas chilenos, Editorial Zignos, Lima Perú (2007). Nunca Nunca, Micro Editorial Linguaquiltra (2008). Antología Histórica (1997-2010) Diez años de poesía en Balmaceda 1215 (2010). Dêmos (2011) y el plaquette Pequeñu Bu, El viaje y la lengua inventada, Editorial Desbordes (2013). Ha recibido entre otros reconocimientos, el premio Poslit, otorgado por el Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Católica de Valparaíso, Chile. El 2014 publica su libro recolector de poemas Rudezas Delirios & Ternuras por Editorial Desbordes, sello del que es codirector.